El «Homenaje a Andalucía de Vicente de Espona

Obelisco andaluz en Marbella

Francisco Moyano

Francisco Moyano

La obra monumental del artista plástico Vicente de Espona se encuentra repartida entre Marbella y San Pedro Alcántara. Decía el pintor y escultor, nacido en Valencia, que se consideraba «ciudadano del mundo» pero que su llegada a Marbella había supuesto la «integración en el pueblo andaluz».

A comienzos de la década de los ochenta, el teniente de alcalde Francisco Pedrazuela, líder del grupo político GIM (Grupo Independiente de Marbella), impulsó la instalación de un monumento en homenaje a Andalucía en la zona norte del barrio de Divina Pastora. Se eligió la entonces denominada plaza de Andalucía, posteriormente nombrada de Paco Cantos, alcalde de la ciudad en tres periodos diferentes. El monumento fue encargado a Vicente de Espona. El artista redactó el proyecto, el plano pormenorizado y las memorias técnica, económica y de ejecución y lo presentó el 25 de febrero de 1981. Solicitó por su trabajo un millón ciento cincuenta mil pesetas.

El monumento «Homenaje a Andalucía» fue inaugurado el primero de mayo de 1982. Fue ejecutado sobre un armazón de hierro en fibra de vidrio y poliéster con revestimiento de resina blanqueada y marmolina, con detalles en poliéster y espesante con algunos detalles en latón cincelado.

El monumento gira en torno a un obelisco central de sección cuadrada. En la parte posterior aparecen nueve pilares que representan a las ocho provincias andaluzas y el noveno a España. Para su instalación se utilizó una estructura ya existente, de acuerdo con la idea del artista de aprovechar lo existente antes que demoler. El obelisco mide noventa centímetros de lado en la base y en la parte superior, produciéndose un estrechamiento en la parte media, representando la fusión de las diversas culturas que han consolidado la idiosincrasia andaluza.

Las cuatro caras son planos curvos en tensión y cóncavos, de perfil y sección en línea parabólica. Tiene una altura de seis metros. Se vale de una serie de alegorías plásticas para reflejar en cada una de las caras del obelisco las diferentes culturas que confluyen en Andalucía.

En la primera aparece Tartessos con la representación de un toro ibérico, alusión a la pesca y a la salazón de pescado en la parte superior. La vid representa otra de las fuentes de la economía de la época: la agricultura.

En la segunda cara se refleja la cultura fenicia, con figuras humanas ataviadas con vestimentas púnicas y la reproducción de una deidad fenicia encontrada en la provincia de Granada.

En otra de las caras aparece la fusión de las culturas de Grecia y Roma. Una efigie del filósofo Sócrates por ser el maestro de Platón y Aristóteles. Se representa el símbolo del teatro griego y una abstracción del templo de Atenea en Paestum. De igual manera un legionario romano y un flautista.

La cuarta de las caras es para el hermanamiento de las culturas árabe y judía. Hay una referencia a la arquitectura mozárabe, una rama de olivo como símbolo de paz, la figura de un cambista hebreo con la estrella de David y la abstracción del morisco Mohamed Rabadán que lee un texto referente a la genealogía del profeta Mahoma.

En el monumento se incluye el siguiente escrito: «Yo soy quien mi nombre temen cuantos memoran mi nombre, desde la más baja tierra hasta las más altas torres. A todos los hago iguales, a los grandes y menores, desde el labrador más bajo al emperador más noble».

Con el paso de los años, al igual que ocurrió con la plaza de Paco Cantos, el «Homenaje a Andalucía» se fue deteriorando, considerando además la deficiente perdurabilidad de los materiales utilizados que requieren de cíclicas restauraciones. En esta plaza fue donde el tres de diciembre de 1977 se celebró una histórica manifestación reivindicando la autonomía de Andalucía.

Ante el mal estado de conservación, el Ayuntamiento que presidía José Bernal acometió en 2017 la remodelación integral de la plaza con la restauración detallada de la obra de Espona. A la inauguración asistió Rafael Escuredo y se encontraba presente la viuda de Vicente de Espona, Ana María Muñoz Miró, quien en la actualidad se encuentra tramitando la constitución de la Fundación Espona Carrera, cuya obra, pictórica y escultórica, permanece a la espera de que sea recibida por el Ayuntamiento y pase a formar parte del patrimonio cultural de la ciudad, como era deseo del artista. Recibió, a título póstumo, la medalla de Marbella. El verdadero reconocimiento sería la instalación de su obra en un espacio museístico que, sin duda, enriquecería la oferta cultural de la actualidad.