Entrevista | Juan Carlos Ureta Presidente de Renta 4

"La época de tipos altos será larga; los bancos centrales han visto que no ha habido desplome económico"

"Vamos hacia una etapa económica menos amable pero sin catastrofismos: el crecimiento en 2024 será peor, pero lo habrá"

"Hay más cautela en consumidores e inversores y mayor aversión al riesgo"

Juan Carlos Ureta, presidente de Renta 4, esta semana en la oficina de Málaga, situada en la Alameda de Colón.

Juan Carlos Ureta, presidente de Renta 4, esta semana en la oficina de Málaga, situada en la Alameda de Colón. / Álex Zea

José Vicente Rodríguez

José Vicente Rodríguez

Juan Carlos Ureta (Bilbao, 1956) es presidente y fundador de Renta 4 Banco, sociedad creada en 1986 y especializada en gestión patrimonial y mercados de capitales que cotiza en el mercado continuo español desde 2007. Ureta ha pasado esta semana por Málaga (donde Renta 4 tiene oficina desde hace 21 años) para impartir una conferencia dirigida a ahorradores, inversores y empresarios, repasando también con La Opinión la actualidad económica y de los mercados. Por un lado, está el proceso de cambio de política monetaria de este último año y medio, con subidas de tipos de interés por parte de los bancos centrales y, por otro, una fragmentación geopolítica que está provocando inflación estructural y una elevación de las primas de riesgo a nivel global. Esos procesos llevan a pensar en una etapa de ajuste en la economía y de corrección de los mercados que, a la vez, convive con una economía de alta transformación por las sucesivas oleadas de revolución tecnológica. 

Los bancos centrales han tratado de frenar la escalada de la inflación a golpe de subidas de tipos. ¿Han logrado el objetivo?

Diría que parcialmente. La inflación llegó a niveles del 9% y del 10% en Europa y Estados Unidos y ha caído ahora a menos de la mitad que en el pico. La llamada última milla de la inflación, es decir, la bajada de esos niveles del 3-4% a niveles del 2%, que es el objetivo, va a costar mucho. Se entiende que con el petróleo caro, con las materias primas caras, con la inestabilidad geopolítica, con la ruptura de las cadenas de producción y con la desglobalización, todo son factores que van contra del control de la inflación. Así que yo diría que el objetivo no se ha cumplido totalmente, pero sí parcialmente. No está mal.

Pero a costa del restringir el ritmo de crecimiento ¿Pueden estas subidas de tipos pasarse de frenada y dar lugar a una excesiva contracción en las diferentes economías mundiales?

Hablaría del Banco Central Europeo (BCE) y de la Reserva Federal de Estados Unidos (FED). La realidad es que, por ahora, ha habido una desaceleración económica, pero no se ha entrado en recesión económica. La única economía importante que ha entrado en recesión técnica (y prácticamente muy moderada) ha sido Alemania. Pero el resto de las economías, la norteamericana está vibrante, muy bien de crecimiento. El desempleo en EEUU está en el 3,5% y en Europa en el 6,5%, por tanto, en niveles muy moderados. Quiere decir que la economía no se ha resentido. Se ha desacelerado, pero no ha habido un desplome de la economía, no ha habido una caída grande como algunos pronosticaban. Creo que por ahora, y ya veremos si sigue siendo así, los bancos centrales están haciendo un ajuste monetario que era obligatorio por la inflación, y lo están aplicando de forma relativamente ordenada y graduada. No se puede decir que lo estén haciendo mal. Ya veremos lo que viene, pero la impresión es que no se van a subir más los tipos precisamente porque quieren esperar a ver qué pasa en la economía después de todas las subidas que ya se han hecho. 

¿Cuánto tiempo estarán los tipos de interés en nivel alto? 

El BCE y la FED lo están dejando claro: son para largo plazo. Christine Lagarde, durante el verano, ya puso el símil del avión. Cuando un avión despega tiene que acelerar mucho y una vez que ya coge la altura y la velocidad de crucero, permanece ahí. Se han subido los tipos del 0% al 4,5%, pues ahora vamos a permanecer en esta velocidad de crucero durante un periodo bastante largo. Pero sí podría ocurrir (y creo que es algo que pasará) que el año que viene bajen algo los tipos de interés de corto plazo, los de intervención, si se comprueba que la moderación se modera y si el crecimiento del PIB se baja también. Igual el BCE los reduce del 4,5% al 4%, incluso un poquito más abajo, y la FED americana los baja del 5,5% al 4,5%. Este verano ha ocurrido un tema muy curioso, y es que los tipos de largo plazo, los de 10 años, han subido y hemos tenido, por ejemplo, el bono del Tesoro americano sobrepasando el 5% y el bono del Tesoro español sobrepasando el 4%. Recuerdo que veníamos de tipos próximos a cero. Esta subida de los tipos de largo plazo, en la medida en que también es un movimiento de endurecimiento monetario, puede facilitar a la FED y al BCE que bajen algo, aunque sea un poquito, los tipos de interés de corto plazo.

La invasión rusa de Ucrania ha condicionado la economía en estos últimos años, ¿lo va a hacer ahora el cruento conflicto de Israel en Gaza?

La respuesta simple, sin duda, es que sí va a afectar, pero hay que matizar. Hemos visto que la guerra en Ucrania, que sigue ahí, ha tenido un impacto limitado con la subida del precio del petróleo. El conflicto de Israel también lo tendrá, sobre todo si se prolonga, como tiene toda la pinta de hacerlo. Toda situación de inestabilidad geopolítica lo que hace es subir la llamada prima de riesgo de la economía: se eleva el coste de capital, hay más miedo y cautela y se frena el consumo y la inversión. La pregunta es cuánto afecta. Por ahora, el tema de Ucrania ha afectado en una medida asumible, porque no ha habido un desplome ni un crash ni una hecatombe de la economía. ¿Y lo de Israel? En la medida en que sea una guerra localizada y no coja una escala global, afectará de forma limitada.

« El conflicto en Israel afectará a la economía de manera limitada en la medida en que sea una guerra localizada y no coja una escala global»

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Lamentablemente, vivimos una época donde surgen o se recrudecen diferentes conflictos a lo largo del globo. 

Es correcto. En 2022, con el inicio de la guerra de Ucrania, se formaliza esa situación de fragmentación geopolítica y se acaba con lo que se ha venido en llamar la Gran Moderación, que era una convivencia muy pacífica entre Estados Unidos, Rusia y China, debido al conflicto por Taiwán y al espionaje electrónico y tecnológico. Estamos ya en otro escenario diferente y habrá que buscar un equilibrio diferente a nivel geopolítico también.

Los mercados vivieron un 2022 turbulento y los inversores, imagino, no ganaron para sustos. ¿cómo está siendo 2023?

Ha tenido dos partes muy diferenciadas. Una primera, hasta final de julio, donde los mercados de bolsas y de bonos tuvieron un comportamiento extremadamente positivo basado en la idea, por parte de los mercados y de los agentes económicos, de que al haberse moderado la inflación, los bancos centrales podían volver a poner los tipos muy bajos. Eso, a partir de agosto, se ha visto que no iba a ser así. Los bancos centrales se han encargado de decir muy claramente que va a haber tipos de interés elevados durante un largo tiempo, el llamado 'higher for longer'. La otra cara de la moneda es que, según han visto, el impacto en la economía no ha sido catastrófico, sino moderado, tal y como se quería. Estamos en eso que se llama un aterrizaje suave, como ha dicho el presidente de la FED, Jerome Powell. Los bancos centrales no creen que la economía vaya a entrar en un periodo de recesión o de presión, más bien de contracción gradual pero ordenada.

¿El perfil de los clientes es ahora más conservador? ¿Se apuesta más por lo seguro?

El inversor es más conservador, pero es que, hoy en día, en activos muy conservadores como una deuda al tesoro a un año, o a seis meses, o un bono del tesoro americano a corto plazo, o una deuda al tesoro alemán o español, se están pagando a un 3% o un 4%, que está muy bien. Si tengo un activo muy seguro, muy líquido, y además me pagan ese interés, pues estupendo. El inversor, ante la incertidumbre, tiende al activo más monetario.

Juan Carlos Ureta ha dado una conferencia esta semana en Málaga.

Juan Carlos Ureta ha dado una conferencia esta semana en Málaga. / Álex Zea

Hubo mucho ahorro durante la pandemia, ¿es siempre mejor invertirlo que tenerlo inmóvil?

Ese ahorro se empieza a ir consumiendo poco a poco. Sí creo que la pandemia ha generado una cultura de ahorro mayor. La gente ahora está quitando deudas. El crédito bancario, tanto hipotecario como no hipotecario, va bajando en el sector privado (familias y empresas). La gente es más cautelosa porque ha visto que puede venir un shock como fue la pandemia. Se ahorra más ante el miedo a que venga otra época dura. Pero el excedente de ahorro del confinamiento para la pandemia se va agotando. La inflación también mina un poco la capacidad de compra.

La ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, le pide a los bancos que remuneren mejor los depósitos ¿cómo lo ve? Parece que aún no se ha desatado una guerra por el pasivo.

Creo que los bancos no están tan interesados en captar pasivo porque no saben luego dónde invertirlo con rentabilidad. Como hemos dicho antes, la demanda de crédito solvente ha ido a la baja en los últimos años por el efecto «cautela». Lo que sí está haciendo la banca, y nosotros en Renta 4, es decir al cliente: si usted quiere coger este ahorro e invertirlo en una letra del tesoro, pues yo le voy a dar un 3% o incluso un 4%, dependiendo de cómo estén los tipos. No necesariamente el ahorrador debe buscar que el banco le remunere el depósito sino un activo seguro y, a través de eso, obtener una rentabilidad.

¿Qué nos espera en 2024?

Estamos en un proceso de ajuste de la economía y de corrección de algunos desequilibrios que va a ser largo, aunque no traumático. No va a ser una hecatombe. Cabe esperar en 2024 que la economía se desacelere un poco más a nivel global y español. Probablemente, la economía europea se va a desacelerar y tenderá a un nivel del crecimiento por debajo del 1%. En España, estaremos algo por encima, pero no mucho. Eso va a dejar crecimientos positivos, pero menores a los de este año por factores como la cautela de los consumidores y de los inversores, el mayor coste del dinero y la mayor aversión al riesgo. Vamos hacia una atmósfera económica algo menos amable en la que, además, los programas de gasto público probablemente tengan que ser más moderados porque, claramente, el acceso de los gobiernos al BCE va a ser menor. Puede haber subida de impuestos, lo cual es impopular. Ya se han subido impuestos a la banca y a las grandes fortunas pero llega un momento donde tienes que subirlos a nivel general (por ejemplo, el IRPF) si quieres recaudar de verdad. Ya hemos visto que el impuesto a las grandes fortunas ha recaudado 623 millones de euros. Eso no da para un gasto público muy grande. Puede ocurrir también que el BCE endurezca sus condiciones de financiación a los tesoros públicos europeos, entre ellos el español, y eso dará lugar a una economía menos alegre aunque insisto, con crecimiento positivo.

No parece buen escenario.

Probablemente lo que se genere es una sensación de deterioro, pero todo conduce un poco a eso, sin pensar en situaciones muy negativas o catastrofistas, pero sí peores. No hay que olvidar que en España afecta mucho lo que pasa en Europa y la principal economía europea que es Alemania está bastante tocada, porque es una economía muy industrial.

La economía, por otro lado, está un proceso de alta transformación con constantes revolución tecnológicas como la IA.  

Esa es la otra cara de la moneda. Estamos con el trasfondo de una economía que está en una innovación disruptiva permanente. Es una profunda transformación diaria en todos los sectores. Eso hace que la contracción de la economía no se reparta por igual; las grandes compañías tecnológicas van muy bien. Una cosa es que la economía en su conjunto no crezca mucho y otra que no haya un segmento determinado de empresas que sí van a hacerlo muchísimo porque están bien capitalizadas. Hay otro segmento que, desgraciadamente, va peor porque está demasiado endeudado al subir los tipos y no está en la economía de la innovación. Es una característica que también se dibuja en la economía española. Más importante que hablar de lo que va a subir o bajar el PIB es hablar ya de qué parte del PIB va a subir o bajar. Hay empresas que lo van a hacer muy bien porque tienen buenos balances y están en la innovación y en la productividad. Esas son las dos armas que hay que manejar.  

« Una cosa es que la economía no crezca mucho y otra que no haya empresas que sí vayan a hacerlo: por ejemplo, el segmento de las tecnológicas»

«Las criptomonedas son interesantes, pero aún hay bastante humo a depurar»

Le pregunto por las criptomonedas, ¿es un producto maduro para apostar por él como vehículo de inversión o sólo es recomendable para perfiles de clientes más arriesgados?

El mundo de las criptomonedas es un poco como el Salvaje Oeste, pero ya dijimos que poco a poco se va a ir ordenando y regulando. Ahora estamos a las puertas de la llegada de la regulación de los Mercados de Criptoactivos (MiCA), una normativa europea que ha salido ya pero que entrará en vigor a partir de marzo de 2024. Todo esto se va a ir regulando. Los activos cripto (bitcoin o similares NFTS) ofrecen una alternativa de inversión que ha ido haciéndose en su hueco, aunque por ahora no es muy grande. Es verdad que todavía hay mucho humo en el mundo cripto, porque hay activos sin valor, pero yo soy un creyente de que la tecnología blockchain y cripto, una vez depure y elimine todo eso (hay bastante todavía), va a ser un mundo de creación de valor muy interesante también.

¿Vamos a un mundo futuro sin dinero físico, donde el pago electrónico será la base de la mayoría de los intercambios?

Bueno, ya estamos en ello. Vamos a ese mundo inevitablemente. Es verdad que siempre quedará un residuo de dinero físico, pero el dinero digital se impone. No hay ninguna duda.

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