Diario de Lecturas

Parecidos razonables: Sánchez, un Fouché de nuestro tiempo

Parecidos razonables: Sánchez, un Fouché de nuestro tiempo

Parecidos razonables: Sánchez, un Fouché de nuestro tiempo

José Luis G. Gómez

«Pero cuanto más audaz le observaba en sus transformaciones, tanto más interesante se me revelaba el carácter, o mejor, la carencia de carácter de este tipo maquiavélico, el más perfecto de la época moderna. Cada vez me parecía más atractiva su vida política, envuelta toda en lejanía y misterio, cada vez más extraña, más demoníaca su figura», escribió Stefan Zweig en el prólogo de ‘Fouché. El genio tenebroso’ (1929). He recordado mucho estas palabras en estos últimos días, mientras observaba el frenético paseo de Pedro Sánchez por platós de televisión, emisoras de radio, periódicos y hasta en programas de TikTok. Esta rara exposición del todavía presidente del Gobierno, acostumbrado a la oscura soledad de La Moncloa, es un acto más de su opereta, una obra torpe pero popular dedicada a la supervivencia a toda costa. «Traidor de nacimiento, miserable, intrigante, de naturaleza escurridiza de reptil, tránsfuga profesional, alma baja de esbirro, abyecto, amoral... No se le escatiman las injurias», recuerda Zweig sobre Fouché, aunque parezca el editorial de alguno de esos medios que ya están tomando las medidas para el ataúd de Sánchez. Pero que anden con cuidado los que ya creen tener su trofeo cazado, porque Sánchez es buen fajador, más que el Young Sánchez de Aldecoa, y tiene más parecido con el DiCaprio de ‘El renacido’ que con el Fouché de Zweig.

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