Ley de Memoria Democrática

Suprimido el título que Franco concedió al aviador García-Morato

La nueva Ley de Memoria Democrática elimina todos los títulos nobiliarios y Grandezas de España registrados entre 1948 y 1978 - El de Conde del Jarama fue otorgado a título póstumo en abril de 1950

Ana I. Montañez

Ana I. Montañez

El pasado 21 de octubre entró en vigor la Ley de Memoria Democrática, una norma que «persigue preservar y mantener la memoria de las víctimas de la Guerra y la dictadura franquista», sustituyendo, por cierto, la norma aprobada en 2007.

Uno de los cambios sustanciales que recoge la nueva ley se encuentra en el artículo 41, en el que se determina la supresión de todos los títulos nobiliarios y grandezas de España concedidos entre 1948 y 1978, en total, 33 designaciones.

Entre esos títulos -que ya son cosa del pasado- se encuentra el del conde del Jarama, otorgado al aviador franquista Joaquín García-Morato, nacido en Melilla en 1904 aunque con una estrecha relación con Málaga. No en vano se casó con María del Carmen Gálvez Moll, hija del doctor malagueño José Gálvez Ginachero, que llegó a ser alcalde de Málaga entre 1923 y 1926.

En 1950, Franco otorgó a García-Morato el título de conde del Jarama, aunque a título póstumo ya que el aviador falleció tres días después de que terminase la Guerra Civil, en concreto el 4 de abril de 1939, al estrellarse su avión mientras participaba en una exhibición aérea en Madrid para el rodaje de una película alemana.

Tal y como recoge el Boletín Oficial del Estado (BOE) del 1 de abril de 1950, Franco le otorgó este título nobiliario porque «en todos los frentes de batalla y de modo destacado en el de Jarama logró la superioridad de las alas españolas».

Al ser un título concedido a título póstumo, fue su hija mayor, María José García-Morato y Gálvez la que recibió la consideración, hasta la entrada en vigor de la ley. María José es presidenta de la Asociación Probeatificación José Gálvez Ginachero.

Este aviador del bando sublevado y fundador de la Patrulla Azul -una unidad aérea del bando franquista-, fue enterrado en el cementerio de San Miguel, en Málaga capital, aunque en los setenta fue trasladado a la iglesia del Carmen, en la capilla de la cofradía de la Misericordia.

No obstante, en octubre del año pasado la familia decidió trasladar el cuerpo de García-Morato para evitar polémicas como las que sigue generando la permanencia de Queipo de Llano en la Macarena, en Sevilla, o Franco en el Valle de los Caídos antes de que fuera exhumado en 2019.

Tras una ceremonia «discreta», los restos del aviador fueron trasladados a otro enclave que no ha trascendido.

Esta decisión de la familia pudo venir motivada también porque el año anterior, en 2020, la Comisión de Memoria Histórica de Málaga instó al Obispado a que se sacaran los restos de García-Morato de la iglesia del Carmen.

Suprimido el título que Franco concedió al aviador García-Morato

Estracto del BOE del 1 de abril de 1950. / L. O.

Una avenida polémica

Tras la aprobación de la nueva Ley de Memoria Democrática se ha reactivado el debate sobre los nombres franquistas en el callejero de Málaga.

Las dos principales reivindicaciones son las de la avenida de Carlos Haya, otro aviador franquista y, por cierto, cuñado de García-Morato, que también tiene otra avenida junto al aeropuerto de Málaga.

La oposición ha vuelto a pedir al Ayuntamiento de Málaga que vuelva a convocar la Comisión de Memoria Histórica para retomar el cambio de nombre de estas dos avenidas y, aunque la concejala de Cultura, Noelia Losada, ya ha adelantado que se celebrará antes de finales de año, ha condicionado la sustitución de los nombres al pronunciamiento del Tribunal Supremo, que continúa analizando medio centenar de nombres de calles de Madrid.

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