Tradición

Los comercios más antiguos que esconde el corazón de Málaga

Sombrerería Pedro Mira, cerería Ojeda, La Mallorquina, Celyan, cerería Zalo, La Princesa o farmacia Bustamante son algunos de los establecimientos que tras muchos años resisten atendiendo tras el mostrador

Sombrerería Pedro Mira

Sombrerería Pedro Mira / Olivia Pozo

Martín González y Olivia Pozo

Málaga es fiel a sus calles, a las ‘locas’, a su gente… a las cosas de toda la vida. Los habitantes y turistas visitan la Catedral, la Alcazaba, el Castillo de Gibralfaro... patrimonio que la ciudad todavía conserva en su máximo esplendor. El histórico centro de la ciudad mantiene un sinfín de sitios tradicionales, pese a que muchos se han perdido por el empuje de los alquileres y las grandes franquicia. Cosmópolis, Librería Cervantes, Pérez-Cea, Ferretería El Llavín, Café Central o Calzados Hinojosa son algunos que se han quedado en el camino durante los últimos años. Aunque algunos pasen desapercibidos, en alguna calleja del corazón de Málaga, los propietarios de varios comercios han conseguido generación tras generación conservar su negocio. Tiendas pequeñitas, algunas reformadas y luminosas, pero al entrar en ellas todas tienen el mismo motivo: sobrevivir entre todo este auge de grandes comercios, bajos precios y por lo tanto rápida obsolescencia. Los habitantes de los pueblos de alrededor, el turismo nacional y el extranjero es una pieza fundamental para que los negocios salgan adelante.

Sombrerería Pedro Mira

Calle Larios, 1880. Pedro Mira decidió fundar una sombrerería. No tuvo descendencia, así que el negocio pasó a sus sobrinos, los cuales lo traspasaron en 1979. Con el tiempo el establecimiento pasó por la calle Fajardo hasta asentarse en la calle Especería, un recorrido señalado en Málaga y característico por el olor a incienso que lo inunda, bajo el nombre ‘Casa de Pedro Mira’. La actual propietaria, María Jesús, explica que por suerte el boom del comercio online no le afecta, “es un artículo muy personalizado, yo nada más te veo digo, a ti te va este tipo de sombrero. Y eso es lo que vale”. Las sombrererías alcanzan su mayor punto en verano, según María Jesús “el negocio del sombrero cada vez va a más debido al aumento de problemas de piel, por lo que la gente busca cubrirse lo máximo”. 

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Sombrerería Pedro Mira / Olivia Pozo

Cerería Ojeda

Calle San Juan, 1700. En un pequeño rincón del centro de Málaga, la familia de Fernando Ojeda Rojo lleva la cerería, desde que hay documentación notarial, pasando de padres a hijos. “Llegó a ser el comercio más antiguo de España”, sostiene Fernando recordando que también tuvieron la famosa fábrica de velas llamada ‘La Custodia’ en la calle Los Mártires. Un pequeño establecimiento lleno de estampitas y olor a incienso que se atesta con la llegada de la Cuaresma, la Semana Santa o la Navidad. Cada vez más comercios locales como éste se suman a la venta online, aunque precisamente estos son objetos que la gente prefiere ver en persona. “Me gusta el arte y tratar con el público”, defiende el dueño que se declara amante de su negocio. En Andalucía, la Semana Santa es un importante evento en el calendario de todo cofrade, no obstante, el número de clientes abarca más allá de ese sector. Los franceses e italianos también se señalan como buenos compradores. Y si una cosa tienen clara en ‘F. Ojeda Artículos Religiosos’, es que este comercio seguirá muchos años más.

F. Ojeda Artículos Religiosos

F. Ojeda Artículos Religiosos / Olivia Pozo

Cerería Zalo

Calle Los Mártires, 1720. La familia que posee a día de hoy la cerería, tiene sus primeros datos a principios del siglo XX, siendo por aquel entonces una fábrica de velas y bujías de Miguel Ojeda Torrecillas. En 1989, la tienda pasó a situarse en la calle Santa María, lugar en el cual reside actualmente, cuando Miguel Gonzalo Ojeda se hizo cargo de ella. El origen del nombre del negocio inicialmente llamada ‘La Custodia’ fue cambiado al variar los apellidos del linaje. 

El sucesor, José Ignacio Gonzalo, se encuentra tras el mostrador de ‘Cerería Zalo’ para atender la llegada de nuevos o frecuentes clientes que pasean por el Centro de Málaga. Además, efectúan envíos online a cualquier país como puede ser Francia o incluso Estados Unidos. Aun así declara que a ellos no les afecta el comercio online en gran manera y que “representa una pequeña parte de lo que realmente es el negocio de la tienda”. Esperan que este nido familiar pueda seguir muchos años más y por ello se adaptan a los nuevos tiempos y todas sus edades “sí se pone un producto de moda, lo buscamos y lo ponemos para vender”.

Cerería Zalo

Cerería Zalo / Olivia Pozo

Abanicos Celyan

Calle Nueva, 1958. La vigente propietaria de ‘Celyan’, Cristina Guerrero, se hizo con este tradicional comercio que regentaba su tía antes de su jubilación para continuar con la venta de abanicos, mantillas y complementos para novias. Un negocio muy demandado especialmente en los meses de primavera y verano, aunque el abanico es un producto que no pasa de moda, es una esencia. “El turismo malagueño ayuda mucho, hay más gente en la calle y más probabilidades de vender”, afirma Cristina a quien le gusta mucho su trabajo y la motivación que le da sacar adelante su propia línea. Considera que el mayor atractivo de la tienda es la mezcla de elementos arcaicos y modernos diseñados por artesanos que también llevan con ellos “toda la vida”. 

Abanicos Celyan

Abanicos Celyan / Olivia Pozo

La Mallorquina

Calle Sagasta, 1928. Su actual dueño, José Palma, es la tercera generación que, hasta donde conoce, pasa por aquí. Les consta que antes de ellos hubo otros propietarios, Puri y Salvador Ramos, quienes le dieron popularidad a esta tienda de comestibles ‘La Mallorquina’. “Mi abuelo tenía en el mercado de Bailén una charcutería, más tarde cogió este local y aquí estamos”, cuenta el también llamado José Palma, sucesor del regente. Los grandes supermercados presionan a los comercios locales con sus bajos precios, “a lo mejor sacan una oferta de un aceite que nosotros no nos podemos permitir”. Aun así, la diferencia es clara, este ultramarino puede ofrecer un especializado asesoramiento al público en distintos ámbitos como el vino o el corte de embutido. Asimismo, ‘La Mallorquina’ ha ampliado su oferta y también realizan envíos nacionales e internacionales. “Mientras podamos subsistir con la subida de precios aquí estaremos”, José es consciente de que en Málaga ya quedan pocas tiendas como esta. 

Ultramarinos La Mallorquina

Ultramarinos La Mallorquina / Olivia Pozo

La Princesa

Calle Granada, 1937. En plena Guerra Civil Española, el malagueño Luis Guerrero decidió abrir una pastelería 'La Princesa'. En 1978, su hija María Ángeles Guerrero se hace cargo de la tienda para seguir sirviendo al barrio. El negocio online y los grandes comercios es algo que no  afecta a este tipo de tiendas “este tipo de cosas no lo tienen los grandes comercios, porque es artesanal”, sostiene la propietaria. En cuanto al turismo, predomina el nacional, ya que conoce mejor el género, aunque también tiene clientela internacional. María Ángeles espera que este negocio siga su curso aunque argumenta que es algo que no puede asegurar al 100%.

Pastelería La Princesa

Pastelería La Princesa / Olivia Pozo

Farmacia Bustamante

Plaza de la Merced, 1739. La antigua farmacia fundada por Francisco Mamely, continúa su recorrido al realizarse una compra-venta de los progenitores. La propietaria, Ana Bustamante, afirma que la farmacia Bustamante se trata de un negocio que “solo se puede sostener en el tiempo por vocación”. 

Farmacia Bustamante

Farmacia Bustamante / Olivia Pozo

Si una cosa hay clara, es que aunque con el paso de los años hayan cambiado las ubicaciones, las fachadas, los dueños o incluso las familias, estos comercios en el corazón de Málaga levantan sus persianas día a día para seguir con afecto y vocación su jornada laboral.