Entrevista | Carmen Vaquero Cañestro Decana de la Facultad de Ciencias de la Educación de la UMA

«El ajuste del presupuesto hace que tengamos que ser más creativos para garantizar el impulso de la facultad»

La situación económica de la UMA afecta a todos los centros pero en Ciencias de la Educación no parará grandes proyectos, según su nueva decana, que pone el diálogo como el primer gran eje de su proyecto

Carmen Vaquero fue una estudiante de Bellas Artes atípica que tenía claro que su vocación era la docencia y, en concreto, la universitaria

Entre sus retos está fortalecer la relación de esta facultad con los centros educativos donde los alumnos realizan las prácticas, las entidades sociales y todo el entorno. Aunque cada año faltan plazas en Educación, no es partidaria de ampliarlas «porque iría en detrimento de la calidad»

Carmen Vaquero, en la nueva Aula Experimental de Ciencias de la Educación, donde hace unos días tomó posesión de su cargo.

Carmen Vaquero, en la nueva Aula Experimental de Ciencias de la Educación, donde hace unos días tomó posesión de su cargo. / Álex Zea

Carmen Vaquero es la nueva decana de Ciencias de la Educación, una facultad referente en la Universidad de Málaga con más de 30 años de existencia y donde se forman los futuros docentes de Infantil y Primaria, entre otros grados que suman unos 4.000 alumnos. Afronta el reto con «ilusión y respeto», con un equipo mayoritariamente femenino, reflejo de un estudiantado también con mayoría de mujeres. Entre los hándicaps del camino de seis años que ahora inicia, destaca el ajuste presupuestario que ha tenido que hacer la UMA este curso.

Acaba de tomar posesión de su cargo en una facultad clave porque forma a los futuros docentes, ¿qué modelo de decana va a ser?

Yo he vivido un modelo de facultad aquí durante muchos años que para mí ha sido un referente absoluto. Siempre digo que he tenido una maestra excelente, que es la anterior decana, la actual vicerrectora de Cultura (Rosario Gutiérrez), y ella, recibiendo a su vez el legado de Kiko Murillo, el decano anterior, ambos han generado un modelo de decanato abierto completamente. Esta puerta está abierta al alumnado porque entendemos que el diálogo es la base del entendimiento, del encuentro ,y por supuesto, en nuestra posición de servicio público no lo concibo de otra forma. Queremos reconocer ese legado y lo hemos hecho visible, queremos darle el reconocimiento que merecen esas personas, a las que además se suma el decano en funciones, que fue Antonio Ortiz. Para nosotros ese es el modelo por el que apostamos. A partir de ahí hemos planteado estrategias específicas que nos permitan potenciar ese modelo, no quedarnos solo en ese reconocimiento y cuidado. Lo haremos estableciendo un diálogo cercano con el alumnado a través de estrategias clave. La idea es que la facultad y la experiencia formativa que viven aquí sea una oportunidad de interiorizar un modelo que puedan transferir a su vida profesional, a su futuro profesional en cualquier contexto. Y eso pasa por un diálogo, por una coordinación, por la escucha, por la atención, por fortalecer los lazos entre alumnado, por supuesto, pero también profesorado, PTGAS, quienes componen la facultad. Cuando planteábamos el diseño del proyecto partíamos de cinco claves. Y el diálogo es la primera, pero es que además luego hablábamos de un proyecto vivo en el que queremos hacer fases, hacer dos paradas en el camino de estos próximos seis años para trabajar con la comunidad y a partir de ahí ajustar el proyecto de forma que sea coherente con la demanda y con las visiones de todos y todas. También hay otro elemento que casa muy bien con eso que estábamos hablando de centro cercano, que es la importancia de habitar la facultad. Que este no sea un lugar de tránsito, sino que entiendan que es un espacio educativo y cultural que ofrece y que genera entornos y lugares de encuentro en diferentes facetas, en las que yo puedo formarme a muchos niveles, de una forma mucho más global. Esa es, sin duda, la máxima de nuestro proyecto.

Un buen docente tiene que tener sensibilidad y una mirada de la infancia abierta y no estereotipada

¿Cómo llega una doctora en Bellas Artes por la Universidad de Sevilla al decanato de Ciencias de la Educación de la UMA?

Mi trayectoria es muy particular, quizás no es la habitual o la normativa, pero es otra trayectoria posible. Yo estudio Bellas Artes en la Universidad de Sevilla. La verdad es que era una joven un poco atípica en un contexto como Bellas Artes. Porque el perfil general, el propósito, es dedicarte a la creación artística. Pero yo tenía claro que quería dedicarme a la docencia. Es más, en mi esquema ya estaba la docencia universitaria porque me maravillaba la idea de aprender y compartir conocimiento, experiencia, con iguales, con gente adulta. Recuerdo una mañana, en tercero de carrera, que entró en clase la que luego fue la doctora de mi tesis, la catedrática Rita del Río. La vi y dije «yo quiero hacer lo que ella hace». Jamás me planteé que pudiera terminar en un cargo de gestión como este, pero sí tenía una vocación docente sin duda.

Quieren continuar el legado de sus antecesores, ¿cuáles son sus planes para ello?

Ha sido un proceso muy reflexivo. El primer eje es el diálogo porque, como decía antes, no concibo un proceso entre seres humanos que no parta del diálogo. Otro elemento que ya menciono también es el proyecto vivo, que eso quiere decir al final que la comunidad debe ser partícipe de ese viraje necesario que en un momento determinado haya que hacer del propio proyecto de la facultad. En cuanto al concepto de habitar la facultad es sentir que el espacio es propio. En todos los entornos de trabajo, cuando estamos muchas horas, decimos que son nuestra segunda casa. Nosotros queremos reconvertir eso: ya que es nuestra segunda casa, vamos a hacerle un lugar confortable. Un lugar en el que más allá de la clase me apetece quedarme porque hay un evento en el que quiero participar o que yo mismo he propuesto, sea estudiante o de otro perfil. Habitar la facultad es una de las cosas que más nos gustan y nos ilusionan.

Es importante habitar la facultad. Que no sea un lugar de tránsito, sino un espacio educativo y cultural

También quieren hacer una facultad más abierta a la sociedad y al entorno.

Por supuesto. Hay una cuestión que asumimos como una responsabilidad y es que hay que fortalecer sí o sí, aunque no me gusta ser taxativa, la relación de la facultad con centros educativos, con entidades sociales, con todo el entorno local del que se nutre y al que también nosotros como parte de la facultad, de la Universidad, tenemos que dar respuestas que contribuyan a su mejora. No tiene sentido formar a profesionales si esas relaciones no fluyen. Ahí hay mucho trabajo por hacer. Yo he sido anteriormente vicedecana de Prácticas y habitualmente decimos una frase que hemos interiorizado y es que las prácticas son el eje que vertebra las titulaciones. Por eso, tenemos que tener una relación muy fluida que nos permita de verdad garantizar que la formación de ese estudiante está coordinada desde los dos ejes y que se realiza de la mejor forma posible. Uno de los retos que tenemos desde hace mucho tiempo es generar una red de centros estable, pero realmente es muy difícil. Porque entre otras cosas intervienen otras delegaciones. La cuestión es que incluso una asociación pequeñita que contribuye recibiendo a dos o tres estudiantes sienta que tiene que aportar. Por otra parte, hay un último eje para el que se ha generado un Vicedecanato específico que hemos llamado Cultura, Vida Universitaria y Compromiso Social.

¿Cuáles son las necesidades más urgentes que tiene la Facultad de Ciencias de la Educación?

Una de las necesidades más imperiosas que hemos tenido en los últimos años ha sido con la marcha de Psicología, pero después de mucho trabajo y de mucha espera, tenemos una facultad exclusivamente de Ciencias de la Educación. Teníamos muchos espacios que había que habilitar y reconvertir. Hemos hecho mucho. Ahora estamos con la Sala Violeta (un espacio cultural y expositivo), que esperamos terminarla en breve. Tenemos pendientes dos aulas que necesitamos. Tenemos una necesidad de espacios importante y hay que estar haciendo siempre ajustes.

¿El ajuste que ha tenido que hacer la Universidad de Málaga, con un presupuesto prorrogado y con casi 15 millones menos, va a afectar a Ciencias de la Educación?

Afecta a todos los centros, indudablemente. La realidad es que estamos viviendo un momento muy complejo y delicado pero que yo entiendo que es transitorio y por eso hay que hacer un esfuerzo extra. Pero, claro, hay cuestiones que requieren un presupuesto de partida. Estamos tomando medidas que no esperábamos tomar porque son necesarias, porque el presupuesto es el que es. Pero, por otra parte, en este tiempo que, ya digo que espero que sea transitorio, entiendo que hay que ser quizás más creativos que en otras ocasiones y buscar alternativas que nos permitan garantizar el impulso de la facultad, de nuestros títulos, la mejora de la formación y , por supuesto, ser fieles a ese posicionamiento que decía de cercanía, de diálogo y, además, a las propuestas que lleva el equipo. Es un reto importante, claro que sí, pero yo lo estoy concibiendo como una parada, vamos a coger aire, vamos a reajustar y a partir de aquí, pues, repensaremos. Es cierto que en nuestra facultad, gracias a que se han desarrollado todas esas cuestiones de infraestructura, ahora tenemos la garantía de que los espacios están, que nuestros estudiantes tienen espacio donde recibir esa docencia.

¿No esperan entonces tener que parar grandes proyectos?

No, ahora mismo no. Es verdad que esa situación afecta, afecta al funcionamiento de la facultad, al funcionamiento de los departamentos... Pero hay cosas que podemos acometer, como una actividad para el Día del Libro que estamos planteando. Al final, en cierta medida, también son las cosas que nos interesan. Aunque, claro, nos encontramos con una hándicap que es importante.

¿Está prevista la puesta en marcha de nuevas titulaciones en Educación en los próximos años?

Sí. En el mapa de titulaciones que ha ofertado la Junta se han concedido el 100% de las propuestas y en Educación tenemos el Máster en Aprendizaje de Idiomas Mediante Tecnologías Inteligentes, el Máster en Investigación e Innovación en Educación Física y el Programa de doctorado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte.

Carmen Vaquero será la decana de Ciencias de la Educación durante los próximos seis años.

Carmen Vaquero será la decana de Ciencias de la Educación durante los próximos seis años. / Álex Zea

Esta es una facultad que siempre tiene mucha demanda. ¿Les faltan plazas?

Tenemos unos grados muy demandados, partimos de esa realidad. Hay muchos jóvenes que se quedan fuera. Pero por otra parte, está la realidad de la facultad, que es que hay grupos muy numerosos y en ocasiones eso colisiona con el modelo formativo que la facultad entiende que es el mejor. Nosotros no trabajamos como en otros centros o en otras titulaciones por clases magistrales o metodologías que requieran otro tipo de sistema. Nosotros estamos hablando de otro tipo de metodologías, donde la participación del alumno se hace en grupos y a veces es realmente difícil gestionar eso con los grupos. Yo entiendo que la oferta no debe ni puede ampliarse. Es una decisión que creo que iría en detrimento de la calidad formativa que tenemos la responsabilidad de dar a los estudiantes.

Sin embargo, en los últimos años, se evidencia una falta de docentes. ¿Hay una falta de motivación a la hora de ejercer o cuál es el problema?

En absoluto. La clave no está ahí. Como profesora, ya no desde este rol de gestión, he detectado cómo hace muchos años venían chicos y chicas que Educación era su x opción, incluso su tercera opción, o que tenían una imagen estereotipada de ciertas titulaciones. Sin embargo, ahora mismo solo hay que ver las notas de corte como están subiendo y que cada vez contamos con alumnado con una vocación más marcada desde primera hora.

¿Qué cualidades diría que tiene que tener un buen docente?

Para mí un buen docente tiene que tener sensibilidad y una mirada de la infancia abierta y no estereotipada. Generalmente, los alumnos tienen una idea muy, valga la redundancia, infantilizada de la profesión y muy reduccionista de la infancia. Muchas veces, antes de iniciar lo que sería el propósito formativo o esas metas que nos proponemos como docentes, el trabajo es de deconstrucción, de deconstrucción de ideas estereotipadas.

La inteligencia artificial está aquí y puede ser un potencial recurso que tenga nuestro alumnado para muchas cosas

¿Cómo se ve en Ciencias de la Educación la irrupción de la inteligencia artificial?

En esta cuestión vamos a encontrar voces muy diferenciadas, pero yo me sumo a la voz que entiende que la realidad en la que estamos no la podemos negar y que hay que asumirla. La inteligencia artificial está aquí y puede ser, al final, un potencial recurso que tenga nuestro alumnado para muchas cosas. ¿Qué pasa? Que hay que trabajarlo de forma crítica. Igual que hacemos con las redes sociales. Al final, nuestro propósito es formar a profesionales reflexivos y críticos.

¿Cree que la IA, los robots, podrían sustituir de alguna manera al profesorado?

Por supuesto que no. Además, nosotros entendemos que la docencia tiene que ser presencial, que en el ámbito de las relaciones humanas es donde se genera ese intercambio necesario para mi propia construcción. En los tiempos que corren y con el tiempo que adolescentes y jóvenes y niños y niñas están dedicando al uso de redes sociales, hay que buscar otro tipo de sistema relacional que vaya más allá de lo virtual.

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