Crónicas de la ciudad

Espíritu navideño en la Gerencia de Urbanismo

La GMU se marca un tanto con el acuerdo con colegios profesionales para reducir las listas de espera. Hora es de hacer algo con la lista de edificios protegidos.

Uno de los edificios más antiguos de Pedregalejo, demolido en junio pese a la petición de protección de los vecinos.

Uno de los edificios más antiguos de Pedregalejo, demolido en junio pese a la petición de protección de los vecinos. / Google Maps

Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

Una de las noticias más esperanzadoras del año ha sido la reciente firma de un acuerdo entre la atascada Gerencia Municipal de Urbanismo y varios colegios profesionales (Arquitectos, Aparejadores y Arquitectos Técnicos, Peritos e Ingenieros Técnicos Industriales) para acabar con las listas de espera que suponían poner años en barbecho cualquier tipo de proyecto relacionado con la vivienda en Málaga. 

Como recordaba hace poco en La Opinión su nueva decana, Susana Gómez de Lara, el Colegio de Arquitectos de Málaga ya ha demostrado con creces en el Ayuntamiento de Marbella que puede servir muy bien de intermediario y los arquitectos hacer visados que agilicen la parálisis administrativa actual. 

Resultaba carpetovetónico que la simple baja de un funcionario colapsara las licencias de obra hasta la recuperación del enfermo, así que hay que felicitar a todas las partes, empezando por nuestro Consistorio, que termina el año con sano propósito de enmienda. 

En realidad, sería emocionante que este espíritu navideño de cooperación se extendiera a un ámbito tan olvidado en Málaga como el de los edificios protegidos. El acuerdo arriba descrito evidencia que también se puede llegar a pactos con un asunto tan sensible que desbloquee la parálisis actual. 

Resulta llamativo que, en febrero de este año, tuviera que salir la Asociación de Vecinos de Pedregalejo para denunciar exceso de demoliciones en el barrio. Y no sólo por la presión inmobiliaria que sufre Málaga, también porque la lista de edificios protegidos del barrio no crece desde hace cerca de 40 años, lo que provoca que inmuebles notables que en los 80 pasaron desapercibidos, hoy estén cayendo por falta total de protección. 

Se trata de un problema que afecta a todos los barrios y al que el Ayuntamiento responde, hasta la fecha, con un simbólico bostezo: en febrero el entonces concejal de Urbanismo, Raúl López, contestó a la queja de Pedregalejo que la Gerencia pediría la colaboración de los vecinos por si había que aumentar la lista de edificios protegidos.

Diez meses más tarde, la asociación no han recibido ni una llamada. Es más, el Ayuntamiento hizo caso omiso a la petición vecinal de protección y en junio autorizó la demolición de uno de los edificios más bonitos y antiguos del barrio en la avenida Juan Sebastián Elcano. Inexplicable. 

Lo dicho, que siga el espíritu navideño también para acabar con esta persistente tara que nos retrata como ciudad boyante en lo inmobiliario pero poco cultivada.