Entrevista | Francisco Moyano Escritor y Cronista Oficial de Marbella

"La esencia de la ciudad ha quedado de lado por la Marbella cosmopolita"

‘Marbella al sol sus rayos quitaba’ es el primer libro de artículos sobre el municipio que el escritor e historiador local publica desde que recibió el título de Cronista Oficial. Antes vieron la luz ‘La costumbre de escribir’, ‘Sin perder la costumbre’ y ‘Calle Ancha’ . Lamenta que vecinos que viven y trabajan desde hace décadas en el municipio y que han formado aquí una familia no se sientan reconocidos en las señas de identidad de la ciudad

Francisco Moyano, con un ejemplar de su último libro. | L. O.

Francisco Moyano, con un ejemplar de su último libro. | L. O. / marcel vidal. marbella

Marcel Vidal

El nombramiento de Francisco Moyano como Cronista Oficial de Marbella, título que recibió el 15 de mayo en un acto en el Palacio de Ferias y Congresos Adolfo Suárez, ha venido acompañado por la publicación de su cuarto libro de artículos sobre el municipio. Tras ‘La costumbre de escribir’, ‘Sin perder la costumbre’ y ‘Calle Ancha’, ve la luz ‘Marbella al sol sus rayos quitaba’, publicado en Ediciones Algorfa, que recoge episodios sobre las costumbres, tradiciones y memorias de la ciudad, especialmente en clave política. «En la Segunda República, el Ayuntamiento tenía 54 empleados. Analizo quiénes eran y a qué dedicaban», señala.

¿De dónde procede el título del libro?

De una canción de la década de los años 30 titulada ‘Malagueña’, del compositor Joaquín Nin. La letra dice ‘Cuando salí de Marbella, hasta el caballo lloraba, que me dejé una doncella que al sol sus rayos quitaba’. Yo he quitado a la doncella y he puesto Marbella. Se trata de una adaptación.

¿Qué pasajes del libro destacaría?

Hay diferentes artículos relacionados con la trayectoria del alcalde Paco Cantos. También de otros regidores, como Ricardo Lucena (veterinario de profesión, mejoró la céntrica calle Peral y habilitó un servicio para limpiar las playas), prácticamente olvidado; o Antonio Lizarza (alcalde en la década de los 60 y fallecido en 2009).

¿Qué rincones de Marbella le inspiran?

Lo fundamental, para mí, es el casco antiguo, que es único. Desde siempre, cuando paseo por el casco antiguo me ha gustado mucho mirar los tejados y las partes superiores de las viviendas. Tienen un encanto y unas señas de identidad propias.

¿Qué libro sobre Marbella no ha escrito y le gustaría escribir?

Hay dos libros que para mí tienen mucha importancia. Uno es ‘Crónica de Marbella’, de Fernando Alcalá (anterior Cronista Oficial). Es un libro monumental, su testamento intelectual e histórico. También es importante otro libro, que se ha reeditado y ampliado, que es el estudio de Francisco Moreno sobre el centro histórico de Marbella. Es una obra fundamental, exhaustiva. Todo lo que prácticamente se sabe sobre la aquitectura y la historia del casco antiguo está recogido ahí.

¿Cómo ha sido la transformación desde la Marbella agrícola e industrial a la turística?

La llegada del turismo y sus infraestructuras hizo que Marbella pasara de ser una pequeña ciudad, con unos 10.000 habitantes a inicios del siglo XX, a otra mediana a mediados de la década de los 60 del mismo siglo con 30.000 vecinos, hasta la última eclosión demográfica de la última década del siglo, que nos lleva a tener a 150.000 habitantes censados. Pero ese crecimiento, a veces descontrolado, no ha estado acompañado de la creación de infraestructuras.

¿No ha sido un desarrollo equilibrado?

Por una parte, Marbella se ha beneficiado desde un punto de vista económico, pero el crecimiento ha ido en detrimento de las señas de identidad propias de la ciudad, olvidadas. La Marbella cosmpolita ha hecho que la esencia de la ciudad haya quedado de lado. No hay conciencia definida de ciudad compacta. Hay mucha gente que llegó a Marbella a trabajar hace 40 ó 50 años y formó aquí una familia y descendencia y aún no tiene conciencia de ser marbellero. Cuando llega el fin de semana dicen que se marchan a su pueblo, como si Marbella no fuera el pueblo en el que viven y trabajan.