Málaga de un vistazo

Navidades

La calle Larios y sus luces de Navidad

La calle Larios y sus luces de Navidad / Álex Zea

Jordi Cánovas

Jordi Cánovas

Una ciudad más hermosa, decorada de luces y música; frío en el cuerpo por el invierno que abre sus puertas de hielo y calor en la mirada por los recuerdos que encienden estas fechas; un espacio para creer que todo podría ser mejor o que no todo es tan malo; un abrazo que comprime la distancia estancada, una pelea que olvida la pelea, una costumbre que interrumpe la rutina; canciones simples que despiertan sentimientos más complejos.

Turrones y polvorones sobre la mesa para hacer más dulces los momentos, niños celebrando que la familia a veces es como el patio del colegio, visitan y son visitados, reciben y dan regalos. Gente desatendida recibe ahora el foco y por un momento la alegría llega a más hogares, aunque brevemente, aunque venga disfrazada y luego se vaya: la sonrisa enraíza en la memoria y siembra esperanza. Conversaciones alrededor de una mesa que se repiten cada año como si no se hubieran dicho en ninguno, alguna risa nueva entre las anécdotas, alguna carcajada que ya no suena. Copas de vino y cava que se vacían y llenan por oleadas, como las mesas, como las casas y las tiendas, como los corazones y los silencios que laten a veces fuerte, a veces lejos.

Gente que busca la suerte en un número entre cien mil, gente que la encuentra en unas manos entre millones, películas mediocres que se hacen buenas en compañía o que hacen buena compañía en la soledad, una llamada inesperada que no esperaba ser tan oportuna, un árbol en el salón coronado de recuerdos, luces que dan vueltas por el salón iluminando sentimientos, calcetines repletos de caramelos. La realidad descalza sin hacer ruido se desplaza sigilosa mientras un coro de niños canta a la ilusión un villancico que resuena desde un eco primitivo. El tiempo se detiene por un tiempo y cae lento y bonito como una lluvia de nieve.