Inmigración

Con la boda a las puertas y expulsado de España

La malagueña Soraya Marín, mujer maltratada de 20 años, embarazada de 7 meses y con una niña de 8 meses, iba a casarse en octubre con el marroquí Mounir Bentaher, su nueva pareja y padre de sus hijas, pero ha sido expulsado de España. El caso está pendiente de juicio y Soraya podría tener a su hija sola

La joven embarazada, con su hija de 8 meses este mes, en la Asociación de Vecinos de Lagunillas, donde recibe alimentos.

La joven embarazada, con su hija de 8 meses este mes, en la Asociación de Vecinos de Lagunillas, donde recibe alimentos. / A.V.

Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

Soraya Marín, una malagueña del barrio de la Victoria de 20 años, comenzó una nueva etapa en su vida hace un par de años, cuando volvió a su ciudad natal y conoció a su futuro marido, el marroquí Mounir Bentaher, que hoy tiene 22. 

La entonces adolescente volvía a Málaga tras permanecer seis meses en una casa para mujeres maltratadas de Gijón, después de separarse con sólo 17 años de su primera pareja, «que tiene orden de alejamiento y está a la espera de juicio». 

La malagueña y el marroquí comenzaron en Málaga una relación que en estos dos años ha dado como fruto una niña de 8 meses y esperan una segunda niña, pues Soraya está embarazada de 7 meses. 

Los dos jóvenes empezaron vivir juntos, los últimos 9 meses con su hija en un piso en alquiler de Lagunillas pero el 8 de marzo pasado fue para Soraya Marín, «el peor día de mi vida», pues la policía paró a Mounir y ante la falta de documentación, fue detenido y posteriormente enviado a un centro de internamiento de Algeciras. 

«Al juez le presentamos que tenía oferta de trabajo, el alquiler, el libro de familia, la partida de nacimiento de la niña, la cita que teníamos para casarnos pero lo internaron en el CIE de Algeciras y lo expulsaron a Marruecos», lamenta.

"No tenía por qué haber sido expulsado"

Para la abogada de Mounir Bentaher, «este chico no tenía por qué haber sido expulsado». La letrada explicó que Mounir llegó a España «a los 8 años, jugándose la vida porque la madre falleció y el padre renegó de él». Terminó en un centro de menores y con la joven malagueña inició una nueva vida y formó una familia. «El hijo en común les ha hecho madurar, consigue su piso, está trabajando, aportó la oferta de trabajo...», enumera. Sin embargo, para el juzgado todos estos datos, más la hija y la segunda hija en camino no evidencian arraigo, destaca. 

La abogada recuerda que su representado ha realizado cursos de integración de extranjeros, de español, jardinería y construcción. En la actualidad, el joven trabajaba reformando pisos.

En cuanto a su situación procesal, informa de que la expulsión fue una medida cautelar, ante la que la abogada presentó un recurso contencioso administrativo en el que se pedía, como medida cautelarísima, la no expulsión «por tener arraigo».  

A la espera de juicio

Consumada la expulsión, el caso está a la espera de juicio. Mientras, Soraya y su hija siguen adelante gracias a una ayuda como mujer maltratada, recibe alimentos de la Asociación de Vecinos de Lagunillas y está realizando con beca un curso para trabajar como limpiadora. «A corto plazo voy a trabajar en eso pero me gustaría formarme más», confiesa. 

En septiembre, la malagueña saldrá de cuentas y es muy posible que dé a luz en Málaga sin su pareja, que permanecerá en Marruecos. «Él es una persona con un gran corazón, yo necesito que mi pareja esté aquí porque no tengo a nadie», subraya.

La Justicia española dirá si esta familia puede volver a reunirse y si podrá cumplir su sueño de casarse y criar a sus hijas en España.

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