LAS CUENTAS DE LA VIDA

ChatGPT

Daniel Capó

Daniel Capó

Me acerqué con curiosidad a ChatGPT, buscando saber qué es la Inteligencia Artificial. A ratos me impresionó y me desconcertó. Le pedí que me corrigiera los errores de un texto y fue incapaz de detectar que Toledo no es la capital de España. Le pregunté por un ciclista llamado van der Poel y me respondió que es un campeón belga (es neerlandés). Cuando le comenté su error, se disculpó y me dijo que tenía razón, pero que tuviera paciencia con él porque todavía es joven e inexperto. Le pedí que compusiera un poema en el estilo de Emily Dickinson y lo que hizo fue un desastre (pero lo hizo). Le pedí que pusiera ejercicios de análisis sintáctico y morfológico a mis hijos y los resultados fueron notables. Le pedí que tradujera un texto al inglés y aquí brilló. Le pasé uno o dos artículos míos y le pregunté si sabría escribirme uno imitándome. Me contestó que sí. Le dije que lo hiciera sobre los peligros de la inteligencia artificial y me entregó esto:

La perversión de los ciclos

ChatGPT / Antonio Papell

«La inteligencia artificial (IA) es una tecnología que ha avanzado a un ritmo impresionante en los últimos años. Sin embargo, su desarrollo también conlleva ciertos peligros que debemos tener en cuenta. En primer lugar, existe el riesgo de que la IA se convierta en una herramienta de control y vigilancia masiva. Ya hay ejemplos de empresas y gobiernos que utilizan la IA para recolectar y analizar datos personales a gran escala, lo que puede tener un impacto negativo en la privacidad y los derechos individuales.

Además, la IA también plantea cuestiones éticas y morales. A medida que la tecnología se vuelve cada vez más avanzada, es posible que surjan situaciones en las que la IA tome decisiones que van en contra de nuestros valores y principios. Por ejemplo, podría ser utilizada para tomar decisiones en cuestiones de vida o muerte, lo que plantearía dilemas éticos complejos.

Otro peligro de la IA es que puede desplazar a trabajadores humanos de sus empleos. A medida que la tecnología se vuelve cada vez más capaz de realizar tareas complejas, es posible que cada vez más trabajos sean realizados por máquinas en lugar de personas. Esto podría tener un impacto negativo en la economía y el mercado laboral, creando desigualdades y dificultades para encontrar empleo.

Por último, también existe el riesgo de que la IA se convierta en un arma…».

¿Es un artículo bueno? Evidentemente, no. ¿Es incorrecto? Uno diría que tampoco, aunque carece de músculo literario. Por su forma, recuerda bastante la redacción de un alumno de 4º de la ESO o de bachillerato, muy apegado a la típica estructura del ensayo escolar anglosajón. La pregunta, sin embargo, sería más bien cómo va a desarrollarse en el futuro esta inteligencia. ¿Será capaz de ir más allá y ofrecer textos que manejen la información no sólo con rigor, sino con mayor imaginación, de un modo más punzante? Hasta cierto punto es muy probable que sí; apenas nos encontramos en el inicio de un camino.

¿Reducirán estas herramientas de Inteligencia Artificial la pluralidad ideológica o la ampliarán? ¿Servirán para pensar fuera del marco o nos insertarán aún más dentro de un encuadre determinado? ¿Serán de izquierdas o de derechas? ¿Consistirá en una inteligencia meramente pragmática? Allí donde el hombre desaparece, la humanidad se resiente. Tengámoslo en cuenta, ahora que sabemos que se trata de un proceso imparable.