Opinión | Marcaje en corto

La garantía de futuro de tanto talento joven

Mario Saint-Supery debuta con el Unicaja en ACB.

Mario Saint-Supery debuta con el Unicaja en ACB.

Fijamos la vista cada fin de semana en los grandes titulares del deporte provincial y nacional, en los conjuntos que configuran la elite más próxima a nosotros. Pero no escapa a nadie que, con paso lento y en ocasiones bastante seguro, cada vez son más los aficionados que toman la buena costumbre de mirar hacia las categorías inferiores.

Así toman buena nota de los talentos emergentes. Verles crecer a pasos agigantados muchas veces nos proporciona más espectáculo del que nos brindan los propios equipos absolutos a los que aspiran llegar en un futuro cada vez más próximo.

Ya vimos hace mes y medio cómo la plantilla juvenil del histórico Deportivo, jugándose los octavos de final de la UEFA Youth League, abarrotaba con más de 20,000 aficionados (la segunda mejor entrada histórica de dicha competición) las gradas de Riazor.

Y mucho más cerca, esta pasada semana, hemos tenido la buena noticia de disfrutar de un nuevo récord de precocidad en el Unicaja, en la figura de Mario Saint-Supery. El cadete de 15 años, 11 meses y 2 días saltaba a la cancha, a las órdenes de Ibon Navarro en la cita continental de la Basketball Champions League, para disputar los 50 últimos segundos del primer cuarto.

Casualmente, anteayer se proclamaba flamante campeón del mundo de 800 metros el murciano Mariano García, que protagonizaba este mismo espacio de contraportada hace justo tres años. Por entonces, con apenas 21 años, irrumpía en el panorama nacional con un oro en el Nacional en pista celebrado en Antequera. Vino hasta aquí por la naturalidad con la que justificaba cómo empezaba a correr con apenas ocho años: «Me daba mucho miedo un perro que siempre estaba suelto en mi calle. Tenía que entrar en mi casa esprintando y en mi primer cross terminé segundo».

Las peculiares historias de muchos de estos jóvenes con talento tardan en salir a la luz. No obstante, una vez arriba no pocas veces se convierten en ejemplares retos de superación para quienes algún día puedan tratar de imitarlos. Málaga puede presumir asimismo de deporte femenino en mayúscula. Y de hecho tiene en las «panteras» del Costa del Sol al conjunto provincial más asentado, hoy por hoy, en la elite europea.

Como en otras disciplinas, el primer equipo no deja de sumar grandes logros y muchos de ellos no serían posibles sin el empuje de un filial que aporta savia nueva cada campaña. Y ahí también hallamos talento a raudales, incluso en las derrotas. Porque uno echa un vistazo a la ficha técnica del duelo de este fin de semana entre el poderoso Bolaños y el Antequera Costa del Sol y se quita asimismo el sombrero.

Resulta que el filial malagueño viajó repleto de bajas hasta tierras manchegas y logró plantarle cara durante casi todo el duelo a uno de los más firmes aspirantes al ascenso. Y ahí tiró del carro visitante la siempre imprescindible Laura Gil, con hasta siete goles (máxima realizadora del partido). Lejos quedan esos meses en los que la jugadora algecireña, lesionada, se mantuvo fuera de las canchas. Ella también representa perfectamente estos talentos que, de forma callada y con la máxima profesionalidad, piden abrirse paso jornada tras jornada.

La semana recién terminada nos ha deparado más alegrías en el deporte emergente y en femenino. La Universidad de Málaga ha brillado en los Campeonatos de España de Pádel gracias a la plata cosechada por Alba Pérez y Raquel Seguro. Pero es que la propia UMA se ha adjudicado un valioso oro en los Campeonatos Universitarios autonómicos, por medio de la escuadra femenina de baloncesto.

Si tienen ocasión, asómense a esos talentos emergentes. Y disfruten de la pasión y el arrojo de jóvenes cuyo futuro es presente. Que sirva de ejemplo final el tenista Carlos Alcaraz, con todo lo que a sus 18 años ya ha sumado.

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