Opinión | TRIBUNA

María José García, Fadia Battikhi Prados y Alicia Navarro Zurita

La Ley de Garantías y Uso Racional de Medicamentos

Compra de medicamentos en una farmacia.

Compra de medicamentos en una farmacia.

Animados por la convocatoria de la consulta pública sobre el anteproyecto de para modificar la Ley de Garantías y Uso Racional de Medicamentos y Productos Sanitarios, diez farmacéuticos han consensuado y redactado una propuesta de mejora de la mencionada Ley, que harán llegar telemáticamente en las próximas horas a la secretaria de Estado de Sanidad, Silvia Calzón Fernández, seguros de su sensibilidad y buena disposición para aceptar sugerencias, y esperando una respuesta favorable a la misma.

Las propuestas de los farmacéuticos se articulan en doce soluciones de fácil y económica implantación que pueden agruparse en tres grupos de proposiciones.

El primer apartado se refiere a las competencias de estos profesionales en relación con su formación y al papel que desempeñan como primer punto de acceso de los pacientes al sistema de salud.

La titulación de Farmacia es la única que ofrece una muy elevada cualificación a sus egresados en ámbitos tan distintos como Química, Microbiología, Fisiología, Análisis, Salud Pública y Farmacología en todas sus vertientes. Los farmacéuticos integran y coordinan muy bien los conocimientos de estas y otras ramas del saber y los aplican eficazmente para mejorar la salud de la población. Por ello, consideran que todas las políticas nacionales, autonómicas y locales de salud pública deben incluir farmacéuticos.

El control y seguimiento de la medicación de un paciente tiene que realizarlo un titulado en Farmacia por ser este profesional el especialista del medicamento, contando con todos los conocimientos necesarios para detectar interacciones, reacciones adversas y participar en la farmacovigilancia. En este sentido cuando un farmacéutico lleva a cabo la atención farmacéutica o conciliación de la medicación, el resultado tiene una repercusión muy positiva en el paciente, consiguiendo incrementar la necesaria adherencia terapéutica.

Proponemos la creación de equipos multidisciplinares de atención primaria y farmacia comunitaria. Su impulso y desarrollo logra en todos los casos una mayor eficiencia del sistema, aprovechando al máximo el conocimiento que tienen los farmacéuticos sobre el medicamento, el paciente y la proximidad y la accesibilidad sin cita previa ni colapsos en el servicio.

El segundo bloque de propuestas se articula en relación con las actividades que los farmacéuticos españoles deberían realizar, pero que no pueden llevar a cabo por desproporcionados problemas burocráticos o incomprensible constricción legislativa.

Frente a ello debería dotarse plenamente a los farmacéuticos de la capacidad que tienen para sustituir las formas farmacéuticas de medicamentos bioequivalentes, ya que es una de las competencias para las que están totalmente capacitados y que deben poder desempeñar sin cortapisas. De esta forma, se evitan las molestias ocasionadas a los pacientes, quienes actualmente tienen que acudir de nuevo al médico para una simple modificación de forma farmacéutica, y se contribuye con ello a una eficaz agilización de la atención primaria.

Por su amplia formación práctica en laboratorios, debería facilitase que todas las Oficinas de Farmacia pudiesen disponer voluntariamente de un espacio para elaborar fórmulas magistrales, medicamentos cuya dispensación en dosis y cantidades personalizadas ahorran dinero a nuestro sistema de salud. Actualmente, la legislación sobre estos espacios es poco práctica e inviable económicamente para la mayoría de las boticas y esto es algo que se debe corregir.

Es imprescindible que la legislación contemple el establecimiento de herramienta eficaz que facilite la comunicación telemática entre el farmacéutico y el prescriptor sin interferir en su práctica clínica diaria. Esto facilita la resolución de muchos problemas del día a día, traduciéndose en un ahorro de costes al sistema sanitario y en un aumento de la seguridad al paciente.

Sería altamente deseable que los farmacéuticos comunitarios tuvieran acceso al historial farmacoterapéutico de los pacientes para una dispensación con las máximas garantías de seguridad.

Deberían elaborarse protocolos para la dispensación racional de determinados medicamentos para síntomas menores sin prescripción médica, por ejemplo, pomadas para eczemas y quemaduras, ya que con ello se optimiza y agiliza la administración de determinados fármacos, contribuyendo a descongestionar la atención primaria. Este punto se está llevando a cabo con muy buenos resultados en Francia y otros países.

Finalmente, el tercer bloque de propuestas destaca el imprescindible apoyo y trabajo que las 22.000 Oficinas de Farmacia en España realizan día a día como puntos estratégicos de acceso al sistema sanitario para la población tanto urbana como rural. España cuenta con la mejor red de Oficinas de Farmacia de Europa, y sin embargo se está dejando que muchas de ellas (algunas rurales), aunque imprescindibles, sean inviables.

Proponemos implantar políticas de conciliación laboral en las Oficinas de Farmacia, permitiendo que se roten las guardias entre zonas próximas, lo que mantiene el compromiso de la Farmacia Comunitaria con el paciente y el sistema de salud.

En el caso de la salud, la presencialidad es y debe considerarse prioritaria sobre cualquier tipo de atención telemática y que una posible futura atención farmacéutica domiciliaria, debe circunscribirse exclusivamente a aquellos casos de limitaciones extremas de movilidad, estando siempre avalados y certificados por el médico y asistente social responsable. El paciente tiene que poder ejercer su derecho de que le dispense el medicamento el farmacéutico comunitario de su elección, y éste debe recibir una remuneración por la dispensación a domicilio.

La dispensación de medicamentos y productos sanitarios es una competencia exclusiva de los farmacéuticos ya que de este modo se evitan conflictos de intereses y se garantiza el control, tanto de los medicamentos y sus posibles reacciones adversas, como de la presencia de posibles metabolitos activos en alimentos de consumo.

Todos los años debe aumentar el número de plazas para la formación de especialistas, así como que se incrementen las especialidades farmacéuticas para dar el mejor servicio sanitario posible a la población. No hay que olvidar que los farmacéuticos son profesionales expresamente preparados para desempeñar especialidades que exigen un grado alto de multidisciplinariedad con una sólida erudición.

La farmacia comunitaria lleva 20 años de recortes, habiéndose considerado erróneamente un gasto en vez de una rentable inversión. El trabajo de los farmacéuticos comunitarios supone un permanente ahorro de dinero al Estado. Su disponibilidad es de 24 horas, 365 días al año. Los farmacéuticos atienden sin cita previa y son profesionales sanitarios siempre disponibles para resolver eficazmente las dudas que les planteen. La amplia red de distribución farmacéutica en España ha permitido que las vacunas contra el Covid hayan llegado a todos los puntos establecidos para su administración, a pesar de las exigentes condiciones de conservación y transporte. Además, la dispensación de test de antígenos en las Oficinas de Farmacia ha sido un éxito universalmente reconocido para el control de la enfermedad.

La red de farmacias española es la mejor del mundo. Sin embargo, los farmacéuticos siguen estando incomprensiblemente infrautilizados, lo que hay que corregir en la futura Ley de Garantías y Uso Racional de Medicamentos y Productos Sanitarios.

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