Arte-Fastos

«Kavras» en pie de guerra

«kavras» en pie de guerra

«kavras» en pie de guerra / José Manuel Sanjuán

José Manuel Sanjuán

José Manuel Sanjuán

En su libro sobre los grupos de pintura y grabado en España, Julia Barroso Villar anticipaba la dificultad de distinguir entre escuela, grupo y equipo, cuyas lindes se difuminaban tanto en la aceptación de un texto programático como en el número de integrantes y sus respectivas poéticas. Aquella condición casi indispensable de la «cercanía física» de sus miembros se transforma, en el siglo XXI, en un requisito secundario, merced a un mundo globalizado e interconectado. Solo desde esta premisa transnacional se entiende la viabilidad de colectivos como La Kavra, creado en 2016 «por casualidad», según nos dice Pedro Molina, artista multidisciplinar residente en Marbella y coordinador de las acciones y proyectos, secundados por partícipes físicos (29 en esta ocasión) y virtuales (856 repartidos en tres continentes).

Centrado en reivindicaciones locales, el colectivo amplía su campo de acción hacia un discurso crítico que cuestiona planteamientos territoriales o fronterizos a nivel mundial, donde las decisiones geopolíticas han provocado movimientos migratorios, contracciones económicas o enfrentamientos armados. La zona sensible, el ámbito de fricción se representa con su reclamo más evidente, la bandera, símbolo de identificación o dominio no solo de países y estados, sino también de empresas y corporaciones. Así pues, la denuncia soterrada de las relaciones entre poder y economía constituye la base argumental de la nueva exposición de La Kavra, Las otras banderas, que puede verse en el Centro Cultural Cortijo Miraflores de Marbella, cuyos participantes pretenden crear «un tsunami de luz y color construido con nuestros símbolos y banderas oficiosas», según reza la hoja de sala.

Los límites bidimensionales de una enseña desaparecen ante la multiplicidad formal y semántica de las obras, donde brotan relatos fragmentados de una posmodernidad superada por acontecimientos globales, tales como la conveniencia/obligación de repensar España y sus instituciones (Félix Martín, Sánchez Gil); la conciencia irónica de países hermanos (Willow, Rapetti Mogol); intereses perversos en la Unión Europea (Álex Cintrano, Luis Torroba); consignas antiimperialistas (Antonio Ledesma, Paco Cornejo), o la responsabilidad ética hacia los otros (Rosa Collado, Stella Kamazón). Agazapado tras el velo subjetivo de cada bandera, se adivina una voluntad de compromiso social, libre de discriminaciones de todo tipo; una exigencia moral que determina una suerte de solidaridad universal, y eso hace, según Tzvetan Todorov, que los estudiosos, los filósofos y los artistas contribuyan a que la barbarie retroceda. Y que las kavras avancen.

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