Memorias de Málaga

El cine Duque en El Molinillo

Los vecinos que vivían en El Molinillo, Ciudad Jardín, Capuchinos y Segalerva fueron los principales beneficiarios de este cine, inaugurado en 1945 en un solar de la calle Duque de Rivas y que cerró sus puertas en 1971

El Cine Duque en una imagen de 1971, restaurada digitalmente por Anton Ozomek en 2022.

El Cine Duque en una imagen de 1971, restaurada digitalmente por Anton Ozomek en 2022. / Colección Muñoz Antivon

Guillermo Jiménez Smerdou

Guillermo Jiménez Smerdou

El mayor acierto del empresario cinematográfico don José Fernández Crespo, que desde 1927 explotaba el cine Plus Ultra, uno de los más antiguos de Málaga, fue elegir en 1945 un solar de la calle Duque de Rivas para levantar un nuevo cinematógrafo. En el sector del Molinillo no había ningún cine. Los más cercanos eran el Principal, que estaba en la plaza del Teatro, y el Moderno, al otro lado del río. La población que residía en la zona conocida por el Molinillo, Ciudad Jardín, Capuchinos, Segalerva… no disponía de un cine cercano. La decisión del señor Fernández Crespo de construir un cine en la zona fue el primer acierto, y el segundo, explotar el nuevo local de acuerdo con las normas adoptadas en el Plus.

Para darle un nombre al cine optó por eliminar el Rivas del ducado dejándolo en Duque. El solar permitió al arquitecto diseñar un cine de una sola planta capaz de instalar 1.100 butacas o asientos, porque los denominados «cines de barrio» no eran dignos de butacas tapizadas. Eso era exclusivo de los cines del Centro.

Aunque oficialmente se inauguró el primero de marzo de 1945, dos meses antes, el 6 de enero, abrió sus puertas con la proyección de una de las primeras películas del director Alfred Hitchcock, ‘Enviado especial’. Si bien la película se rodó en 1940, a España no llegó hasta 1944. El reparto era de lujo. Nada menos que Joel McCrea, Laraine Dey, Herbert Marshall y George Sanders.

Sesión continua

La programación del Duque, que se mantuvo hasta su cierre en diciembre de 1971, se ajustó a las normas que regían en los cines de barrio: dos películas de largo metraje en sesión continua. El sistema de sesión continua se mantuvo durante muchos años en los cines de Málaga, lo que permitía a los espectadores ver las películas dos veces seguidas sin abonar una nueva entrada; entrar en el local empezada la proyección era corriente, lo mismo que abandonar la sala cuando se te antojara…

Salvo los domingos y festivos, los cines de Málaga abrían a las 5 de la tarde y cerraban a la 1 de la madrugada; los festivos abrían dos horas antes, a las 3 de la tarde. En los cines de estreno lo normal eran cuatro proyecciones seguidas, o sea, que la película se proyectaba cuatro veces.

Las sesiones, aunque continuas, duraban dos horas. En las dos horas fijadas, la primera media hora se reservaba a algún cortometraje, casi siempre una película de dibujos animados, algún documental, y el obligado No-Do.

Tras estas proyecciones, varios tráileres o avances de las películas de próximo estreno (la palabra tráiler tiene dos significados: el de avance de una película y el remolque de camiones). Se encendían las luces del local hasta el momento de empezar la proyección de la película larga.

Durante muchos años, salvo contadas excepciones, las películas duraban noventa minutos. Total, cada dos horas se iniciaba una nueva sesión. El estreno de ‘Lo que el viento se llevó’, que duraba casi cuatro horas (3,45) fue la primera película que rompió lo de los noventa minutos, lo que vino a alterar las normas que hasta entonces regían. Claro que antes, en la época del cine mudo, la duración de una película rondaba los sesenta minutos.

En los cines de programa doble, a la hora de la programación el dueño del local decidía qué película se proyectaría tres veces y qué película dos veces, porque el cierre estaba fijado a la una de la madrugada.

Cine Duque, cuadro naif de Diego Ceano

El cine duque en el molinillo / Archivo Diego Ceano

Ventilación

La ventilación de los cinematógrafos de Málaga, pese a los informes favorables de la inspección de Sanidad, nunca fue buena porque al abrir sus puertas cada día los olores a humanidad del día anterior no se habían eliminado del todo. Olían mal, sin paliativos. En el Duque sucedía lo mismo.

Algunos cines recurrieron a un ambientador que se comercializó con el nombre de ozonopino Ruy-Ram, que creaba un ambiente más fresco y saludable. Si la memoria no me engaña, el primer cine que usó el ozonopino fue el Victoria. En aquella época la limpieza y el aseo no eran objeto de atención por la parte empresarial.

En 1988, mi admirada escritora y amiga María Pepa Lara, me pidió que prologara su primer libro sobre los cines de Málaga, el titulado precisamente Historia de los Cines Malagueños. Lo hice con sumo gusto, y en el texto incluí la siguiente anécdota relacionada con el cine Duque. Y puestos a recoger anécdotas, cómo olvidar el denigrante anuncio que se colocaba en algunos cines de reposición y programas dobles entre película y película: «Aviso: Se prohíbe orinar dentro de la sala». No me lo contaron lo leí un día que fui a ver un estreno, porque el Duque, como comentaré más adelante, estrenó algunas películas.

El anuncio fue retirado por orden del Gobernador civil.

Las películas que vi

Entre los años 1944 y 1948 frecuenté el Duque para ver películas que no vi en los cines de estreno por razones económicas. Destaco algunas que están en todas las antologías. Por ejemplo, ‘La Diligencia’, que aunque se filmó en 1939 no llegó a España hasta 1944. Está considerada (o por lo menos para mí) como la mejor película del Oeste, pese a las cientos o miles de películas del género que se han rodado después y se siguen filmando. Fue una obra maestra de John Ford, interpretada por John Wayne, Claire Trevor, Thomas Mitchell… Hoy, más de ochenta años después, hay que ver la película, siendo consciente de que el cine ha evolucionado en todo. Otra que alcancé a ver en el Duque fue ‘El forastero’, otra gran película del Oeste dirigida por William Wyler con Gary Cooper de protagonista. Es también una obra maestra del género. Se rodó un año después de ‘La Diligencia’.

‘Albergue nocturno’, película británica, de John Baxter del 1941, tuve la suerte de verla en el Duque cuando ya estaba en fase de retirada del mercado, como también la alemana ‘La ciudad soñada’, rodada en 1942, interpretada por Kristina Söderbaum y Paul Klingen, dirigida por el mejor realizador germano de la época, Veit Harlan. En ese mismo periodo vi también la película alemana ‘Baile con el emperador’, sobre la vida del emperador Francisco José, con un reparto encabezado por dos figuras del cine alemán, Marika Rökk y Wolf Albach-Retty. Se filmó en 1940. Estas y otras películas alemanas estrenadas en España y Málaga correspondían a la etapa hitleriana. A partir de la caída de Reich (1945), el cine alemán tuvo que empezar de nuevo. Pero esa es otra historia.

Finalizo este capítulo recordando otras películas que vi en el Duque antes de iniciar mi carrera como crítico de cine en 1949, especialmente las españolas que exaltaban los valores patrios, como ‘¡A mí, la Legión!’ y ‘Harka’; y las de folklore ‘Morena clara’, ‘La blanca paloma’, ‘Suspiros de España’…

Los estrenos

Aunque el cine Duque, como queda recogido en líneas anteriores, fue de los que se calificaban como «de reestreno», desde su construcción hasta su cierre estrenó películas, generalmente las de menos calidad o las que los cines de estreno no proyectaban por falta de fechas libres. En 1946 estrenó dos películas sin interés alguno; en 1948, dos títulos, destacando por su originalidad ‘Por el Gran Premio’, dirigida por el francés Pierre-Antoine Caron, interpretada por Raúl Cancio y la actriz italiana afincada en España, Paola Bárbara. Tema: una Vuelta Ciclista. En 1952 estrenó ‘Amor en seis lecciones’, inglesa; en 1954, cuatro títulos, dos franceses de bastante calidad que merecieron mejor trato. Las dos fueron objeto de comentarios favorables. Las destaqué en mi programa Cine Invisible: ‘La aventura está en la esquina’ de 1944, dirigida por Jacques-Daniel Norman, y, sobre todo, ‘Mientras viva’, interpretada por una de las actrices más destacadas del cine francés, Edwige Feuillère.

Cine de verano

La superficie del solar donde se construyó el Duque permitió la instalación de un cine de verano o al aire libre, que funcionó a la par con el cubierto. Funcionó varios años, alternando el cine con espectáculos de variedades.

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