Editorial Altamarea

Cesare Pavese: La luna y las fogatas

Fue también su última y mejor novela. Es la culminación definitiva de la poética de Pavese

Cesare Pavese

Cesare Pavese

‘La luna y las fogatas’ es la mejor novela de Cesare Pavese. Resume todos los temas más queridos por el autor italiano: paisaje rural, búsqueda de los orígenes y destrucción provocada por la guerra. Es la culminación definitiva de la poética de Pavese, en una línea que une sus obras anteriores, como De tu tierra, El camarada, El bello verano, Diálogos con Leucò o La casa en la colina.

Fue también su última novela, culminada en noviembre de 1949, pocos meses antes de que se quitara la vida en agosto de 1950 en un hotel de Turín. Por eso cobra también especial importancia ‘La luna y las hogueras’, como testimonio de aquellos temas que siempre atormentaron al escritor y que lo conducirán al último gesto desesperado .

También cobra todo el sentido (todo en Pavese tenía un sentido vital), la cita que el escritor elige para este último libro, dedicado a su último amor, la actriz estadounidense Constance Dowling. Pavese escoge a Shakespeare, a su Rey Lear y escribe: «Ripennes is all»: La madurez es todo.

La historia que cuenta ‘La luna y la fogata’ se desarrolla poco después de acabar la Segunda Guerra Mundial; su protagonista es el cuarentón Anguila, huérfano y bastardo, a través del cual Pavese construye su propio alter ego, regresa a las Langhe , su tierra natal, después de más de veinte en América donde ha prosperado y acumulado un buen patrimonio. De pequeño, Anguila se había criado bajo la adopción de una familia campesina que vive en el caserío Gaminella, cerca de Santo Stefano Belbo. A los trece años, al morir su padre adoptivo, Anguila se traslada a trabajar al caserío Mora, donde entabla amistad con Silvia, Irene y la bella Santina, las hijas del maestro. El protagonista entonces entra en contacto por primera vez con círculos antifascistas. Marcha a Génova, con motivo de su servicio militar y desde allí, para escapar del régimen y de la miseria, emigró a los Estados Unidos, donde amasó una pequeña fortuna. Tras dos décadas en tierras americanas, la nostalgia por la tierra de su infancia y el recuerdo del campo lo impulsaron a regresar a Santo Stefano Belbo.

Sin embargo, han pasado muchos años y una sangrienta guerra mundial y el regreso es amargo: Anguila descubre con pesar que aquel mundo de su memoria infantil ha desaparecido, ya no existe. La guerra ha dejado pobreza, sufrimiento y desolación; la tragedia, en definitiva.

Intentará recuperar su infancia, recordándola junto a su viejo amigo Nuto, como un momento mítico de pasada felicidad, pero esta es contrarrestada por la realidad presente, hecha de dolorosos cambios.

Cesare PaveseLa luna y las fogatas

Cesare PaveseLa luna y las fogatas / JAVIER GARCÍA RECIO

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Cesare Pavese 

Editorial: Altamarea

Traducción: Carlos Clavería  

Precio 18,90 €

Pavese escoge para ‘La luna y las hogueras’, dividida en treinta y dos breves capítulos, la narración en primera persona que transcurre a través de sucesos dispersos, no ordenados cronológicamente. El presente y el pasado se superponen continuamente, unidos por los pensamientos de Anguila que recuerda los hechos del pasado y los compara con el presente para descubrir la desolación. Con esta estructura Pavese subraya la importancia del papel de la memoria, de esa pequeña patria infantil y el deseo ya inalcanzable de volver a aquel tiempo. La infancia, recordada junto a su viejo amigo Nuto, representa ese momento mítico de pasada felicidad, pero esta es contrarrestada por la realidad presente, hecha de dolorosos cambios. De tragedias.

En Gaminella, la finca donde Anguila se crio, vive ahora Valino, un aparcero violento que una noche en un momento de desesperación que alimenta la miseria, mata a su cuñada, a su suegra, le prende fuego a Gaminella y termina ahorcándose. Anguila descubre también la tragedia de las tres hermanas Silvia, Irene y Santina con las que se crio. Una casada con un maltratador, la segunda muerta al dar a luz y Santina, de la que estaba secretamente enamorado, fusilada por los fascistas. Surge aquí la fuerte visión pesimista de Pavese, para quien la vida de todos está dominada por un destino trágico e inevitable. Pese a ello la grandeza de Pavese probablemente resida en esto: en haber sabido transmitir sus tormentos, contradicciones y visión del mundo a través de acontecimientos, trágicos unas veces y de modesta felicidad en otros.

En estas tragedias e imágenes simbólicas se condensa el sentido de la novela, a caballo entre el tiempo mítico de la infancia y la irrupción destructiva de la historia que acaba con la felicidad. El símbolo de este cambio y de la traición al pasado y a la memoria está representado por las hogueras de verano que se encendían en los cerros, que han sido sustituidas por las hogueras y la violencia de la guerra.

Pero aún así resulta fascinante el modo que Pavese dibuja la visión de la luna que marca las estaciones, que separa el día de la noche, símbolo que establece la relación entre la tierra y el cielo. La luna, de ahí el título de la novela, es la que marca el ritmo de ésta, la que observa desde lo alto las hogueras de las fiestas campesinas y las acompaña con su presencia imponente pero discreta, velando, frente a la tragedia, por los campos y el trabajo del hombre.

Al final de la novela, Anguila se va, tal como sucedió con Pavese, pero la partida de este fue diferente. Solo sabemos que Pavese se fue para no volver jamás, luchando entre el pasado y el presente, entre el mito y la historia.

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