Opinión | En corto

Acumulando víveres

Cena en casa con dos buenos amigos. Profesores los dos, cinéfila y libresco. Dejan abrigos en mi refugio-biblioteca, único lugar en que el mando tolera perchero. El profesor husmea de reojo las baldas, lo animo, da igual, eclecticismo a tope, están repletas de pistas falsas para cazadores amigos o enemigos. Como para disimular, mientras sigue su ojeo, pregunta qué pienso del final del papel. Una subida a la red antes del peloteo desde el fondo de la pista, así que sugiero dejar el tema para la cena. Luego nos pasamos aperitivo y cena intercambiando anécdotas en un partido por parejas, alternando divertidas y cultas, gozando de la cháchara no banal y del confort de la amistad, pero el tema no sale. ¿Olvido freudiano?. Contesto ahora al querido profesor: llegará ese día y conviene reforzar el refugio antiatómico, donde estaba el perchero, por si aún nos pilla vivos (si no, da igual).

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