Crónicas de la ciudad

La calle Santa María, antes que el Plan Litoral

Comparado con el dineral de soterrar el Paseo de los Curas, para el Ayuntamiento sería calderilla enmendar su error de hace 23 años y arreglar de forma digna la calle

Detalle de la calle Santa María, a primera hora de ayer, con el ‘arco de bienvenida’ ocupado por palomas.

Detalle de la calle Santa María, a primera hora de ayer, con el ‘arco de bienvenida’ ocupado por palomas. / A.V.

Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

La semana pasada esta sección hablaba del comentado Plan Litoral -que costará entre 391 millones y 600, según quien hable esté en el equipo de gobierno o en la oposición- por el riesgo que conllevarán las obras para el Parque de Málaga, como ya previó la Academia Malagueña de Ciencias en un informe hace 23 años. Si se hace algún día realidad, el Parque debería ser una prioridad y habría que vigilar su ejecución para no repetir el ridículo (y el dispendio) de las obras marineras del espaldón del Dique de Levante, sólo que con consecuencias quizás irreversibles para la zona verde más valiosa de la ciudad -además del Jardín de La Concepción-.

Estos días del Festival de Cine, cuando la ciudad se vuelve un poco más protagonista y recibe el escrutinio de cientos de medios, nuestro Ayuntamiento debería sopesar si antes de un proyecto tan propio de Cecil B. DeMille o Samuel Bronston no sería menester arreglar de una vez un estropicio propiciado por la impericia municipal.  

A fin de cuentas, comparado con el gran soterramiento del Paseo de los Curas esto sería calderilla. Hablamos de una calle sufrida por peatones de todas las nacionalidades y que ya ha aparecido en varias ocasiones en esta sección.

La foto de la portada, completa.

La misma foto, completa. / A.V.

Se trata de la antigua calle Mercaderes, pues aquí se asentaron los mercaderes de paños tras la conquista cristiana en 1487, más tarde la calle Santa María, una de las más antiguas de Málaga.

Como es una vía sin personalidad jurídica, no pudo presentar denuncia por otro dispendio de dinero público: la chapuza perpetrada en sus carnes, también hace 23 años, cuando se pavimentó y se renovaron sus servicios.

Como saben, la mala elección del pavimento, que resultó muy deslizante, obligó a picarlo y convertirlo en un primo del queso gruyere para evitar más resbalones de la cuenta, pues producirse se siguen produciendo. Recuerda este pavimento un deficiente tipo de pizarra que todavía luce el camino de ascenso al Castillo de Gibralfaro -vía turística eficazmente abandonada por nuestro Ayuntamiento- y que tampoco agarra bien.  

Estos días del Festival de Cine deberán tener cuidado quienes desconozcan la insegura calle Santa María, con sus charcos traicioneros y casi perpetuos y su querencia al vejigazo del peatón. Completa la tétrica escena un arco de bienvenida, en realidad un sólido cableado aéreo, muy frecuentado por los palomos, dispuestos a soltar lo que haga falta.

Lo dicho, antes que el Plan Litoral, bien estaría enmendar el apaño de calle Santa María. 

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