Epistolario

Cesare Pavese: un amante frustrado

El hilo conductor de este libro es el desamor. Pavese se pone frente a su propio espejo, analiza sus contradicciones, sus fracasos (esa idea constante, obsesiva) y sus malos modales, su mal carácter

Cesare Pavese.

Cesare Pavese. / La Opinión

Juan Gaitán

Juan Gaitán

Podríamos llamarlo «literatura del yo». Ahí entrarían la autobiografía, la autoficción, los diarios y los epistolarios. De estos dos últimos se podría hacer un apartado especial, porque en principio no se escriben para ser publicados. Sería el subgrupo de «géneros íntimos», aquel en el que encuadramos la conversación íntima, por escrito, con uno mismo o con un único interlocutor, el corresponsal.

Sin embargo, el género epistolar está de moda, o acaso nunca dejó de estarlo. Últimamente han aparecido un buen número de epistolarios de diferentes autores, alguno de ellos reseñados por mí en estas páginas. Digamos antes de entrar en materia concreta que en las obras pertenecientes a este género se agrupan textos de por sí fragmentarios, que reflejan vivencias relacionadas con el escritor y con el destinatario. Las cartas son recogidas generalmente tras la muerte del autor y reflejan infinitamente más a fondo que cualquier obra su existencia, su forma de ver la vida, fundamentalmente por esa cualidad de que no se escribieron para el público y, por tanto, son menos ficción, aunque siempre hay ficción en todo lo que se escribe.

Cesare Pavese, el atormentado escritor italiano angustiado por el fracaso (que le persiguió constantemente), escribió muchas cartas en su vida. Y algunas le metieron en serios apuros, como aquellas que cruzó con una activista comunista de la que estuvo enamorado y por las cuales fue confinado en 1935 acusado de actividades antifascistas. Ahora, la editorial Altamarea publica ‘Cartas de desamor’ una selección de cartas escritas por Pavese a lo largo de dieciocho años (la primera carta es del 15 de septiembre de 1932, cuando tenía exactamente 24 años y seis días; y la última es del 26 de agosto de 1950, un día antes de su suicidio), ese periodo que Susan Sontag denominó una vez «de sufridor ejemplar». Y es que, ciertamente, Pavese parece justificar su existencia en la ejecución de la dolorosa tarea de vivir, (’El oficio de vivir’ es el título con el que se publicarán sus diarios personales).

El hilo conductor de este libro es el desamor. Pavese se pone frente a su propio espejo, analiza sus contradicciones, sus fracasos (esa idea constante, obsesiva) y sus malos modales, su mal carácter. Un hombre que a los 35 años se siente viejo: «Fernanda, me estoy haciendo viejo y, si me pongo a pensar en escribir una novela, me enfrasco en mí mismo una y otra vez incapaz de disfrutar ni de la novela ni de mí mismo (…) Fernanda, soy viejo».

Esta Fernanda es Fernanda Pivano, una escritora, periodista, traductora y crítica italiana que trabajó en la misma editorial (Einaudi) que Cesare Pavese y que rechazó dos veces las proposiciones de boda del escritor.

Las ‘Cartas de desamor’ son importantes para quien quiera indagar en la personalidad de Cesare Pavese. que tener en cuenta que su suicidio sucede en la madrugada del 26 al 27 de agosto de 1950, en una habitación del hotel Roma de Turín, después de una serie de sucesivas llamadas desesperadas a algunas amigas. Estas cartas, bellamente impresas, dan una muestra clara de qué tipo de relación estableció Pavesa con ellas a lo largo de su vida.

Aunque el título del epistolario sea Cartas de desamor’, las cuatro últimas no versan sobre el asunto amoroso, no tienen nada que ver con él. Son, en realidad, una despedida muy huraña, al estilo Pavese. Una nota al pie justifica su introducción en el volumen alegando que son de «desamor no hacia el amor, sino hacia la vida y la literatura».

Cartas de desamor

Autor: Cesare Pavese

Editorial: Altamarea

Traducción: Carlos Clavería

 Precio: 10,90 €