Desde el siglo XX

Contra el Papa, contra el Rey

No hay manera de que desde el Vaticano se haga entrar en vereda al episcopado español. Un ejemplo: la indecente chulería con la que el Obispado de Málaga despacha las informaciones contrastadas

El rey Felipe VI y Alberto Núñez Feijóo.

El rey Felipe VI y Alberto Núñez Feijóo. / EFE

José Jaume

José Jaume

Nunca se vio nada igual, jamás se había dado semejante conjunción de odios al Vicario de Cristo en la tierra y al católico Rey de las Españas (título que ostentan los monarcas desde los tiempos de Isabel y Fernando). A punto de cruzar el primer cuarto del siglo XXI hete aquí que parte sustancial de la derecha patria se revuelve como gato panza arriba contra el «peronista», «cómplice de los comunistas», que usurpa las sandalias del Pescador, al que Abascal se refiere, cargado de desprecio, como «ciudadano Bergoglio», al tiempo que a Felipe VI, en las redes sociales que frecuentan las levantiscas derechas, se le tilda, con igual desprecio, de Felpudo VI por no haber vedado el camino hacia la investidura del presidente en funciones Pedro Sánchez. Insólito. Exhibición del odio viejo que siempre ha anidado en sectores poderosos de la sociedad española, que no admiten ni nunca admitirán que no son los exclusivos poseedores de las riendas del Estado. Antaño dispusieron, cuando la necesitaron, de la complicidad y bendiciones tanto de la Iglesia española, mayoritariamente    firme el ademán, como, lo que fue fundamental, del Vaticano. Recordar que el Papa contemporizador con los nazis, silencioso ante el Holocausto, Pío XII, bendijo la cruzada de los golpistas del 36 y la posterior dictadura del general Franco no es ocioso. La Corona borbónica siempre estuvo con ellos. Hoy es diferente. Francisco solivianta a los más papistas que el Papa, al que querrían ver lejos del Papado, porque su elección, aseguran, no fue legítima. Es el odio viejo del nacional catolicismo hispano. El de siempre, insistamos.

En cuanto al Rey, al encargar la investidura a Pedro Sánchez, no ha hecho otra cosa que ajustarse a lo que establece la Constitución de 1978, la que enfáticamente dice defender la otra derecha, la que se cobija en el PP y marida con Vox. Abascal se cuadra ante Felipe VI. Los suyos lo vituperan. El rol de monarca constitucional    les es ajeno. Están tensadas las costuras de la Corona, en parte por errores propios (el desafortunado comunicado con el que se argumentó encargar ir a la investidura a Feijóo), alguno de grueso calibre: discurso de 2017, ante el silencio de Mariano Rajoy, al producirse el desafío, o lo que se le quiera denominar, de los alocados independentistas catalanes. Parece que Felipe VI no sabe muy bien qué hacer con la jefatura del Estado. La inquina de cierta derecha llega al punto de preferir la república antes que dar por bueno el encargo que le ha hecho a Sánchez, quien ha solicitado a Feijóo, qué ocurrencia, dejar de soliviantar la calle, en especial el 12 de octubre. No le caerá esa breva. Feijóo anda desnortado. Sigue sin comprender las razones por las que a horas de hoy no es el presidente del Gobierno. No vino a Madrid para malvivir en la oposición. Es lo que le espera.

Volviendo al Papa, a las razones por los que en sus diez años de pontificado no ha puesto los pies en España ni los pondrá. La respuesta está en sus levantiscos obispos, que se acaban de manifestar en contra de la ignota amnistía, lo que ha desencadenado la repulsa de sus colegas catalanes. No hay manera de que desde el Vaticano se haga entrar en vereda al episcopado español. Un ejemplo: la indecente chulería con la que el Obispado de Málaga despacha las informaciones contrastadas de curas violadores en la Diócesis, contraviniendo cada una de las recomendaciones de Francisco, el    Papa «peronista», «cómplice de los comunistas». Así se difunde en la radio de la extrema derecha, que acogota a la dirigencia del PP cada vez que su locutor estrella truena al tildarlos de «maricomplejines».

Contra el Papa, contra el Rey. Preguntémonos quién es el fundamental sostén de la Monarquía parlamentaria en España. Qué sucedería si el PSOE de Pedro Sánchez, al que se acusa de socavarla a diario, le retirase su respaldo. La derecha española ha salido de las elecciones del 23 de julio encabritada, con muchas ganas de romper las reglas del juego. Hemos entrado en tiempos, además de convulsos, brumosos, extraños,    en los que casi nada es lo que parece. La derecha contra el Papa y contra el Rey.

Suscríbete para seguir leyendo