Crónicas de la ciudad

Marcianos en la antigua parcela de Repsol

El razonamiento de nuestro alcalde del ingente ahorro de CO2 con la construcción de los rascacielos en Repsol se enmarca en el exitoso género de la ciencia ficción

Vista de los antiguos terrenos de Repsol en mayo de 2021.

Vista de los antiguos terrenos de Repsol en mayo de 2021. / Álex Zea

Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

Tanto el futuro rascacielos del Puerto como el decepcionante refrito de Moneo para el Hoyo de Esparteros han contado con la inapreciable ayuda de infografías. Y aunque no simbolicen la precisión matemática, han logrado el objetivo último de encandilar a nuestros impresionables cargos públicos, en perpetua e infantil búsqueda de hitos e iconos para Málaga -en realidad, para sus mandatos-.

Hay que volver a recordar que el jefe del grupo de expertos de la Universidad de Málaga que estudió el impacto visual del hotel catarí, como ejemplo demostró que una de las infografías publicitarias era un 37 por ciento más pequeña de lo que correspondía a la realidad; así pues, preparémonos para un impacto verdaderamente preocupante en nuestra Bahía.

Ahora, calientan motores los rascacielos del Repsol, algunas de cuyas infografías parecen sacadas de Arboria, el mítico reino del príncipe Barin, compañero de fatigas de Flash Gordon, aunque también casarían muy bien en el mundo imaginario de Avatar.

Lo llamativo es que a continuación y sin asomo de rubor, a la línea de la ciencia ficción también se ha apuntado nuestro alcalde, Francisco de la Torre, que desde hace tiempo repite un mantra tan veraz como la lechuza de Harry Potter: a saber, que las torres de oficinas proyectadas en Repsol, al evitar que miles de oficinistas emigren al PTA en coche, ahorrarán tal cantidad de CO2, que superará de forma indecible («infinitamente superior», dijo) a lo que absorba un bosque urbano en esos mismos terrenos donde se construirá.

Es posible que, al igual que a Alonso Quijano le absorbieron el seso los libros de caballería, tanta lectura de informe e infografía fantasiosa sobre los rascacielos hayan terminado por encoger los sólidos conocimientos de nuestro alcalde en Ingeniería Agronómica.

Se los refrescó, en una tribuna de opinión en este diario, Ángel Rodríguez, de Verdes Equo Málaga. Para ello se limitó a emplear los datos oficiales de un serio negociado municipal, el Observatorio del Medio Ambiente Urbano y los del CSIC. Los datos invitan a los malagueños a arrimarse al realismo de Galdós y dejar a un lado las Crónicas Marcianas de nuestro alcalde: En 20 años, los 4.000 desplazamientos diarios de coches que se ahorrarían los felices ocupantes de los rascacielos evitarían cerca de 14.700 toneladas de CO2 a la atmósfera, teniendo en cuenta que en 2035 dejan de venderse coches de gasolina, frente a las 5.820 toneladas si (únicamente) esa zona a urbanizar fuera un bosque... y las 27.760 por no construir en Repsol, claro. En total: 35.580 toneladas (y no hablamos de la parcela entera) frente a 14.700. Menos marcianadas, gracias.

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