Crónicas de la ciudad

La torre octogonal de las palomas en Ciudad Jardín

En la calle Presbítero Samuel, casi en el Camino de Casabermeja, sobrevive este veterano palomar, una construcción sin protección arquitectónica en el PGOU

La Torre palomar de Ciudad Jardín, esta semana.

La Torre palomar de Ciudad Jardín, esta semana. / A.V.

Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

El incansable epigrafista Manuel Rodríguez de Berlanga localizó en Comares una lápida funeraria en latín de un tal presbítero Samuel, fallecido en el lejano 958. La lápida, a la que le siguió la pista el también incansable investigador Juan Temboury, fue enviada en 1867 al Museo de Berlín, posiblemente de la mano de Emil Hübner.

En Ciudad Jardín, cerca ya de la barriada de la Alegría de la Huerta, pero asomada al Camino de Casabermeja, hay una calle dedicada a un Presbítero Samuel que quizás sea el mismo de la lápida que emigró a Alemania

En esta calle tan eclesiástica, en la esquina con la calle Juan Breva, encontramos una construcción tan hermosa como curiosa. Porque en el vértice de una terraza blanca domina el territorio una torre octogonal con un par de puertas al pie de la terraza con sendos balcones con verjas de forja. 

Lo llamativo de la torre es que se trata de un palomar. O al menos lo fue en el pasado, pues los antiguos huecos para el aterrizaje y despegue de las aves se encuentran obstruidos por ladrillos. 

Otra vista del palomar octogonal.

Otra vista del palomar octogonal. / A.V.

Recuerdos

Esta sección pudo hablar a comienzos de semana con Alfonso Cuesta, vecino de la zona de 70 años que se ha criado en este rincón de Ciudad Jardín. Alfonso recuerda haber visto el palomar a pleno rendimiento cuando era un niño así como en tiempos posteriores y hasta llegó a entrar dentro de esta estructura, con las dos puertas de ingreso a este mundo tan colombofílico (suponiendo que entre las palomas las hubiera también mensajeras). 

Este veterano vecino de Ciudad Jardín recuerda que fue propietario de la casa un abogado, que la vendió hace muchas décadas por unas 300.000 pesetas, aunque también recuerda que el abogado no fue el propietario original que levantó esta curiosísima construcción. 

Protestas

«Aquí ha estado toda la vida», explicaba Alfonso Cuesta el lunes, al tiempo que le daba una antigüedad superior a la de sus 70 años. Es probable que esta casa palomar se emplazara en un terreno bastante desprovisto de casas, ideal para las palomas. De hecho, cuenta este vecino, hace unos 30 años, las protestas de los vecinos por el exceso de palomas y suponemos, por sus blancas deyecciones, terminaron por clausurar este pionero apartamento turístico para aves. 

¿Contemporáneo del Ciudad Jardín que pronto cumplirá un siglo?, ¿de los años 30? Podríamos saberlo si algún alma caritativa del Ayuntamiento se dignara incluirlo en el catálogo de edificios protegidos del PGOU pues esta preciosa construcción, faltaría más, está desprotegida. 

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