Málaga de un vistazo

Nada nuevo

El centro de Málaga, durante la primera semana de enero.

El centro de Málaga, durante la primera semana de enero. / Álex Zea

Jordi Cánovas

Jordi Cánovas

Después de un periodo de tantas fiestas seguidas, de comer demasiado y muchas veces, de esas copas de más y ese azúcar excesivo que siempre sobra, pero que nunca falte. Terminada ya la cabalgata itinerante de comensales de casa en casa y después de buscar, comprar, recibir, dar y abrir regalos: a veces insuficientes, a veces innecesarios; se nos presenta -ahora ya sí- genuino y recién estrenado el nuevo año con todo su horizonte de días en el calendario. Y una vez pasada la euforia de estas semanas, la verdad es que no parece que tenga nada nuevo ni especial el 2024, otro número de la misma cuenta.

No sé si hacia atrás o para adelante pero el 2023 no cierra nada tras su puerta. Poca puerta para tanto campo abierto. La mayoría de los propósitos del nuevo año ya se han postpuesto para el siguiente, la rutina trae en su maleta todo lo que uno quiso dejar fuera en el viaje de vuelta. En las casas se guardan o tiran los motivos navideños y en las calles se apagan y descuelgan los adornos y la noche cae más abajo como un negro telón que anuncia el final de las fiestas. La gente vuelve al trabajo donde todo parece más urgente, los niños regresan al colegio tras un largo patio. Y van pasando los días lentos de enero que siempre parece un mes más largo. Y para hacer el año nuevo menos nuevo todavía o más corriente, lo empezamos con un déjá vu de noticias de casos de gripe y covid, hospitales que se llenan de más, mascarillas que se vuelven otra vez obligatorias o aconsejables en algunos lugares y de sentido común en otros. Todavía es un murmullo entre otras muchas noticias, y por suerte no ocupa grandes titulares. La actualidad sigue por su lado centrada en la polarización que se extiende como la pólvora.

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