Foros de debate de La Opinión de Málaga

El tejido empresarial malagueño requiere de inversión para su completa transformación

Representantes de empresas privadas junto al presidente del Círculo de Empresarios de Málaga debatieron, convocados por este periódico, sobre las oportunidades de inversión que ofrece el nuevo entramado productivo que se ha configurado en Málaga y que se ha traducido en un ecosistema donde afloran, sobre todo, empresas de hondo calado tecnológico, inmobiliario y medioambiental

Los expertos reunidos por La Opinión de Málaga demandan nuevos modelos de financiación empresarial que sustituyan a modelos ya obsoletos y que aportarían una nueva dimensión en el tejido productivo de la provincia

El tejido empresarial malagueño requiere de inversión para su completa transformación.

El tejido empresarial malagueño requiere de inversión para su completa transformación. / L. O.

Este miércoles tuvo lugar en la sede de La Opinión de Málaga una mesa de debate de expertos en la que se analizaron los diferentes escenarios que ofrece el ecosistema empresarial malagueño para fomentar oportunidades de inversión en proyectos innovadores y prometedores y cómo las nuevas empresas pueden acceder, asesoradas por expertos, a interesantes inversiones asegurando altos estándares de calidad y potencial de rendimiento.

El tejido empresarial malagueño requiere de inversión para su completa transformación

Curro Rodríguez, de Ly Holding Capital. / L. O.

Málaga en los últimos años ha transformado su ecosistema productivo y empresarial y se ha erigido como un lugar muy atractivo para la recepción de empresas de diferentes ámbitos (sobre todo del espectro tecnológico, industrial, energético, medioambiental e inmobiliario) y un lugar propicio para el desarrollo de inversiones de todo tipo.

El apoyo, la inversión y el crecimiento de estas empresas incipientes que quieren iniciar su recorrido en la capital de la Costa del Sol también fue analizado por los expertos reunidos por este periódico, al igual que el análisis y la estructuración de las diferentes compañías para cada tipo de inversor de acuerdo a sus necesidades y estrategia de inversión.

Acudieron a llamada de La Opinión de Málaga Curro Rodríguez, Global CEO de Ly Company Group & Ly Holding Capital; Francisco Espinosa, CEO de Innventuur y presidente de Uppery Club; Antonio Fernández, presidente de ArmanexT, y Francisco Jiménez, presidente del Círculo de Empresarios de Málaga.

El primer tema de debate fue delimitar el escenario, un nuevo entramado que ha transformado el ecosistema empresarial malagueño.

El tejido empresarial malagueño requiere de inversión para su completa transformación

Francisco Jiménez, del Círculo de Empresarios. / L. O.

Espíritu emprendedor

A pesar de tener un ecosistema empresarial que se ha ido transformando en las últimas dos décadas y media, para Curro Rodríguez, de Ly Company Group & Ly Holding Capital, se está fijando toda la atención en las startups, cuando Andalucía y Málaga «tienen un potencial fuerte en el desarrollo de pymes y micropymes». Para Rodríguez, el verdadero espíritu del emprendimiento y de los emprendedores pasa por «ayudar a convertir esa empresa en grande», y señaló el camino a seguir en un futuro inmediato. «Tenemos que saber qué queremos ser de mayores y coger herramientas como el foco inversor y que las empresas aprendan a dejarse invertir y a ser invertidas y que tengan conciencia de que eso es un valor añadido».

Para Francisco Jiménez, presidente del Círculo de Empresarios de Málaga, la diferencia radica en que «la startup nace con el pensamiento de la escalabilidad y la empresa tradicional nace con la idea de vender un producto y esa tendencia está empezando a cambiar en el mercado malagueño».

Para Francisco Espinosa, CEO de Innventuur y presidente de Uppery Club, el nuevo escenario productivo que se ha dado en Málaga tiene su origen en un triple motivo: «La decidida apuesta institucional por la innovación y la tecnología», y la llegada de Google y la irrupción de la pandemia, que trajo el teletrabajo y con él se adelantó diez años «lo que se podía preveer». Espinosa indicó que ahora la consigna es «no morir de éxito» y se hace indispensable solucionar varios problemas como son el de la vivienda residencial, con el aumento de precios y la falta de suelo para la construcción de las mismas, la alarmante falta de suelo para oficinas y suelo logístico que se extiende por toda la provincia de Málaga que ayuden a las empresas a venir físicamente a nuestra ciudad, y, por último, mejorar todo el entorno, sobre todo el de las comunicaciones (llegada del metro), del Parque Tecnológico de Andalucía (MálagaTech) al que demandan la necesidad de haber construido alrededor un núcleo poblacional que atendiera las necesidades de todos los trabajadores allí desplazados.

Para Antonio Fernández, presidente de ArmanexT, el círculo debe cerrarse: « Primero trajimos empresas, luego empresarios, luego empleados y ahora viene la parte más importante que es atraer la capitalización. Entonces hay que atraer ahora el dinero, y el dinero viene donde tiene confort», señaló.

El tejido empresarial malagueño requiere de inversión para su completa transformación

Francisco Espinosa, de Innventuur. / L. O.

Retención de talento

Fernández citó el ejemplo de varias Socimis (Sociedades Anónimas Cotizadas de Inversión Inmobiliaria) que han sacado a Bolsa en localidades de Marbella y del resto de Andalucía y señaló que uno de los mayores problemas es que las empresas en España y Europa tienen entre un 60-65% de deuda y un 30-35% de recursos propios, cuando en EEUU es justamente al revés (35-65%). «Es muy difícil encontrar inversores y capital para empresas con altas tasas de deuda», comentó.

Dos aspectos importantes en el mantenimiento de este «nuevo» sistema empresarial malagueño es la retención de talento, porque del mismo modo que viene un nómada digital se puede ir si no le satisface la dinámica de la empresa. «Para retener talento tienes que grabar a fuego, sobre todo en el trabajador junior, un sentido de pertenencia a la compañía, que va mucho más allá de lo que se hace en ese momento», comentó Francisco Espinosa. En segundo lugar se citó el conformismo de algunas empresas (sobre todo en sociedades limitadas y las de marcado carácter familiar), que cercena su natural ambición de ganar y crecer en sus ganancias para mantener unas cuotas de ganancias lineales y uniformes en el tiempo. «No solamente hay que formar a los profesionales, también hay que educar al empresario, que si no se adecua a estos nuevos tiempos corre un serio riesgo de quedarse fuera», señaló Francisco Espinosa.

Otra opción comentada por los expertos, como se está haciendo en comunidades autónomas como la gallega o la madrileña, es incentivar fiscalmente (con reducción de tasas o aumento de desgravaciones) a todos aquellos inversores que entren en empresas andaluzas. Con estos mecanismos las comunidades autónomas permiten la atracción al tejido empresarial del dinero local.

Los tertulianos demandaron también mucha más formación financiera para los staffs de las empresas que les ayudarán a tomar mejores decisiones en cuestiones tan estratégicas como las de inversión y reivindicaron la figura del directivo para liderar esos procesos, sobre todo en empresas familiares y sociedades limitadas. «Muchos directores de empresas malagueñas no saben cómo preparar una estrategia de financiación ni de planificación financiera, siendo estos dos motivos por los que muchas compañías mueren en la orilla por no prepararse y no tener anticipación», señaló Francisco Espinosa.

El tejido empresarial malagueño requiere de inversión para su completa transformación

Antonio Fernández, de ArmanenxT. / L. O.

¿Falta de capital humano?

Para Curro Rodríguez la principal diferencia está en que, «un ejecutivo vende productos, un CEO vende su empresa, y el fundador, cuando tiene muchos años, tiene que dedicarse a vender su empresa».

Francisco Jiménez, presidente del Círculo de Empresarios de Málaga, denunció también la alarmante falta de capital humano: «¿Dónde está el capital humano? Está muy bien traer inversores pero se hace necesario generar capital humano» y citó el ejemplo de que en los dos próximos años se van a jubilar más de 23.000 médicos en nuestro país y a día de hoy «no hay recambio para todos ellos entre los médicos más jóvenes», señaló, y añadió que el vivero de profesionales, en este caso la Universidad de Málaga, «se tiene que actualizar en sus cursos y estudios para adecuar lo que se estudia a la actividad que desempeñan los licenciados cuando se incorporan a las empresas», dijo.

Para Curro Rodríguez, otros dos aspectos que aportan valor a las empresas malagueñas en la actualidad respecto a las décadas anteriores es que «ahora tenemos acceso a cualquier tipo de formación a golpe de móvil (Chat GPT en sus diferentes versiones, Inteligencia Artificial, análisis de datos, blockchain, etc.)», y la responsabilidad social corporativa, que se basa en una contribución activa y voluntaria por parte de la empresa con el fin de mejorar el entorno social, económico y ambiental de su zona de operaciones optimizando la situación competitiva y su valor añadido.

Rodríguez citó los ejemplos de su empresa, Ly Company Group & Ly Holding Capital, que está construyendo un orfanato en la República Dominicana con el 30% de sus ganancias y que ejerce esa responsabilidad social, por ejemplo a través de las redes sociales, «para trasladar esos pequeños atajos que hemos sufrido en tantos países, para hacerlo ver a la comunidad que lo quiera escuchar, porque creo que eso también significa un crecimiento para todos», indicó.

Diferencias entre las pymes y las startups

Los datos son muy reveladores: las estadísticas dicen que el 80% de las pymes que se registran en nuestro país (los datos son extrapolables a Málaga) no llegan a los a los dos años de vida, solo una de cada cien pymes aguanta una década de actividad y solo un cinco por ciento resisten un lustro, es decir cinco años, compitiendo en el mercado. Hay que indicar que según las últimas estadísticas, en nuestro país hay cerca de tres millones de pequeñas y medianas empresas que dieron empleo en el último mes de diciembre a cerca de nueve millones y medio de asalariados.

Para los expertos reunidos por La Opinión de Málaga la diferencia entre una pyme y una startup se materializa en lo que se llama su fase emergente. Si un emprendedor se decide a montar, por ejemplo, un pequeño bar o una pequeña tienda, entre costes, tasas, licencias, fianzas, proyectos, maquinaria y empleados se necesitan prácticamente alrededor de 150.000 euros de media para iniciar actividad.

La gran diferencia entre una pyme y una startup es la capacidad de crecimiento que tienen una y otra. Normalmente las pymes no están preparadas para crecer y escalar. Además las startups no tienen unos costes de estructura.

Otra particularidad de la pyme es que si ofrece rendimiento, si funciona, si se le saca rendimiento a ese local y a la capacidad productiva de la pequeña empresa la consecuencia lógica para sus promotores es abrir otro negocio similar, pero eso no se considera ganancia de éxito.