Crónicas de la ciudad

El distribuidor de aguas del Acueducto de San Telmo

En el número 4 de la calle Eclesiastés, hoy un amplio solar, se encontraba este distribuidor que alimentaba un molino de Capuchinos

La calle Eclesiastés, con el solar en el que la Junta localiza el distribuidor de aguas del acueducto.

La calle Eclesiastés, con el solar en el que la Junta localiza el distribuidor de aguas del acueducto. / A.V.

Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

El pasado martes recordamos cómo en 2010, los últimos guardas del Acueducto de San Telmo, Enrique Aguilar y su hijo Javier, los dos tristemente fallecidos, propusieron que la zona ajardinada de un ramal del acueducto, el que baja por la calle Obispo Salvador de los Reyes, junto a Las Flores, y que incluye los restos de dos molinos alimentados por esta preciosa obra del XVIII, pasaran a tener el nombre genérico de parque o jardín de los Guardas del Acueducto

Sin embargo, 13 años después nadie en el Ayuntamiento se da por aludido. Confiemos en que en esta legislatura la propuesta sea, cuando menos, debatida. 

Si seguimos el trazo del acueducto hasta el Centro y consultamos el expediente de su declaración como Bien de Interés Cultural en 2009 como Sitio Histórico, descubriremos que antes de bajar en paralelo a El Ejido hasta llegar al arca o alcubilla principal de calle Refino, el acueducto se bifurcaba para pegar ‘un requiebro’ hacia la derecha en dirección a Capuchinos

En la intersección de ese requiebro se encontraba un distribuidor de aguas para poder abastecer un ramal secundario que llegaba hasta lo que hoy es el número 42 de la calle Eduardo Domínguez Ávila, donde había un molino. De él informa la Junta, en la declaración BIC, de que sólo quedaban unos restos bajo la cimentación de un edificio nuevo. 

¿Y qué ocurre con ese distribuidor de aguas? El documento informa de que se encuentra en el número 4 de la calle Eclesiastés, pero en nuestros días este número es hoy un fecundo y amplio solar, porque se han sumado más viviendas desaparecidas. 

Vista del solar de la calle Eclesiastés.

Vista del solar de la calle Eclesiastés. / A.V.

¿Quedan restos de este distribuidor? En 2009 la Junta de Andalucía lo daba como existente y quién sabe si se encuentra en el subsuelo de este gran solar, en el que la vegetación convive con las banderolas -destrozadas por el viento- de alguna futurible promoción. Si algo quedara, tendrá que convivir a su vez con lo nuevo, como se ha hecho en otras zonas en las que ha ‘aflorado’ esta infraestructura hidráulica del obispo Molina Lario.  

Por lo demás, esta modesta calle Eclesiastés tiene algunas pinceladas curiosas, como un cartel en una de las viviendas que reza ‘Remanso urbano’ o una isleta de palmeras, con una de ellas sujeta por una suerte de tosca ortopedia de madera a los restos de una segunda palmera, pues de ella sólo queda el arranque.

Ortopedia clásica, de madera, en calle Eclesiastés

Ortopedia clásica, de madera, en calle Eclesiastés / A.V.

La calle, por cierto, desemboca a lo largo de un paseo arbolado en una plaza dedicada al guitarrista Celedonio Romero, pues por algo el Conservatorio Superior de Música está a un tiro de piedra. O a dos rasgueos de guitarra. 

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