Clásico nipón

Alegato antibelicista en medio del aula

La Editorial Nocturna publica ‘Veinticuatro ojos’, de la escritora y poeta Sakae Tsuboi, novela de 1952 antimilitarista y feminista, todo un clásico en Japón

La maestra Hisako Oishi y sus doce alumnos, protagonistas de esta historia.

La maestra Hisako Oishi y sus doce alumnos, protagonistas de esta historia. / Santiago Ortiz Lerín Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

La editorial Nocturna continúa dando a conocer las voces más meritorias de la literatura japonesa, un país del que en los últimos años un puñado de editoriales independientes está publicando cada vez más obras.

Es el caso de ‘Veinticuatro ojos’, la novela más famosa de la escritora y poeta Sakae Tsuboi (1899-1967), tan popular en su país que tras su publicación en 1952 ha sido merecedora de varias adaptaciones al cine, la televisión e incluso de dibujos animados.

Sakae Tsuboi nació en el seno de una familia humilde, lo que le obligó a trabajar desde pequeña en la oficina de correos y el Ayuntamiento de su pueblo natal. Casada desde los 26 años con el poeta dadaísta e izquierdista Shigeji Tsuboi, la popularidad le llegó en plena madurez y puede decirse que su obra ‘Veinticuatro ojos’ apareció en el momento adecuado, con el país aún conmocionado por la reciente II Guerra Mundial.

Porque ‘Veinticuatro ojos’ hace referencia a los ojos de los doce niños pequeños que la joven maestra Hisako Oishi tiene a cargo en una remota aldea de Japón y es, ante todo, un conmovedor alegato pacifista.

De la mano de esta maestra -tan moderna que acude a la aldea en bicicleta, para asombro de los paisanos- seguimos las andanzas de los alumnos de esta clase mixta desde 1928 en adelante, mientras el ambiente bélico aumenta y Japón va cayendo en una ciega espiral militarista.

La buena mano de la escritora japonesa sabe hacer girar la trama de forma gradual, casi imperceptible, de forma que lo que parece una inocente novela sobre la educación en el mundo rural, poco a poco va creciendo en el tono reivindicativo y en la denuncia.

De hecho, no se limita a denunciar la irracionalidad del nacionalismo nipón de los años 30 sino que también aprovecha para reivindicar un papel mayor de la mujer en el siglo XX, todavía lastrado por el machismo imperante, los matrimonios de conveniencia e incluso el ‘desprendimiento’ familiar de las niñas, obligadas a trabajar de geishas para saldar alguna deuda familiar.

Novela antibélica y feminista, también regala una hermosa meditación sobre el paso del tiempo, al estilo del famoso faro de Virginia Woolf. En resumen, una obra engañosamente pueril con un mensaje de calado.

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