Relatos

Lucia Berlin: escribir es un acto no verbal

La autora de ‘Manual para mujeres de la limpieza’ vuelve con un volumen que reúne cuentos y otros textos, ‘Una vida nueva’, seleccionados por su hijo Jeff para lectores en español

Lucia Berlin.

Lucia Berlin. / La Opinión

Santiago Ortiz Lerín

Todo empezó en un taller literario en Nuevo México, Estados Unidos, cuando una joven universitaria oriunda de Alaska leyó un cuento que había escrito, y que expectante por saber la opinión de los demás descubrió que no les gustó. El cuento se titula ‘Manzanas’, digamos, una fruta prohibida en el Jardín del Edén o el manzanazo que despertó a Isaac Newton en una huerta inglesa para desvelarle la teoría de la gravedad, pero en el caso de este cuento, que es el que abre esta última antología de Lucia Berlin y donde muestra de manera incipiente algunas trazas de su talento, supone el inicio de la autora en la narrativa, donde dos personajes dispares como una joven esposa y su vecino de casi cien años, el señor Hanraty, establecen una particular afinidad. Lucia Berlin se inició a los veintiún años en la narrativa breve a través de un taller de escritura creativa. Eligió la universidad de Nuevo México porque es allí donde daba clases Ramón J. Sender, autor de una de sus novelas preferidas, ‘Crónica del alba’. Lucia Berlin era una mujer de mundo, vivió en Latinoamérica y sabía hablar español. Desde que el personaje de Gay Langland le dijese al de Roslyn, en la novela de Arthur Miller ‘Vidas rebeldes’, «¿desde cuándo se conoce a un hombre haciéndole preguntas?», podríamos decir que con Lucia Berlin sucedió lo mismo, que conocerla no habría sido cuestión de una batería de preguntas y respuestas, sino de leer sus cuentos, su visión abierta del mundo, su sutileza y sentido crítico por las escenas que retrata a modo de diapositiva, como ella misma dice en uno de los textos que se adjuntan en este volumen, ‘Una nueva vida’, donde su hijo Jeff Berlin aporta notas en esta edición dirigida especialmente a lectores en español.

De la naturaleza abrumadora de Alaska a los paisajes meridionales del estado de Nuevo México, digamos que es parte del trazo vital de la autora, una escritora americana que en las solapas de sus libros se nos presenta con una fotografía que parece en el esplendor de una actriz de las comedias de Rock Hudson y Doris Day, pero que en su literatura hay mucho más que eso, diapositivas de la realidad americana, de los anglosajones y de los hispanoamericanos, como nos muestra en el cuento ‘Vida de Elsa’, el género por el que se inclinó la autora con historias de carácter psicológico y con un suave estilo narrativo. Y es que Lucia Berlin, tal y como nos muestra en su artículo «Diseñar la literatura: el autor como tipógrafo», el asunto es que para que una historia funcione la autora no pretende distorsionarla, sino transformarla, no busca tanto la emoción como reconocer una verdad. En este mismo artículo nos revela también que para ella lo visual es una inspiración, por lo que escribir no le resulta algo esencialmente verbal.

Lucia Berlin es de la misma generación de otro escritor americano que padeció malditismo, John Kennedy Toole, el autor de la magnífica novela ‘La conjura de los necios’, una historia en Nueva Orleans y a la que no le llegó el éxito hasta después de su muerte, podríamos decir hasta cierto punto, que ambos, Toole y Berlin, compartieron un paralelismo, si bien no hasta el trágico extremo del suicidio, como sucedió lamentablemente con el autor y creador del icónico personaje Ignatius Reilly, y que la justicia poética acabó por brindarle de manera póstuma el destacado e importante premio Pulitzer en los Estados Unidos. La explosión del éxito para Lucia Berlin llegó también después de unos años de su fallecimiento con la antología de relatos ‘Manual para mujeres de la limpieza’.

Entre los quince relatos que componen esta antología, el hijo de Berlin apunta en sus notas la influencia en algunos cuentos de su madre por las lecturas del gran escritor de la literatura rusa del siglo XIX Antón Chéjov, ‘Romance (En la estela de Chéjov)’ y ‘Una vida nueva’, el imprescindible escritor de tendencia psicológica en el género del cuento. En el apéndice de artículos escritos por la autora se encuentra ‘Bloqueada’, donde Lucia Berlin expone la situación de bloqueo creativo que en ocasiones puede afectar a un escritor, y en el apartado de ‘Diarios’ se contribuye a mostrarnos una imagen personal de la escritora.

La autora captó muy bien el axioma de la técnica narrativa por el que se dice, ya casi de forma manida, que la literatura no es lo que se cuenta, sino cómo se cuenta, y desde esta perspectiva Berlin aprovechaba anécdotas de su propia vida para transformarlas en cuentos, es decir, su vida era su materia prima para la literatura, digamos, su capacidad de imaginación cuando se relaciona la realidad o recuerdos visuales que se transforman a través de la narración. En los cuentos de Berlin flota apuntar hacia algo que no se dice explícitamente, una elipsis brumosa, podríamos decir, como si la literatura fuese hacer un dibujo en el aire y que el lector hubiese de verlo mediante la narración escrita. Lucia Berlin, cuyo aniversario de su fallecimiento se cumplió el pasado 12 de noviembre, provoca la sensación de la voz de un espíritu libre que renuncia a ser como esperan los demás para ser ella misma.

Portada de 'Una nueva vida'.

Portada de 'Una nueva vida'. / Alfaguara

  • Una nueva vida
  • Autora: Lucia Berlin
  • Editorial: Alfaguara
  • Traducción: Eugenia Vázquez Nacarino
  • Precio: 19,85 €