Crónicas de la ciudad

Dos árboles de Málaga, a punto de criar malvas

Un malagueño lleva desde mayo avisando al Ayuntamiento para que salve en la calle Molino de San Telmo un naranjo y una jacaranda. Hasta ahora, en vano

El naranjo anegado de agua, en el centro el pasado jueves.

El naranjo anegado de agua, en el centro el pasado jueves. / A.V.

Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

El escritor Pío Baroja, cuyos sobrinos se estacionaron para siempre en el paraíso de Churriana, escribió en el arranque del siglo pasado una estupenda trilogía (‘La busca’, ‘Mala hierba’ y ‘Aurora roja’) a la que el autor vasco puso el nombre genérico de ‘La lucha por la vida’.

Y ciertamente, mucho de supervivencia del más fuerte tenían las andanzas del protagonista, un chico soriano por el Madrid más barriobajero.

En el mundo de las plantas, las especies evolucionan si cuentan, como las personas, con un ‘ingreso mínimo vital’, en este caso de agua, pues con las plantas ni debe faltar ni tampoco sobrar esta. Así que con estas condiciones impepinables, esta sección constató el pasado jueves que en un rincón próximo a Fuente Olletas dos árboles tratan de luchar por su vida por diferentes razones, en una vía cargado de historia, pues hablamos de la calle Molino de San Telmo.

El primer árbol, que parece que de un momento a otro dará el último suspiro, es un naranjo que entra en la categoría de ‘esmirriado’, como si hubiera sido trasplantado desde la célebre región de Biafra, en su día asolada por terribles hambrunas.

La razón de su estado de revista tiene que ver con sus bajuras, pues un fallo en el riego lo ha dejado permanentemente encharcado, como si Parques y Jardines estuviera cultivando en esas alturas de Olletas un arrozal.

La jacaranda esmirriada, en primer plano.

La jacaranda esmirriada, en primer plano. / A.V.

Al otro lado de la acera, en un rinconcito de la calle pegado ya a la cuesta del Camino del Colmenar, la que no pasa sus mejores momentos es una jacaranda. ¿El motivo aparente?, el riego automático parece estar bastante ausente. 

Y aquí viene lo que hace de esta situación especialmente desesperante: un vecino de la zona, antiguo trabajador municipal muy sensibilizado con el estado de los árboles, lleva desde mayo alertando al Ayuntamiento sin ningún resultado. De hecho, en tres ocasiones se lo comunicó a los jardineros encargados de mantener la zona; también transmitió la ‘alerta botánica’ a una pareja de la Policía Local y como los árboles iban camino ya del raquitismo y la desaparición, en junio llamó tres veces a Parques y Jardines. A este respecto, el antiguo funcionario municipal resalta que fue atendido con toda la corrección del mundo por dos amables jóvenes. Bravo por ellos pero en cuanto a resultados tangibles: los árboles, paradójicamente y siendo un naranjo y una jacaranda, van camino de criar malvas.

El Consistorio está aún a tiempo de salvar estos dos árboles con que ponga un poco más de cariño.

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