Banca

Más de 45.000 malagueños viven en municipios que no tienen oficina bancaria

La banca ha cerrado casi el 60% de sus oficinas desde los máximos de 2008 y ha dejado sin ninguna a 40 municipios. Sus habitantes están a una media de 8,7 kilómetros del punto de servicio más cercano, según un informe del IVIE

Sayalonga, uno de los municipios que no cuenta con sucursal bancaria.

Sayalonga, uno de los municipios que no cuenta con sucursal bancaria. / josé vicente rodríguez. málaga

José Vicente Rodríguez

José Vicente Rodríguez

Un total de 45.425 malagueños residentes en 40 localidades de Málaga no cuentan ya con ninguna oficina bancaria en su término municipal después de que los bancos hayan clausurado desde 2008 casi el 60% de la red de sucursales que llegaron a tener en la provincia, según revela el último «Informe sobre Inclusión Financiera en España», publicado este mes por el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE) y con datos a cierre de 2021.

Estos municipios, que representan el 39% del total de 103 que tiene Málaga, son en general de perfil rural y con un mayor porcentaje de población de 65 o más años. Y son principalmente de tamaño pequeño (la mayoría no llega a los 1.000 habitantes), con lo que el porcentaje de población afectada por este fenómeno es todavía reducido (sólo un 2,7% de los casi 1,7 millones de personas que viven en Málaga). Sin embargo, es constatable el salto en relación al anterior informe del IVIE, de final de 2019: por aquel entonces eran 29 las localidades sin oficinas y 29.300 los malagueños afectados, por lo que en dos años se ha avanzado un 34% en términos de pueblos y un 54% en lo referente a población.

La radiografía arroja unos resultados aún más elevados para el conjunto de España en cuanto a desaparición de oficinas: de los 8.131 municipios que hay en el país, en 4.422 (54,4% del total) no hay sucursales bancarias. En ellos viven 1.555.688 personas (el 3,3% de la población total).

Los bancos, cuando cierran las oficinas, optan en algunas localidades por dejar cajero o, en otros casos, recurren a agentes financieros (personas externas a la entidad que se encargan de ofrecer un servicio operativo básico) o al uso de oficinas móviles (vehículos que recorren los pueblos cada semana). Las patronales bancarias AEB, CECA y Unacc también están firmando acuerdos con Correos para, en los próximos años, garantizar que todas las personas que habitan en pequeños municipios rurales tengan acceso al dinero en efectivo a través de la red de carteros rurales.

El informe (dirigido por Joaquín Maudos, catedrático de Fundamentos del Análisis Económico por la Universitat de València y director adjunto del IVIE) afirma que la accesibilidad de la población a los servicios bancarios es un tema que despierta «preocupación» aunque opina que «menos oficinas no implica necesariamente exclusión financiera». Y alega para ello dos motivos: uno, que ya existen otros puntos de acceso a esos servicios (los mencionados cajeros, agentes financieros, oficinas móviles u oficinas de Correos), y dos, porque también está la banca por internet, cada vez más usada por la población.

No obstante, el estudio reconoce que para determinados colectivos vulnerables (como personas mayores, sin habilidades digitales, que residen en municipios donde no llega la red o que no disponen de dotaciones TIC como un ordenador o un smartphone), no tener una oficina u otro punto de acceso al servicio bancario en su municipio «podría abocarles a la exclusión financiera».

El informe constata que el porcentaje de población sin accesibilidad a los servicios bancarios se va reduciendo conforme se amplía el mapa de la inclusión con puntos de acceso distintos a la oficina. En el caso de Málaga, la cifra de municipios donde no hay oficinas ni cajero es de 26, con una población de 14.000 personas. El nivel baja a 22, con 10.833 habitantes, si tampoco hay desplegado un agente financiero que ofrezca el servicio que antes daba la sucursal (incluido el acceso a efectivo). Y si se profundiza más en el análisis, la cifra de pueblos sin acceso a ningún punto alternativo (oficina de Correos u oficina móvil de banca) cae a 15, con 6.577 personas. Este último caso sería el más cercano a lo que se conoce como «exclusión financiera» y supondría sólo el 0,4% de la población de la provincia.

A nivel nacional, el 1,4% de la población, unas 657.500 personas de 3.230 localidades no tienen ningún acceso a servicios bancarios en su municipio.

El estudio del IVIE, elaborado a petición de AEB, CECA y Unacc, presenta también dos curiosos datos: la distancia que debe recorrer una persona para tener acceso al punto más cercano de servicios financieros desde un municipio que no la tiene y el tiempo necesario para acceder en coche, aplicando para su determinación medias ponderadas a partir de la población afectada. A nivel nacional, la media ponderada es de 7,6 kilómetros y casi 9,7 minutos.

Málaga, por su parte, presenta medias superiores: 8,7 kilómetros y 16,7 minutos. Se da además la circunstancia de que ese tiempo de desplazamiento es el segundo más alto a nivel provincial de todo el país, sólo por detrás de los 31,6 de Lugo y justo por delante de los 15 de Las Palmas o los 14,6 de Baleares. En todo caso, el 99,7% de la población malagueña tiene un punto de acceso a menos de cinco kilómetros de su municipio de residencia y a menos de diez minutos por carretera.

Huelga decir que todo este análisis habla de accesibilidad a los servicios, pero no de su intensidad, ya que no es lo mismo poder acceder en un horario comercial habitual cinco días a la semana a los servicios de una oficina, que unas horas y algún día en una oficina desplazada, o 24 horas a un cajero los 365 días del año.

Cierres desde 2008

Según los últimos datos del Banco de España correspondientes a marzo de 2022, en Málaga se han cerrado 825 oficinas desde los máximos que se alcanzaron en 2008, justo cuando estalló la crisis económica y financiera a partir de la quiebra de Lehman Brothers. Sólo quedan ya operativas 582 sucursales de las más de 1.400 que llegó a tener la provincia en aquella época, con un descenso acumulado del 59%. Los bancos han vuelto al nivel de red que manejaban en 1980, hace 42 años. En España, la tendencia es similar: desde 2008 se ha clausurado el 58%, pasando de 45.707 a 19.015.

Según vaticinan los expertos, la esta dinámica irá a más ya que España tiene todavía una de las redes más densas de la UE-27 teniendo en cuenta el número de habitantes a los que prestan servicio. Así, frente a 3.232 habitantes por oficina en promedio para la UE-27, en España la ratio es de 2.463, siendo la tercera red más densa tras Bulgaria y Francia.

El IVIE añade que en Málaga también hay 1.046 cajeros automáticos situados en oficinas bancarias y otros 163 autónomos (lo que se conoce como cajeros desplazados). Algunos de éstos últimos corresponden a los que se han dejado en municipios donde se ha cerrado la sucursal. En España hay 31.642 cajeros en las oficinas y otros 5.219 desplazados.

Correos y sus carteros darán efectivo

La Asociación Española de Banca (AEB), la Confederación Española de Cajas de Ahorros (CECA) y la Unión Nacional de Cooperativas de Crédito (Unacc) han firmado un protocolo para garantizar que todas las personas que habitan en pequeños municipios rurales tengan acceso al dinero en efectivo a través de la red de carteros rurales de Correos. El acuerdo aspira a dar respuesta a las más de 650.000 personas sin acceso en sus municipios al dinero en efectivo, de forma que no tengan que usar canales digitales.

La AEB afirma que la intención es hacer llegar los servicios bancarios básicos al 100% de los ciudadanos, por lo que están trabajando juntos desde hace tiempo en múltiples opciones para alcanzar ese objetivo en un plazo «razonable». En este sentido, apuntó que Correos tiene la capacidad de llegar a todos los domicilios, incluidos los de la España vaciada, a través de sus 6.000 carteros rurales. Se podrá acceder al dinero en efectivo no solo en las oficinas postales, sino también en las propias viviendas, solicitándolo a los carteros. La CECA añade que hay voluntad de buscar soluciones ante un entorno «complejo y cambiante».

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