Cuentos

¿Por qué nos gusta tanto Stefan Zweig?

La editorial Páginas de Espuma acaba de publicar ‘Cuentos completos’ un volumen con las narraciones breves del escritor austriaco, uno de esos que logran mantenerse entre los preferidos del público

El austriaco Stefan Zweig.

El austriaco Stefan Zweig. / L. O.

Juan Gaitán

Juan Gaitán

Stefan Zweig es uno de esos escritores de culto que, además, tienen muchos lectores, gente fiel a sus obras, que constantemente se reeditan y, lo que es más importante, se venden muy bien. Zweig es de esos narradores que siempre están de moda, uno de esos autores «transversales» que generación tras generación concitan la práctica unanimidad de lectores, críticos y editores. Pero, ¿por qué nos gusta tanto Zweig?

Hace años que me hago esa pregunta. Y ahora, con la lectura de sus ‘Cuentos completos’ quizás haya encontrado, si no la respuesta, al menos alguna clave esencial para desentrañar el misterio. Pero vayamos por partes.

La edición de los cuentos completos de Stefan Zweig es un acontecimiento en el panorama bibliográfico español y lo es por varios motivos. Uno de ellos es por ser la primera vez que se reúne en un solo volumen toda la narrativa más o menos breve de este escritor. Y digo más o menos breve porque el concepto de «cuento» no siempre es aplicable a muchas de las narraciones recogidas en el volumen. Además de las dimensiones de una importante parte de los textos (cercanos al centenar de páginas unos, por encima de cincuenta otros, en realidad son raros los que solo tiene diez, doce páginas), la estructura y el tratamiento de los personajes se asemeja más a las novelas cortas que estuvieron tan de moda a principios del siglo XX. Otro de los motivos de ser un acontecimiento es también porque la organización del volumen ha seguido un riguroso orden cronológico, lo que permite al lector tener una clara visión de la evolución estilística y temática de Zweig. Concretamente, el libro se abre con ‘Sueños olvidados’, publicado por primera vez en 1900, en una publicación berlinesa, y concluye con ‘Novela de ajedrez’ (el libro se cierra en realidad con el texto inacabado ‘Wondrak. Un fragmento’, pero está, ya decimos, inacabado), cuya primera publicación ocurre en 1942 en una edición limitada del sello Pigmalión, de Buenos Aires. En total, cuarenta y dos años de escritura y cuarenta y dos narraciones.

Stefan Zweig Por qué nos gusta tanto

Los cuentos completos de Stefan Zweig. / L. O.

Pero también es un acontecimiento en el panorama bibliográfico español por otro motivo, no menos importante. Además de reunir por primera vez los cuentos de Zweig, es también la primera vez que todos los textos han sido traducidos por una misma persona, Alberto Gordo. Esto permite al lector una homogeneidad, una unidad de criterios en los textos que no es fácil de encontrar en recopilaciones en las que son varios los traductores, donde la diversidad y a veces el desequilibrio entre distintas sensibilidades malogra el resultado. Además, Gordo ha sido capaz de captar la prosa elegante de Zweig, su hipnótica forma de narrar, esa prosa melódica, de frase larga que, sin embargo, permite una lectura ligera, ágil. Y aunque, con una técnica apabullante, suele cambiar de registros, de tono y de atmósfera en cada relato, adaptándose a la historia que están contando, no abandona jamás su prodigioso dominio de las formas clásicas de la narración, capaz de encontrar la medida máxima de cada una de las partes canónicas del relato (planteamiento, nudo y desenlace) y pasar de una a otra en el momento exacto, justo antes de generar hastío. Zweig conoce con exactitud la medida del relato y lo aplica de forma magistral.

Pero estamos hablando de un modelo narrativo de corte muy clásico. A pesar de que en su tiempo ya había formas más experimentales del relato, de que sus contemporáneos caminaban por otra senda (era solo dos años mayor que Kafka y solo uno más que Joyce, por citar un par de ejemplos), Zweig está completamente impregnado del modo clásico del cuento, incluso del modo romántico. Una lectura reposada y analítica llevará al lector a admitir lo de folletinesco que hay en narraciones como ‘Carta de una desconocida’ o ‘Amok’, y su tendencia a crear a veces personajes arquetípicos, cuando no tópicos, como el actor caído en el olvido de ‘La deuda pagada con retraso’, o el zoquete genial solo para una cosa encarnado en el Czentovic de ‘Novela de ajedrez’ (arquetipo que funcionaría con la mayoría de los futbolistas en activo, pongamos por caso). Y aún así, sigue siendo un narrador delicioso con quien pasar las horas, un formidable contador de historias, del que es imposible cansarse.

Y esta es otra de las claves, si no la más importante, de por qué nos gusta tanto Zweig. Tuvo la perspicacia, la inteligencia literaria, de retomar los grandes temas de la novela romántica, la novela del XIX, y recrearlos en un formato más corto, más asequible a un nuevo modelo de lector (muchos de los relatos, la gran mayoría, vieron la luz en revistas, en publicaciones periódicas). Las historias de siempre, contadas como siempre (atmósfera, tono, lenguaje) pero con menor dimensión, despojándolas de todo aquello que les daba fárrago y ya había empezado a cansar. Zweig, un autor en permanente vigilancia de su tiempo y de la sociedad en la que vivió, logró percibir que el lector del recién nacido siglo XX no quería ya el tocho de la novela decimonónica. Al aligerar de peso ese modelo narrativo, se queda con lo mejor de él y se libra de sus rémoras. Son historias muy interesantes, muy de personajes (a la gente le interesa la gente, dice un viejo proverbio), muy humanas, y despojadas de la carga ya inútil de largas digresiones y de exhaustivas descripciones.

Esa forma suya de estar muy atento a su tiempo, de ser un observador apasionado, proporciona a Zweig dos de las claves más importantes de su gran éxito: llevar la novela decimonónica a un formato más «moderno» y profundizar en la psicología de los personajes. Stefan Zweig consigue adentrarse en el alma y la mente de sus personajes y darles una veracidad que pocos autores de su tiempo lograron. Probablemente aquí sea rastreable la influencia que ejercen sobre su literatura los estudios de su ilustre paisano Sigmund Freud, muy perceptible en relatos como ‘Ardiente secreto’, entre otros.

Stefan Zweig

  • Cuentos completos
  • Editorial: Páginas de Espuma
  • Traducción: Alberto Gordo   
  • Precio; 44,00 € 

También el plano espiritual tiene una fuerte presencia en estos relatos. Ya sabíamos que Zweig es un autor con una notable presencia del judaísmo en su obra, pero en los ‘Cuentos completos’ comprobamos que no solo del judaísmo, sino de la espiritualidad en general. La persecución al pueblo judío es recurrente y se aprecia claramente en relatos como ‘Los milagros de la vida’ o ‘En la nieve’. Pero en otros, es la presencia de lo espiritual lo que tiene un mayor calado, caso de ‘Raquel litiga con Dios’, basado en la historia bíblica de Raquel y Jacob, o ‘La leyenda de la tercera paloma’, (uno de los textos más breves del volumen), con el diluvio universal como telón de fondo. Pero también se acerca a otras sensibilidades, como en la maravillosa historia de ‘Los ojos del hermano eterno’.

En este ‘Cuentos completos’ primorosamente editado por Páginas de espuma los lectores de Zweig podrán encontrar algunos de los más famosos, como la ya citada ‘Novela de ajedrez’, el delicioso ‘Mendel el de los libros’ o ‘Primavera en el Prater’, junto a otros menos conocidos en España pero igualmente interesantes. En ellos hallará toda la carga literaria de uno de los autores más consagrados de las letras europeas del siglo XX, que ha logrado conservar el favor del público. Por algo será.

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