Una movilización única contra el mamotreto

No se recuerda en Málaga una respuesta a nivel nacional como la que todavía sigue sumando firmas contra el atentado paisajístico del rascacielos del puerto

Dos profesores de la UMA recordaban el domingo en este diario la gran diferencia entre el vídeo publicitario del rascacielos del puerto, que atenúa sus dimensiones y el impacto visual con brillantes técnicas de maquillaje y perspectiva, y el estudio del impacto visual real, realizado en 2018 por un profesor de la UMA. Quienes piensen que el rascacielos coloca a Málaga en el siglo XXI y no en 1970, que en diez años se asomen al mirador de Gibralfaro.

Dos profesores de la UMA recordaban el domingo en este diario la gran diferencia entre el vídeo publicitario del rascacielos del puerto, que atenúa sus dimensiones y el impacto visual con brillantes técnicas de maquillaje y perspectiva, y el estudio del impacto visual real, realizado en 2018 por un profesor de la UMA. Quienes piensen que el rascacielos coloca a Málaga en el siglo XXI y no en 1970, que en diez años se asomen al mirador de Gibralfaro. / M. Mérida (UMA)

Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

Tras leer el informe de Icomos, el organismo internacional que asesora a la Unesco y adherirse al manifiesto contra el rascacielos del puerto, la última Premio Nacional de Ensayo, la escritora y filóloga Irene Vallejo, señalaba a este periodista hace unos días que actuaciones como las proyectadas en Málaga, en las que las ganancias económicas se anteponen a la propia imagen de la ciudad, no son patrimonio exclusivo de los malagueños.

Y así, ponía el ejemplo de Soria, donde un macroproyecto de viviendas en el Cerro de los Moros (macroproyecto a escala soriana, unas 1.300 viviendas) amenaza con desgraciar el idílico panorama del castillo de Soria y el margen izquierdo del Duero, los dos declarados BIC. Un paraje, por cierto, recogido en 'Campos de Castilla' de Antonio Machado.

Corren malos tiempos para la lírica, también para un Urbanismo respetuoso y civilizado que no diseñe nuestra ciudad al ritmo que marque el mejor postor.

En Málaga lo hemos visto en dos llamativas ocasiones, cuando populares y socialistas, casi siempre tan enfrentados, sumaron sus fuerzas en una Unión Temporal de Partido para que la ciudad se adaptara sin rubor al desmedido proyecto de un promotor y no al revés: primero, con el Hotel de Moneo, que consiguió imponer sus desproporcionadas hechuras y demoliciones en el Centro Histórico, y ahora con el rascacielos del puerto, que si el Gobierno central no lo remedia dejará en un inmerecido segundo plano la ciudad monumental que tanto esfuerzo ha costado realzar.

Eso sí, lo hará con casi todas las instituciones culturales malagueñas en contra y con la oposición de una organización internacional como Icomos, que habla de que degradaría la imagen de Málaga. Y con el rechazo rotundo de centenares de personalidades de toda España que siguen sumándose al manifiesto de la plataforma Defendamos Nuestro Horizonte, en una movilización inédita en la historia reciente de Málaga. Entre los firmantes, el filósofo Emilio Lledó, la historiadora malagueña Elvira Roca, el exdirector del ABC Ignacio Camacho y el dibujante y arquitecto Peridis... y también arquitectos que proyectan rascacielos.

¿Servirá de algo? Lo importante es esta contestación de españoles de izquierdas y de derechas, sin interés económico alguno en el proyecto pero con mucho interés en preservar Málaga de más disparates urbanísticos.

Ya no estamos en 1970. Prolongar La Malagueta para que un rascacielos del montón presida la ciudad es un negocio inaceptable para Málaga.