Entrevista | Pablo Atencia Presidente de la Agrupación de Cofradías de Málaga

"La sociedad se puede cambiar también desde las cofradías"

Dejará de ser el presidente de la Agrupación de Cofradías tras ocho años en el cargo en los que se ha implementado el nuevo recorrido oficial de la Semana Santa, se ha celebrado el Centenario y se ha superado una pandemia global

Asegura que el balance es positivo y que la institución es ahora una entidad más cercana a las hermandades y a la sociedad, pese a la controversia y la crisis reputacional que ha provocado la polémica del nuevo itinerario desde 2019, del que aún se habla

Ignacio A. Castillo

Ignacio A. Castillo

Cuando el próximo 6 de octubre, José Carlos Garín, tras resultar elegido en la asamblea de elecciones de este lunes, jure su cargo como nuevo presidente de la Agrupación de Cofradías, Pablo Atencia dejará de serlo tras ocho intensos años de trabajo en los que la Semana Santa ha experimentado un vuelco histórico con la implantación del nuevo recorrido oficial de la Semana Santa, que tanto ha dado que hablar en los últimos años, ha superado una pandemia global y ha celebrado con gran éxito el primer centenario de la fundación de la institución, decana de su género en el mundo. "Ha sido un honor representar a todos los cofrades", reconoce Atencia, que asegura que se marcha contento, dispuesto a seguir al servicio de las cofradías pero también con ganas de tener más tiempo para la familia y los amigos. El balance que hace es positivo. No podía ser menos en alguien que siempre ha hecho gala de su optimismo y que ve, por cada cosa mala que pasa, la posibilidad de que sucedan cien buenas.

El 30 de junio de 2015 se imponía en la asamblea electoral a Eduardo Pastor, con el que había perdido tres años antes, para convertirse en presidente de la Agrupación de Cofradías. Ahora, aunque siempre se habló de que habría dos candidatos, finalmente será uno solo. ¿Cree que deja una institución más unida que la que encontró?

Hay bastante armonía en la Agrupación. Compañerismo. Estamos todos muy alineados. Es verdad que la posibilidad de que hubiera dos candidatos era real, aunque finalmente solo se presente José Carlos Garín. Pero no percibo ninguna división. Además, desde que concluyó el plazo de presentación de avales y el Obispado ratificó la candidatura, todo el mundo se ha puesto al servicio del que será nuevo presidente. Hay muchísima unidad y me siento muy orgulloso de eso, porque pienso que dejo una Agrupación muy estable. En 2018, en la asamblea de mi reelección, ya concurrí en solitario. Y además, para las dos prórrogas que solicité a la Autoridad Eclesiástica ya fui apoyado por el 80% de las cofradías. Creo que eso refleja que todos se han sentido muy identificados con el proyecto y que hemos sabido trabajar en equipo.

¿En qué ha cambiado la Semana Santa en estos últimos ocho años?

La Semana Santa tiene línea de continuidad desde sus orígenes, con un sello de Málaga muy marcado y ha venido creciendo en los últimos años en consonancia con su propia ciudad y sabiendo mantener sus propias características. Durante estos años de presidencia, hemos incidido en que la Agrupación fuera una institución más abierta a la sociedad, con una mayor participación de la juventud y de la mujer y hemos sido valientes a la hora de afrontar los proyectos. Porque siempre entendimos que las cosas no siempre hay que hacerlas igual, sino que estamos inmersos en un proceso de mejora continua, aunque lo que haya ya sea bueno, y para eso es necesario implementar cambios. En cada mandato, en cada junta de gobierno, hemos insistido en esos pilares y hemos fomentado el trabajo en equipo creando un organigrama horizontal con cinco vicepresidencias y 17 comisiones de trabajo que nos ha permitido a veces contar con más de 200 personas trabajando y colaborando en ellas. Es un modelo de funcionamiento transversal que creo que se ha exportado también a las propias cofradías, que cada vez también son capaces de hacer una gestión más eficiente a través de planes estratégicos y con esa visión de trabajo en equipo.

Durante estos años de presidencia, hemos incidido en que la Agrupación fuera una institución más abierta a la sociedad, con una mayor participación de la juventud y de la mujer y hemos sido valientes a la hora de afrontar los proyectos

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Habla de que la Semana Santa se desarrolla al ritmo que el de la propia ciudad. ¿Cree que el fenómeno de la gentrificación que sufre Málaga, en la que ya prácticamente no quedan vecinos en el Centro y cada vez menos en los barrios históricos, puede perjudicar en el futuro la vida de las cofradías?

Esos son factores exógenos. Los endógenos, la esencia de la Semana Santa, es la fe. Pertenecemos a la Iglesia. Hay una serie de cuestiones en torno a la Semana Santa que también nos permite relacionarnos con la sociedad. El modelo económico de Málaga se basa en el turismo y la prestación de servicios y las cofradías conviven con esa Málaga desde el respeto y sin perder su esencia. La verdad que en los últimos años hemos constatado un incremento en el número de visitantes y también en la participación de hermanos en sus cofradías. Es cierto que de forma tradicional, uno se hacía hermano de la cofradía de su barrio o su entorno próximo. Ahora el vínculo se mantiene de muy distintas maneras, aunque las personas tengan que mudarse a otras zonas de la ciudad. En el Centro ya no viven malagueños, pero muchas personas por familia, por tradición, por devoción o cercanía emocional, mantienen su vínculo con su hermandad de siempre.

En el Centro ya no viven malagueños, pero muchas personas por familia, por tradición, por devoción o cercanía emocional, mantienen su vínculo con su hermandad de siempre

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¿Qué va a echar de menos cuando deje de ser presidente de la Agrupación?

Cuando se asumen responsabilidades, uno es consciente de que se hace de manera transitoria. Tienes que convivir ese tiempo con un período de exposición pública que he vivido con suficiente intensidad. Algo parecido, pero no igual, me ocurrió cuando fui hermano mayor de Estudiantes. A partir de ahora, seguiré disfrutando de las cofradías desde otra línea, siempre estaré a disposición de la nueva junta de la Agrupación y de su presidente, de forma leal y para todo lo que se me necesite. Cada momento que te toca en la vida hay que saber disfrutarlo.

¿Qué va a ganar?

Al dejar de tener responsabilidades. De alguna manera te liberas de la exposición pública, pero esas cosas no me suponen una gran carga porque sabía dónde estaba después de una década como hermano mayor, y dentro de San Julián, nueve años de vicepresidente y anteriormente de fiscal. He ganado mucho en experiencia y en posibilidades de ponerla al servicio de los demás. Todo es cuestión de saber organizarte la agenda. Tengo una vida profesional muy intensa, y, gracias a Dios, no he descuidado mi vida familiar y la de amigos. Indudablemente, ahora voy a tener más tiempo para estas actividades. 

Estos años ha asumido importantes retos. ¿Cuál ha sido el peor momento?

El balance es muy positivo. Todo lo que pusimos sobre la mesa como proyecto en 2015, cuando nos presentamos, lo hemos implementado en equipo, como todos los grandes planteamientos. Hemos compartido los momentos agradables y los menos. Lógicamente, hay algunos que se viven con mayor tensión y preocupación, ya que es algo intrínseco a la condición humana. Pero siempre pienso que por cada cosa mala que sucede, pasan cien buenas. Creo que no se le escapa a nadie que el peor momento lo vivimos con algunas reacciones tras la implantación del nuevo recorrido oficial el primer año. Ya sabíamos la responsabilidad de implementarlo y éramos conscientes de la dificultad que suponía, porque para muchos, el cambio no solo iba a obedecer a cuestiones técnicas, urbanísticas, jurídicas o de seguridad. En la Semana Santa hay que manejar también muchas emociones y, en ocasiones, la emoción supera a la razón. Porque todos tenemos nuestro corazoncito. Al final, cuando las cosas se hacen por convencimiento y de manera coordinada y en equipo, se llevan a buen término. Incluso cuando, pese a los argumentos, estos no se terminan de entender. 

En la Semana Santa hay que manejar también muchas emociones y, en ocasiones, la emoción supera a la razón

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¿Considera, pese a las quejas que aún persisten, que se ha terminado de entender la necesidad del cambio o piensa que el nuevo recorrido oficial aún dará que hablar?

Aún tiene margen de mejora, como lo tenía el anterior y como, en realidad, lo tiene todo en la vida. Tenemos que aspirar a la excelencia y eso te lleva a ser inconformista. Se sigue trabajando para mejorar y me consta que se seguirá haciendo así en el futuro. Porque hasta ahora no ha llegado ninguna alternativa que pueda siquiera empezar a estudiarse y que pueda satisfacer a todo. Si eso pasara, seguro que se analizaría. No obstante, mi percepción es que ya se va asentando más. Se va entendiendo. El nuevo recorrido también ha permitido descubrir nuevos espacios o la apertura de la segunda puerta de la Catedral. Las cofradías se están esforzando igualmente por adaptarse y entiendo que las cofradías que vienen de la zona del Perchel se vean más afectadas, como antes eran las de la Victoria. En 2023 tuvimos el reto de progresar en la mejora de la movilidad del público y el próximo año ya estamos trabajando para que los horarios se cumplan con mayor puntualidad.

¿Cree que el crédito de la Agrupación, como institución, se ha visto mermado por estas circunstancias? ¿Cómo habría de afrontar esta crisis reputacional? 

"El ruido no hace bien y el bien no hace el ruido". Esta frase de San Vicente de Paul puede explicar lo que ha pasado. Comprendemos que el nuevo recorrido oficial no sea del agrado de todos y no sea entendido por todos, sobre todo por quienes se sienten perjudicados. Siempre hemos pedido disculpas y hemos intentado explicar con razones objetivas las razones que nos llevaron al cambio, pero a veces la incomprensión ha superado las razones que hemos esgrimido. Pero supongo también que, con el tiempo, la práctica y el hábito, el itinerario terminará por asentarse. No hemos dejado de escuchar lo que se nos decía desde dentro y desde fuera en nuestro proceso de mejora continua, pero a la vez, teníamos muy claro nuestro mensaje y objetivo.

¿Quizás habría que explicarlo de otro modo?

En materia de comunicación se ha intentado explicar. Pero es muy difícil a veces explicar las cosas a una persona a la que se le ha producido un perjuicio, que no lo va a entender y, además, no tiene por qué entenderlo.

Todo lo que hemos hecho siempre ha sido desde la buena fe y el servicio, e intentando pensar en el interés general

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¿Qué es lo mejor que ha vivido como presidente?

He tenido el privilegio de vivir muchas alegrías. He tenido el honor de haber podido representar a la Agrupación y a los cofrades malagueños. La sociedad se puede cambiar también desde las cofradías. La sociedad civil tiene que tener instituciones sólidas que trabajen con lealtad con las administraciones y creo que así hemos actuado. También con la Iglesia, de la que formamos parte. Hemos tenido y sentido al obispo don Jesús siempre a nuestro lado, y es algo de agradecer. Todo lo que hemos hecho siempre ha sido desde la buena fe y el servicio, e intentando pensar en el interés general. Momentos buenos han sido muchísimos en estos ocho años, pero si tuviera que destacar alguno, las celebraciones con motivo del Centenario, que han ayudado a poner en valor no solo a la institución o los últimos cien años de la Semana Santa, sino toda su historia a lo largo de los últimos cinco siglos. 

Le oía hacer un cálculo. ¿Es verdad que ha asistido a más de 2.500 actos en estos últimos ocho años?

Hice una extrapolación y el resultado era ese. Yo creo que es muy importante el contacto. Nuestro mundo es muy emocional y pasional. Y es muy bonito. Tener el contacto con las personas y conocer cada realidad tiene un altísimo retorno a nivel humano, para mí, y a nivel institucional, para la Agrupación. De este modo, hemos conseguido que la Agrupación se perciba como una entidad cercana y no como ese ente abstracto que muchas veces se nos había achacado Hemos trabajado en esta línea, recuperando un poco los objetivos fundacionales: aunar y defender los intereses de las cofradías. 

Querer pasar a la historia supone tener un ego muy alto y yo soy una persona discreta que viene a trabajar y a servir

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¿Cuál va a ser el legado de Pablo Atencia?

Querer pasar a la historia supone tener un ego muy alto y yo soy una persona discreta que viene a trabajar y a servir. Las decisiones que se han adoptado han sido siempre colegiadas, fruto del diálogo y la responsabilidad. Han sido muchas cosas que se han trabajado durante estos años. Así, se han logrado muchos hitos, además del recorrido oficial o los actos del Centenario. Ahí está el trono del Resucitado, por ejemplo. O haber encauzado su comisión, que ya trabaja con mucha autonomía gracias a un grupo humano que va a permanecer en el tiempo. La profesionalización de la gestión de la comisión de Sillas y Tribunas, en la que se ha trabajado en su informatización y transparencia y ha permitido también aumentar los ingresos y, por tanto, incrementar la subvención a las cofradías.

Las ayudas de las administraciones públicas también han aumentado.

Ese aperturismo a la sociedad y a las administraciones nos ha permitido interactuar de manera muy directa con el Ayuntamiento o la Diputación Provincial de Málaga. Y también con la Junta, tendiendo puentes en los últimos años. Hemos percibido mayor sensibilidad y acompañamiento. También de instituciones privadas, como la Fundación Unicaja. Todos se han acercado más al fenómeno cofrade y eso ha supuesto también un incremento de los ingresos que nos ha permitido, sin ir más lejos, fortalecer la ya de por sí ingente actividad social y asistencial que las cofradías llevan a cabo en sus entornos. O durante la pandemia, que tantos estragos económicos y sociales provocó y que hizo que las cofradías tampoco se pusieran de perfil. 

¿Qué piensan de la Semana Santa de Málaga las realidades cofrades de otras provincias?

En las reuniones con los presidentes de otras agrupaciones o consejos he visto cómo nos ven con cariño y admiración. Han venido en muchas ocasiones a salidas extraordinarias. Se sienten muy cómodos y compenetrados con Málaga. Nuestra visión también ha sido muy integradora porque respetamos y entendemos todas las realidades. También hemos interactuado mucho con el resto de agrupaciones de la propia provincia de Málaga. Las relaciones con las Glorias son magníficas y, sin ir más lejos, hemos entablado contactos con las cofradías del Puerto de la Torre y de Churriana, a la que hemos incluido en el protocolo e invitado a muchos actos. 

¿En qué manos se queda la Agrupación?

Se queda en muy buenas manos. José Carlos Garín es una persona que durante estos últimos años me ha acompañado y que ha trabajado en la estructura troncal, desde una segunda línea, asumiendo el trabajo interno de la Agrupación. Esto a mí me ha permitido tener las espaldas bien cubiertas con el control y coordinación y con absoluta lealtad, sin hacer ruido y trabajando muy bien. Él conoce perfectamente la casa, tiene su propio carisma y forma de entender las cosas, y aunque ha anunciado que seguirá la línea marcada, seguro que tendrá muchas cosas que aportar dentro de su forma de ser, como es lógico.

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