Los Baños del Carmen ya están protegidos como Bien de Interés Cultural

Ya es oficial. Los Baños del Carmen están protegidos como Bien de Interés Cultural (BIC), la mayor figura de custodia a la que puede aspirar el patrimonio español para garantizar su mantenimiento y cuidado.

El Consejo de Gobierno de la Junta de Andalucía ha acordado esta mañana, a instancias de la Consejería de Turismo, Cultura y Deporte, inscribir el Parque Balneario Nuestra Señora del Carmen, en Málaga capital, en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz como Bien de Interés Cultural, en la tipología de Lugar de Interés Etnológico. Un enclave que, según ha enfatizado la Junta en un comunicado, es el "único ejemplo conservado en la ciudad de balneario público de mar", así como un "testimonio inestimable" de la cultura de los baños del mar.

Así empezó la historia del Balneario de los Baños del Carmen: una fuente de vino y playas separadas

La Junta entiende que el balneario, ahora declarado Lugar de Interés Etnológico, se presenta como un "conjunto patrimonial de instalaciones ligadas a un paraje de costa donde se ha desarrollado una actividad que, en sus sucesivas etapas evolutivas, es una forma de vida, costumbre y cultura propia e identitaria de Málaga y de la historia de Occidente".

Asimismo, realza la "estrecha relación" que mantiene con la ciudadanía malagueña, que le ha convertido en "un paisaje simbólico ligado a su pasado y a la actualidad, con presencia de carga vivencial y memoria colectiva". Reconocido también como espacio social, destaca que es un "lugar centralizador, de encuentro, generador de relaciones sociales y asociacionismo ciudadano y vecinal, ligado a la historia y cultura malagueñas a través de hechos históricos y personajes destacados".

Por otro lado, Cultura destaca la vinculación del balneario con el equipo de fútbol del Club Deportivo Málaga, con los artistas de la nueva figuración malagueña de los 80, con poetas de la Generación del 27 como Emilio Prados y José María Hinojosa, con el periodista y poeta Manuel Alcántara o con la familia Pérez Estrada. "Este lugar ha sido escenario de novelas y música y ocupa un espacio destacado en blogs de viajes, guías de arquitectura y de turismo".

"Los Baños del Carmen es un rincón único de nuestra ciudad, cada vez más identificable de lo que es Málaga y, por tanto, era una obligación de esta administración, como competente de esa materia, la conservación y la preservación de ese edificio de principios del siglo XX para que pueda garantizarse que lo esencial no va a cambiar", ha señalado la delegada del Gobierno andaluz en Málaga, Patricia Navarro. "Otra cosa es que los usos vayan cambiando, pero tendrán que adecuarse a lo que entraña ser un Bien de Interés Cultural".

Navarro ha destacado que tanto el Ayuntamiento de Málaga como la Junta y el Gobierno de España siempre han sido muy "vigilantes" con este entorno aunque ha celebrado que ahora cuenten con esta declaración BIC para poder frenar "proyectos que no vayan en sintonía con el espíritu de esta declaración de Bien de Interés Cultural".

El Balneario

Construido en 1919, el balneario del Carmen -conocido también en Málaga simplemente como El Balneario- presenta dos áreas diferenciadas: la de los baños, con la playa de poniente, restaurante -que se ubica en el edificio principal-, terrazas y jardines; y la deportiva, o la de camping, con bosque de eucaliptos y la playa de oriente, detalla la Junta. Estos elementos dispares tienen identidad de conjunto, donde edificaciones y entorno natural son una entidad indivisa histórica, y como bien patrimonial, forman parte del mismo proyecto desde el origen y comparten el mismo uso.

"La cultura de los baños de mar ha hecho del Parque Balneario de Nuestra Señora del Carmen un espacio histórico en el que queda recogida la huella y memoria de la relación entre el ser humano y el medio natural en torno a la costumbre del baño y de las casas de baños o balnearios", recalca.

Esta cultura tiene su propia historia en Málaga, que se consolidó internacionalmente como ciudad balneario para la salud en la segunda mitad del siglo XIX, apareciendo, poco después de los primeros baños de mar, instalaciones no permanentes y con concepto tradicional de baño cerrado heredado de los baños de aguas termales.