Crónicas de la ciudad

La calle Abdías y su ‘espolón’ cinco años después

Desde 2019, cuando tuvo lugar la primera visita de esta sección, esta calle paralela de calle Altozano continúa huérfana de un poco de ordenación municipal

Esquina de la calle Abdías con un peligroso saliente.

Esquina de la calle Abdías con un peligroso saliente. / A.V.

Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

Hace algo más de 5 años, en febrero de 2019, esta sección compartía la experiencia de cruzar la pequeña calle Abdías, una vía de nuestra capital que homenajeaba, por cierto, al profeta del Antiguo Testamento más parco en palabras, puesto que se le atribuyen sólo 21 versículos, los que forman su libro profético, un ejemplo pionero de ‘libro de bolsillo’ allá por el lejano siglo IX antes de Cristo. 

Es paralela esta vía, en su gran mayoría peatonal, con la calle Altozano y se encuentra al pie del Ejido, como estrecha continuación de la calle Diego de Siloé, de la que hablamos hace unos días por la alegría con la que se aparca encima de las aceras desde tiempo inmemorial.

El problema de la calle Abdías, suponemos, tiene que ver con la de años que no la recorre un alcalde de Málaga, pues estamos seguros de que, de haberlo hecho, de inmediato habría ordenado unas mínimas medidas para frenar el desbarajuste. 

Parece que no ha sido así en estos últimos cinco años, por eso el lateral izquierdo si vamos en dirección a la calle Chaves, donde desemboca, parece haber recibido la dentellada de alguna excavadora que dejó el trabajo a medio hacer. 

El saliente, en la esquina de calle Abdías.

El saliente, en la esquina de calle Abdías. / A.V.

Tarea tiene desde luego el Consistorio para reordenar este cutrerío, empezando por el símbolo más llamativo de esta profética calle, un espolón que sobresale en una esquina y que una noche oscura puede noquear al paseante más despistado. 

Es la evidencia de que queda mucho por hacer, pues el espolón parece salir de un murete que continúa por la calle, pero al mismo tiempo, hay un buen tramo de este paseo peatonal, en realidad la parte final de calle Diego de Siloé, a la espera de un segundo murete que contenga el desnivel que forma con un aparcamiento privado, del que asoma hasta una lengua de asfalto. 

El final de la calle Diego de Siloé, junto a la calle Abdías.

El final de la calle Diego de Siloé, junto a la calle Abdías. / A.V.

La situación mejora, eso sí, pasado este peligroso espolón, auténtica proa de un rincón de Málaga a medio remendar, porque se abre un pequeño espacio que el Ayuntamiento ha aprovechado para plantar algunos árboles. 

Si seguimos por el paseo llegaremos a la esperanzadora recuperación que de una parcelita ha hecho el huerto urbano La Yuca, cuyas paredes exteriores están aderezadas por los dibujos infantiles de Lagunillas, la Cruz Verde y la Cruz del Humilladero, coordinados por Fantasía de Lagunillas y el programa Caixaproinfancia.

En suma, los colectivos sí que se organizan y hacen lo que pueden pero en esta calle falta el empuje municipal para terminar de remendar este pasaje al que le falta un herbor urbanístico. Como diría el escueto profeta Abdías: ánimo. 

(Mañana, la otra cara de la moneda, a pocos metros de esta calle).

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