Crónicas de la ciudad

Parque de San Rafael: un regalo verde para Málaga

A falta de pequeños detalles, el precioso Parque de San Rafael recupera esta parte olvidada de la ciudad con lo que más necesita: una gran zona verde

Un rincón del Parque de San Rafael, a finales de junio.

Un rincón del Parque de San Rafael, a finales de junio. / A.V.

Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

Aupados por la ola del éxito turístico, los malagueños tendremos peor calidad de vida si todo el monte, en lugar de ser orégano, se convierte en urbanizable. 

Por eso, hay que felicitar a nuestro Ayuntamiento porque ha aparcado cualquier tentación inmobilaria y no ha desgajado ningún sector del antiguo Cementerio de San Rafael para oficinistas con posibles o cualquier otro desarrollo que ponga puertas al campo y lo achique. 

El antiguo camposanto del batatal, trágicamente vinculado a las barbaridades de la Guerra Civil y también de la Guerra de Melilla, lo entrega nuestro Consistorio convertido en un precioso parque de 68.000 m2, toda una lección de civismo urbanístico frente a los 100.000 m2 de zonas verdes que perderán los antiguos terrenos de Repsol, si comparamos lo previsto en el PGOU de 1983 con el actual de 2011. Nuestro Ayuntamiento, cuando piensa en los ciudadanos más que en los inversores, suele acertar bastante. 

Cipreses veteranos del antiguo camposanto.

Cipreses veteranos del antiguo camposanto. / A.V.

La zona verde de San Rafael integra por fin la pirámide de los fusilados durante la Guerra Civil y la posguerra, la mayoría de ellos perdedores rescatados de fosas comunes, una lección de justicia, humanidad y tolerancia de nuestro alcalde Paco de la Torre, pues el Ayuntamiento de Málaga contribuyó económicamente al monumento junto con la Junta de Andalucía y el Gobierno central.  

También se ha mejorado la protección del Cementerio Judío, para que los parientes del Homo antecessor tengan más difícil el apedrear las tumbas que antes de la reforma se encontraban, literalmente, a un tiro de piedra. 

El Cementerio Judío, más protegido tras las obras del parque.

El Cementerio Judío, más protegido tras las obras del parque. / A.V.

Se conservan los cipreses del viejo camposanto que además de veteranía aportan una sombra muy necesaria y como recuerdo del propio Cementerio de San Rafael, al igual que ocurre en San Miguel, ha sido un acierto conservar parte de la portada principal y el arranque de sus muros.

En la misma línea, se mantiene, muy bien restaurada, la que fuera la cruz que recordaba a soldados muertos en la Guerra de Melilla, nada que ver con la ensalada de lápidas rotas con la que esta sección se topó en 2021

La zona verde conserva la entrada antigua y parte de las tapias.

La zona verde conserva la entrada antigua y parte de las tapias. / A.V.

Por lo demás, el estanque del parque ya se ha convertido en un alborozado recreo para crías de gaviotas y la hilera de ‘estanquitos’ junto a los cipreses que habían sido apedreados -quién sabe si por mismos bípedos dignos de Atapuerca mencionados- están en muy buen estado.

En suma, un parque hermoso, esperanzadora zona de esparcimiento para Málaga sin necesidad de que le caigan encima piezas del ‘Monopoly malaguita’ fuera de lugar. Muchas felicidades. 

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