Sanidad

Un gabinete psicológico ofrece terapia gratuita a 52 familias malagueñas frente al bullying

Hace un año el Centro de Psicología Desirée Infante se unió a la campaña de la Liga ACB ‘Luchamos contra el bullying’ en la que colabora el jugador Alberto Díaz

La psicóloga Desirée Infante advierte que en el 85% de los casos de niños que sufren bullying, son las víctimas las que se tienen que ir del colegio

Desirée Infante junto al jugador Alberto Díaz en el Centro de Psicología Desirée Infante

Desirée Infante junto al jugador Alberto Díaz en el Centro de Psicología Desirée Infante / La Opinión

Arancha Tejero

Arancha Tejero

Desirée Infante, psicóloga sanitaria y neuropsicóloga, asegura que el bullying es algo que siempre le ha «tocado muy de cerca». Su marido en la adolescencia fue víctima de acoso y, el año pasado, su hijo de seis años también lo sufrió. Esa fue la gota que colmó el vaso y ante la que decidieron que debían hacer algo para tratar de ayudar a luchar contra esta «lacra social». Por eso, cuando conocieron la campaña de la Liga ACB ‘Luchamos contra el bullying’, quisieron unirse y colaborar ofreciendo terapia gratuita a los niños y adolescentes que hayan sufrido o estén sufriendo bullying.

Así fue como el jugador de baloncesto Alberto Díaz, aliado con la causa, se convirtió en la cara visible de esta iniciativa altruista con la que el Centro de Psicología Desirée Infante intenta ayudar, tanto a los niños como a sus familias, creando un espacio seguro en el que los jóvenes puedan hablar sobre sus experiencias y recibir el apoyo necesario. «Nos dimos cuenta de que nos faltaba visibilidad, así que cuando vimos que Alberto Díaz se unía a la causa, supimos que era una oportunidad para poder llegar a todas las familias que lo necesiten», explica la directora del centro.

Más de 52 familias

Aunque hace tan solo un año que comenzaron a ofrecer esta terapia gratuita, ya han atendido a más de 52 familias malagueñas. La psicóloga reconoce que han detectado un «auge» y que cada vez son más las personas que piden ayuda. No obstante, aclara que, si bien es cierto que «las cifras se han incrementado muchísimo», no significa que haya más casos ahora, sino que se visibiliza más y ha dejado de considerarse un «juego de niños». «El bullying ha existido toda la vida, pero ahora, por culpa de las redes sociales, se ha visto magnificado. Antes terminaba cuando terminaban las clases, pero ahora el acoso ha traspasado esas fronteras y hace que todavía sea mucho peor para la gente que lo sufre porque ni siquiera su casa es un lugar seguro», explica la especialista, que hace hincapié en cómo las redes sociales han agravado este acoso. 

Lo más importante, y uno de los primeros aspectos que tratan en terapia, es el hecho de que sepan pedir ayuda. «Enseñarles a no tener miedo y a que no se callen», insiste la psicóloga Infante, que añade que lo habitual es que sean niños con la autoestima muy baja, por lo que en las sesiones trabajan también esas inseguridades y miedos que acaban traduciéndose en ansiedad. A este respecto, subraya que, «aunque parezca increíble», este perfil de autoestima baja se da tanto en el acosado como el acosador. 

Perfil del acosado y del acosador

«Parece que el acosador es un auténtico narcisista dispuesto a hacer daño, pero, generalmente, cuando ves su perfil, compruebas que está lleno de inseguridades y miedos, que se traduce en una actitud de pisar antes de que me pisen», explica la experta que, lejos de justificar lo que hacen, advierte que, en muchos casos, «son una víctima más aunque no lo parezca». Insiste en que es tan importante trabajar con la víctima real, como con el acosador «porque al final ha aprendido a relacionarse así y, si no se trabaja con ellos, cuando sean adultos van a seguir relacionándose de esa manera».

Desirée Infante

Desirée Infante / La Opinión

En este sentido, resalta que uno de los principales errores en el abordaje del acoso es que en el 85% de los casos de niños que sufren bullying son ellos los que se tienen que ir del colegio. «Sienten que la sociedad no cambia nada y que son ellos al final los que salen perdiendo. Entonces, muchas veces esa desesperación de no saber decirlo y pensar que no van a tener el apoyo de la sociedad, puede hacer que vean más fácil el terminar con todo que el pedir esa ayuda», advierte la psicóloga, que señala que, en la mayoría de las ocasiones, cuando se atreven a pedir ayuda es porque el acoso lleva muchísimo tiempo implantado y hay una «situación límite» en la que se ven desbordados

No evitar el problema

Por ese motivo, la especialista insiste en la importancia de la prevención y en no esperar a que estalle la situación para intervenir. Afirma que el problema en muchos colegios no es que no se detecte el bullying, sino que no se afronta, o deciden afrontarlo de forma parcial, «tapándolo o intentando minimizarlo diciendo que es cosa de niños que tienen que solucionar entre ellos». La especialista considera que sigue existiendo cierto tabú y que es un error que los centros traten de ocultarlo por miedo a que les haga parecer un mal colegio.

Acoso psicológico

En cuanto al tipo de acoso más habitual, advierte que ya no es tanto físico como psicológico, basado en la ridiculización, las burlas o hacer el vacío a esa persona. «Aunque sigue habiendo agresiones, ha evolucionado a un nivel social y psicológico que se magnifica con las redes sociales», indica la psicóloga. Asimismo, asegura que existen una serie de indicios que pueden ayudar a detectarlo, tanto desde la familia como el colegio. «Suele haber cambios en su comportamiento y el no querer estar en el aula. Hay pequeños indicios como el querer salir muy rápido o esconderse a lo mejor en el baño y no verlo en los momentos de recreo», señala la especialista, que advierte que también puede afectar a su rendimiento académico. 

Desirée Infantes junto al jugador Alberto Díaz en el Centro de Psicología Desirée Infante

Desirée Infantes junto al jugador Alberto Díaz en el Centro de Psicología Desirée Infante / La Opinión

En el gabinete psicológico, además de atender a los niños, presencial y de manera telemática, también ofrecen ayuda a las familias que, en muchas ocasiones, no saben cómo actuar o ayudar a sus hijos. «Les damos unas pautas para que ellos entiendan cómo es el proceso y que al final puedan ayudar al menor y que ellos mismos también puedan ser ayudados, porque para la familia también es algo que les genera muchísima ansiedad», explica la especialista, que insiste en que «nunca es tarde para pedir ayuda». 

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