Elecciones municipales

PP versus PSOE: la misma guerra, diferentes conquistas

Las formaciones asociadas al bipartidismo llevan varios meses engrasando una maquinaria electoral con la que los socialistas aspiran a mejorar en las ciudades y los populares en los pueblos

Patricia Navarro, en el centro, durante unas jornadas de formación a candidatos del PP.

Patricia Navarro, en el centro, durante unas jornadas de formación a candidatos del PP. / L. O.

Cristóbal G. Montilla

Cristóbal G. Montilla

A medida que se acercan las elecciones municipales del 28 de mayo, el PP y el PSOE no esconden que aspiran a ganar la misma guerra aunque para lograrlo tienen que acceder a diferentes conquistas. Con el ‘cuerpo a cuerpo’ cada vez más enquistado en el plano dialéctico de sus dirigentes  malagueños, las formaciones asociadas al bipartidismo han metido una marcha más en sus respectivas maquinarias electorales.

Dicho de otra manera, han desenterrado armas que en el caso de los socialistas tienen en el punto de mira las ciudades malagueñas de más de 20.000 habitantes. O sea, en feudos que suele controlar el PP, de modo que gobierna en una docena de ellos y solo le deja a sus rivales ‘del puño y la rosa’ las alcaldías de Cártama, Vélez-Málaga, Mijas y Benalmádena.

 Frente a este panorama, los disparos se cruzan hasta el punto que en el PSOE aseguran que «el PP de Málaga ha pasado de la euforia de junio al nerviosismo de ahora, cuando ve que los casos de corrupción en Marbella o investigaciones como la de Smassa en la capital, dónde además hay un grave problema con la vivienda, pueden hacerle perder alcaldías importantes».

Por su parte, los populares proclaman que el mensaje socialista sobre la posibilidad de ganar en cualquiera de las ciudades de más de 20.000 habitantes «responde a una estrategia que carece de fundamentos». Y, a su vez, aseguran que darán la sorpresa en varios feudos socialistas.

Consciente de la clásica asignatura pendiente del PP, el PSOE presume de contar con «más grupos autónomos de trabajo en los municipios, con gente del terreno y estrategias apegadas al territorio» que su contrincante. Asimismo, acusan a los populares de «presentar demasiados ‘paracaidistas’ o a ‘cuneros’ que tienen familia pero no viven allí», en aquellas poblaciones en las que no gozan de implantación porque cada voto cuenta para el reparto de la tarta de la Diputación.

Reunión de los candidatos socialistas de municipios malagueños de más de 20.000 habitantes.

Reunión de los candidatos socialistas de municipios malagueños de más de 20.000 habitantes. / L. O.

Precisamente, combatir este handicap ha sido una de las claves de la estrategia que el PP lanzó poco después de la celebración de las elecciones andaluzas del 19 de junio.

Así, fuentes de la formación de centro-derecha defienden que «en las autonómicas se vio que el partido había roto todos los techos, que no tenía límites en prácticamente ningún municipio malagueño y que las personas que habían votado a Juanma Moreno podrían hacerlo a un candidato de su pueblo que se presentara con las mismas siglas».

«Detrás de cada candidatura habrá muchos meses de trabajo sobre el terreno, las andaluzas nos han ayudado mucho en muchos sitios», sostienen para referirse a la necesidad de romper tabúes en ciertas localidades de interior, tradicionalmente de izquierdas.

Para ello, se han llevado a cabo iniciativas como la de la Oficina Permanente de Formación del PP de Málaga, orientada a los candidatos «para poner en sus manos herramientas dirigidas fundamentalmente a conectar con los ciudadanos, a entablar relaciones cara a cara con los vecinos».

El pasado fin de semana, la sede provincial acogió una jornada de formación para candidatos de esos municipios menores de 10.000 habitantes en los que se aspira a recortar distancia o arrebatarle alcaldías al PSOE en los comicios de mayo. 

La Diputación, en juego

Bajo el deseo común de gobernar allá dónde no lo hacen, el PPy el PSOE no pierden de vista que en los comicios locales de mayo vuelve a estar en juego la Diputación Provincial de Málaga. El regreso al poder en esta institución malagueña ya fue señalado por Juan Espadas como su prioridad en la provincia, en cuanto estrenó el liderazgo andaluz del partido progresista. Sin ir más lejos, al exalcalde de Sevilla le apremia la certeza de que todo lo que sea bajar de las seis diputaciones andaluzas conquistadas por su antecesora, Susana Díaz, sería un fracaso.

En cambio, el PPaspira a darle la vuelta a la tortilla en estos entes supramunicipales bajo la premisa de acercarse ahora lo máximo posible a los resultados cosechados por Juanma Moreno el 19J. En el caso de la Diputación malagueña, los populares anhelan una mayoría absoluta que evite los aprietos sufridos en la presente legislatura, con la desaparición del grupo de Ciudadanos y las aportaciones como no adscrito de Juan Cassá, o incluso de Juan Carlos Maldonado, entrando en la ecuación. 

En tierras malagueñas, los objetivos que se barajan a nivel interno sitúan al PP ante la posibilidad de ampliar de forma considerable su cifra actual de 31 alcaldías. Yel PSOE se ve en la necesidad de cuando menos conservar las 51 que posee a día de hoy, tras la reciente moción de censura en Casabermeja.

Ambas fuerzas políticas se repartieron en 2019 victorias parciales. El hecho de que los socialistas tengan una veintena de alcaldías más que los populares contrasta con la realidad de que el PP fue la fuerza más votada en el conjunto de la provincia. Así, obtuvo unos 35.000 sufragios más, ya que se aproximó a los 249.000 votos (36,6%) frente a los 235.000 que rondó el PSOE (31,4%).

Ahora bien, los triunfos socialistas en las plazas menos pobladas explican que el PSOEse acercara a los 500 concejales frente a los casi 400 con los que contó el Partido Popular. 

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