Investigación

Secuestro en Marbella: ofrecen 100.000 euros por la información que lleve hasta Jamal

La familia del empresario holandés que fue raptado ante su mujer en agosto de 2020 por un grupo de hombres disfrazados de policías trata de impulsar la investigación para localizarlo

Vehículo en el que Jamal, en la imagen, circulaba cuando fue secuestrado.  | L.O.

Vehículo en el que Jamal, en la imagen, circulaba cuando fue secuestrado. | L.O. / jose torres. Málaga

La familia de Jamal, el ciudadano holandés de origen marroquí que fue secuestrado en Marbella por hombres armados en verano de 2020 delante de su esposa, ofrece una recompensa de 100.000 euros a quien aporte los datos necesarios para localizarlo o saber qué ha sido de él. Según el abogado de la familia, el penalista Javier Muriel, este ofrecimiento trata de darle un impulso a una investigación policial de la que desconocen cualquier tipo de avance, ya que el caso, que comenzó asumiendo la Udyco de Marbella, actualmente está en manos de la Udyco de Málaga y ya ha pasado por cinco jueces distintos, continúa bajo estricto secreto de sumario. «Están desesperados. Son casi dos años y medio sin saber absolutamente nada de él», explica el letrado.

Nadie se ha puesto en contacto con ellos desde que aquel 22 de agosto, sobre las 22.00 horas, dos vehículos cortaron el paso al todoterreno en el que Jamal y su mujer, padres de cinco hijos, volvían de cenar. Fue cerca de la intersección entre la avenida del Prado y la calle París, en Nueva Andalucía, donde el matrimonio pasaba unos días de vacaciones. Los asaltantes, que se identificaron como policías e iban armados y disfrazados como tales, lo sacaron del coche a golpes de culata, lo metieron a la fuerza en otro y desaparecieron.

Nunca más se supo. No ha habido petición de rescate ni un mensaje que pueda arrojar luz a la motivación del secuestro, un cruel silencio que ha llevado a pensar en opciones como un ajuste de cuentas que se fue de las manos o un error a la hora de seleccionar a la víctima. Los investigadores son más partidarios de la primera y de un fatal desenlace. Un informe sobre el caso indica que la policía holandesa vincula a Jamal con el tráfico de drogas en aquel país, un extremo que su entorno rechaza argumentando la ausencia de antecedentes y la trayectoria del cabeza de familia como empresario de la construcción y en la comercialización de relojes de lujo en Dubái.  

La principal vía de investigación de la Policía Nacional se apoya en unas escuchas captadas en una investigación sobre tráfico de drogas y a cuya transcripción ha accedido La Opinión. Los audios, que tomaron relevancia tras la desaparición, fueron grabados el 9 de agosto de aquel año (trece días antes del secuestro) en un coche ocupado por varios hombres que hablaban y buscaban a un «marroquí de holanda» al que no llegan a nombrar, pero cuya descripción coincidía con la de Jamal. Las conversaciones revelan que trataban de localizar a un tipo que tenía el mismo reloj, un Richard Mille blanco, y los mismos modelos de coches de lujo que el desaparecido. Incluso hablaron del Mercedes G Mansory que la víctima conducía cuando lo secuestraron y del que destacaban que su tapicería amarilla era «muy reconocible».

Durante la charla, uno de ellos recuerda que, tres años antes, uno de los presentes en el coche le habló de atentar contra el objetivo por haberlo «mirado mal» en Puerto Banús. La búsqueda les llevó por los exteriores del hotel Villa Padierna, el aparcamiento de la discoteca Olivia Valere y Puerto Banús. También hablaron de que el objetivo tiene un hermano que, como en el caso de Jamal, se le parece mucho y que suele usar sus vehículos. En un momento dado, el despliegue del grupo consigue localizar un Rolls-Royce que podría ser del objetivo y el Mercedes G Mansory con el interior amarillo aparcados, pero no logran localizar al objetivo ni a su hermano.

«Asesinos a los que todos temen»

Apenas unas horas después del secuestro, el mismo vehículo ocupado por el tipo que lideraba la búsqueda en Puerto Banús se encuentra en una calle de Nueva Andalucía realizando labores de contravigilancia. Y al día siguiente, sobre las 16.00 horas, otro varón se sube al coche en esa misma dirección e informa al conductor sobre el secuestro de Jamal. Lo nombra y añade que los autores podrían ser un grupo de franceses que utilizaron dos coches blancos para raptarlo. Pide ayuda al conductor para localizar a su amigo y este le responde que él mismo está conviviendo con unos franceses a los que describe como unos «asesinos» a los que «todos temen» y que han matado al menos a diez personas.

El conductor se esfuerza por aparentar que no sabe quién es Jamal a pesar de que su interlocutor le describe los coches que tiene, los mismos que el primero buscaba días atrás. Le promete que preguntará a los franceses por ese asunto, se despiden y el conductor se marcha a una vivienda cercana en la que dice vivir con los asesinos galos. Esto permite a la policía identificar a algunos miembros del grupo, entre ellos un francés con antecedentes por homicidio, secuestro y atracos. Días después, el 28 de agosto, en una vivienda próxima a esta, dos hombres acceden mediante escalo a otra y matan de un disparo en la cara al morador, un ciudadano francomarroquí. Al día siguiente, la Policía Nacional ejecutó la orden de registro de la vivienda del grupo con el objetivo de esclarecer el secuestro y el asesinato del día anterior, pero los agentes no hallaron nada de interés para dichas investigaciones.

Suscríbete para seguir leyendo