Vecinos

Desahucio tras 33 años viviendo en Lagunillas

José Antonio López, de 58 años, afrontará en diciembre el probable desahucio de la casa de calle Lagunillas en la que vive desde 1990 y en la que trabajó de pequeño. Con problemas respiratorios, pide un alquiler barato

José Antonio López, en su vivienda de calle Lagunillas, esta semana.

José Antonio López, en su vivienda de calle Lagunillas, esta semana. / A.V.

Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

El próximo 13 de diciembre, José Antonio López, de 58 años, sabrá qué futuro le espera y si podrá seguir contando con un techo bajo el que vivir. 

Este exlegionario, hijo de emigrantes andaluces en Barcelona y criado en Lagunillas, es muy probable que tenga que abandonar el lugar en el que vive desde hace 33 años, en el número 56 de calle Lagunillas, cuando finalice el juicio por desahucio precario, en la famosa parcela de las tecnocasas, un proyecto ahora revivido por la Junta que traerá pisos de alquiler baratos. De hecho, explica, es AVRA, la agencia autonómica, la que promueve el desahucio.  

Su caso es muy peculiar porque aunque nunca fue propietario de la vivienda, está empadronado en ella, paga la basura, la luz y el agua y contaba con el permiso de la anterior propietaria para vivir en ella. 

«Aquí había una carnicería y de crío había estado trabajando en esta misma casa, entonces el barrio no era como ahora», señala.

En 1987, tras siete años en la Legión -estuvo en Ronda y en Fuerteventura, recuerda- recibió la llamada de Pepe, el antiguo dueño de la carnicería. «Me dijo que estaba solo y me ofrecí a cuidarlo», destaca.

José Antonio López estuvo tres años atendiéndole, le visitaba y le hacía la comida y cuando empeoró, estuvo los últimos cuatro meses viviendo en su casa hasta que falleció en 1990. Entonces, acudió a su viuda -el matrimonio estaba separado- y recibió de ella el visto bueno para seguir viviendo en la casa de Pepe. «La familia no me puso ninguna pega», resalta. 

Enfermedad pulmonar

A partir de ahí, con una vivienda en su barrio, cuenta que ha ido trabajando en lo que ha podido, en muchas ocasiones en demoliciones y algunas en su propio barrio. De resultas de este trabajo, explica que le han diagnosticado una Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC) y tres neumotórax. «Todo eso me lo ha traído el polvo de los derribos y el hacer fuerza: si había que mover 20 kilos yo quería mover 50 y ahora, apenas puedo llevar la cesta de la compra, no puedo levantar peso», señala. 

El presidente vecinal, Curro López, con José Antonio, delante de la casa en la que vive desde 1990.

El presidente vecinal, Curro López, con José Antonio, delante de la casa en la que vive desde 1990. / A.V.

Ahora, cuenta esta semana, hace trabajos esporádicos para algún amigo y se gana 10 o 15 euros, mientras está a la espera de trabajar de guarda en una obra vecina. Lo que de ninguna manera contempla es dejar su casa sin una vivienda a cambio. Además, explica, está pendiente del tribunal médico para ver si el SAS le reconoce sus problemas respiratorios. 

«He hablado con los concejales y me dicen que me corresponde una vivienda», señala. A este vecino de Lagunillas le da igual adónde ir y cuenta que hace año y medio echó una solicitud de vivienda en el IMV y que sólo pide que sea «de alquiler barato y en un bajo, porque no puedo subir escaleras»

A su lado está Curro López, presidente de la Asociación de Vecinos de Lagunillas que se muestra preocupado por la marcha acelerada de vecinos del barrio, a causa del empuje, en su mayoría, de los pisos turísticos, al tiempo que señala que diez familias de dos bloques han sido desalojados por esta causa. 

«Todo esto va a morir poco a poco. Nos van a echar pero vamos a luchar como gato panza arriba», resalta. En diciembre, José Antonio López sabrá qué va a ocurrir con su vida.

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