Opinión | Málaga solidaria

Virginia González Muñoz y Genoveva García Astorga*

Economía social y solidaria: otro modelo es posible

España, entre los 10 primeros países con mayor conciencia social

España, entre los 10 primeros países con mayor conciencia social

"Es necesario crear una economía más humana, más solidaria, capaz de contribuir a desarrollar la dignidad de los pueblos". José Luis Sampedro. Esta reflexión del humanista, economista y escritor español coloca la agenda económica en un paradigma que nos invita a repensar el modelo económico y de relaciones laborales de nuestras sociedades.

Aunque no es un tema nuevo, la Agenda 2030 adoptada por la Asamblea General de Naciones Unidas en el año 2015 establece un plan de acción a favor de las Personas, el Planeta y la Prosperidad, planteando un escenario esperanzador para muchas personas, movilizando así una cantidad importante de recursos y medios y estableciendo alianzas centradas especialmente en las necesidades de los más vulnerables. Si nos sumergiéramos en el estudio de modelos de desarrollo económico desde un enfoque más ambicioso, en consonancia con los Objetivos de Desarrollo Sostenible que la Agenda 2030 promueve, indudablemente nos conduciría por el sendero de la Economía Social donde cooperativas, sociedades laborales y empresas de inserción se dan la mano para formar un sólido tejido de creación y puesta en valor de negocios donde las personas se empoderan, como creadoras de empleo y como trabajadoras, como generadoras de economía y redes, para seguir construyendo una sociedad más justa y solidaria.

Trasladando estos conceptos a datos económicos, la Economía Social es una realidad que representa el 7% del PIB a escala mundial, el 8% de la Unión Europea y el 10% de nuestro país; éstas no son solo cifras abstractas, por el contrario dicen mucho acerca de cómo desde lo local y la economía ciudadana, creamos negocios, empresas y modelos económicos rentables, respaldados por una red de personas con iniciativas e ideas innovadoras que se consolidan y se sostienen en el tiempo.

Así las Empresas de Economía Social contribuyen a establecer relaciones laborales en el marco del trabajo decente y crecimiento económico (#ODS8), afianzar las políticas de igualdad de género en las empresas (#ODS 5), luchar para la reducción de las desigualdades (#ODS10), promocionar una producción y consumo responsable (#ODS12) así como el establecimiento de alianzas sólidas y de cooperación entre todos los actores que intervienen en el proceso (#ODS17).

Queremos destacar un aspecto más de las empresas de economía social: se basan en un modelo de gestión democrático, en las que socio/as participan en función del trabajo aportado, es decir, una persona un voto. De esta forma cada una de las sociedades que se conforman bajo el paraguas de la Economía Social contribuye a la transformación del modelo económico tradicional y vertical.

Prodiversa, desde hace más de una década, ha apostado por las Empresas de Economía Social a través de la creación y mantenimiento de las empresas de inserción, en el marco de su estrategia de crecimiento sostenible y alternativo al modelo económico tradicional, poniendo en el centro de la actividad empresarial a las personas, diseñando itinerarios de inserción laboral y de emprendimiento inclusivos que permitan la creación de empleo de calidad y en igualdad de oportunidades, luchando de esta manera contra la precariedad laboral y las prácticas derivadas de ésta dando oportunidades de empleo y formación a personas en situación de vulnerabilidad o con dificultades para acceder al mercado laboral, en un entorno de crecimiento económico , de justicia social y en concordancia con los retos de la Agenda 2030 de la que nos sentimos corresponsables en su consecución.

*Virginia González Muñoz y Genoveva García Astorga son técnicas del Laboratorio Acompania para la Economía Social y Solidaria de Prodiversa-Progreso y Diversidad