Crónicas de la ciudad

Precaución y reparación en la calle Peña, peligrosa para el paseante

Si ya cuesta ascender la empinada calle, el peatón deberá poner además máxima atención para no caerse con todo el equipo por el estado maltrecho de las aceras.

Uno de los tramos de calle Peña con las aceras descompuestas.

Uno de los tramos de calle Peña con las aceras descompuestas. / A.V.

Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

El Aula Museo de Geología, el equipamiento museístico de La Trinidad que un problema de agenda de última hora impide visitar a nuestro alcalde desde 2016, cuando abrió sus puertas, demuestra gracias a mapas y paneles explicativos que Málaga es la segunda provincia más montañosa de España.

El mismo Centro de Málaga, considerado más allá de las murallas, tiene unas cuestas que se las trae, como se puede comprobar, por ejemplo, subiendo calle Dos Aceras o calle Mariblanca, tan recomendables para quienes practican la marcha noruega.

Las calles Alta y Altozano evidencian también las cuestas que se gastan en otros puntos relativamente céntricos de nuestra ciudad, así que calculen el esfuerzo de piernas que tuvieron que hacer los que acudieron al entierro del famoso guerrero localizado en calle Jinete con calle Refino, sobre todo si llegaron a portar sus restos. El yacimiento arqueológico puede verse hoy en el Museo de Málaga.

Acostumbrados como están tantas generaciones de malagueños a las cuestas, estas se hacen especialmente arduas o, hablando en plata, puñeteras, si encima hay que sortear los accidentes geográficos imprevistos que, como volcanes de nuevo cuño, abren sus fauces en mitad del recorrido.

Es el caso de todo peatón que ejercite sus piernas por gusto o vecindad por la continuación de calle Mariblanca: la calle Peña.

La vía, por cierto, no homenajea a ningún prohombre o promujer de apellido Peña sino que hace referencia a algún promontorio o roca que había en la zona, de ahí que a finales del XVIII constara en el famoso plano de Carrión de Mula como calle La Peña.

Pues bien, si ya tiene mandanga subir calle Peña, si lo hacen por la acera de la derecha, descubrirán que comienza a lucir quebrada y triturada, hasta que en tres o cuatro tramos bastante grandes desaparece de golpe y que el peatón se las componga.

Otro accidentado tramo de calle Peña.

Otro accidentado tramo de calle Peña. / A.V.

La práctica no reglamentada de aparcar el coche o la furgoneta encima se ha llevado por delante parte de las aceras de calle y lo desaparecido luce como claros de un bosque.

Imaginen a una persona mayor o a un joven despistado en esos momentos del día o el atardecer en los que la luz declina y la luz eléctrica todavía no se ha hecho presente (o ha hecho mutis por el foro). El resultado puede ser la lesión de los futboleros músculos isquiotibiales o la pérdida de piezas dentales. Si a eso sumamos que en dos de estos ‘calveros de acera’ asoma el borde de sendos registros, la piña en calle Peña está asegurada. Precaución... y reparación. 

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