Opinión | Marcaje en corto

Acabó la 'fiesta' para Unicaja o Marbella FC

Decepción en el Carpena.

Decepción en el Carpena. / Gregorio Marrero

Quien mal anda mal acaba. El refrán les viene como anillo al dedo a equipos de peso en la provincia, no sólo por presupuesto, como el Unicaja de baloncesto o el Marbella FC. Una y otra plantilla ya están de vacaciones, pero sin los deberes hechos.

Ni los cajistas se han colado en la fase por el título, aunque soñaron ayer con hacerlo mientras tuvieron al Real Madrid por detrás, ni los blanquillos han conseguido evitar su segundo descenso en lo que va de año. Dos desastres, dos. A cuál más sonado.

La crisis institucional a vueltas con la financiación de la sección de baloncesto del Unicaja Málaga ha terminado esta temporada por desquiciar a una plantilla descompensada y marcada por las bajas durante muchas fases de la competición. Ni se pudo brillar en Europa, como no hace tanto, ni en ACB se ha obtenido una mínima regularidad con la que pelear por los mínimos objetivos exigibles.

Pero a este suspenso alto hay que añadir el histórico ridículo que ha representado el deambular del cuadro marbellí en esta atípica Segunda B. Después de un verano en el que se le volvió a atragantar la fase de ascenso, la presentación del proyecto de nuevo estadio no tardó en dar paso a uno y otro traspié hasta acabar con el Marbella FC fuera de la pelea por intentar un enésimo asalto a la Liga SmartBank.

Ni los Granero o Juanmi Callejón lograban imponer su calidad técnica en una pizarra que, desde el principio, aparecía desdibujada por culpa del recuerdo a un entrenador que había sido despedido sin apenas ceder derrotas. Aira siempre tuvo sobre su cabeza la alargada sombra del propio Cubillo. Hasta que acabó la primera fase de una campaña marcada por la reestructuración de todo el fútbol español.

El técnico leonés terminó por ser sustituido por Abraham García, al haber consumado un primer descenso a la cuarta categoría nacional (la actual Tercera División). Y, para colmo de males, ayer mismo se cerraba la segunda fase de la competición liguera con un segundo descenso, hasta la quinta categoría. Es decir, en las oficinas del club empezará hoy a elaborarse un proyecto bien diferente al del último lustro.

E igualmente tendrán que reajustarse sueldos y objetivos los dirigentes del Unicaja. La entidad ha sufrido cuantiosos daños colaterales en medio de una guerra que parecían dirimir dos máximos dirigentes, pero a la que se unieron hasta dirigentes públicos autonómicos y provinciales. Con lo fácil que se pueden arreglar las contiendas de puertas hacia adentro...

De puertas hacia fuera, en la otra gran ciudad costasoleña, el borrón y cuenta nueva se antoja bastante complicado. Es suficiente con imaginar que una entidad deportiva con sucesivas inyecciones económicas para alcanzar el fútbol profesional, de repente, deja de jugar esa fase de ascenso de Segunda B que ha disputado temporada sí, temporada también.

Ese sueño para volver a la categoría de plata no sólo se ha esfumado, sino que harán falta al menos tres campañas y otros tantos ascensos consecutivos para poder subir a la Liga SmartBank. Un dirigente marbellí lo resumía nada más terminar el partido contra el Yeclano (3-0) y certificar que la pantomima entre los filiales de Las Palmas y Granada acababa sin goles (0-0): «La fiesta se ha acabado».

Igual es cierto que por momentos sobraron fanfarrias y artificios tanto en una como en otra casa. Hubo errores muy groseros en las direcciones deportivas, sin una pizca de autocrítica posterior, y se descuidaron en ambos casos algo fundamental en cualquier deporte de equipo.

De nada sirve tener en tus filas la mejor pieza del tablero planetario, si después no consigues armar un ejército equilibrado, donde cada peón sepa perfectamente a qué juega el que tiene al lado. Observemos como ejemplo el trabajo de los 100.000 millones de glóbulos blancos que todos producimos a diario.