Opinión | Málaga de un vistazo

De ley

Cerrar un trato estrechando la mano era suficiente hace mucho para que lo expresado fuera como escrito y vinculara a sendas partes, no solo en nuestra ciudad de tradición eminentemente comercial. Normalmente se cumplía el compromiso en base al honor y confianza de los participantes.

Hoy en día el concepto de compromiso está desvirtuado porque no vincula ni expresándolo de palabra ni por escrito, los juzgados están saturados de incumplimientos y ni queda honor ni hay palabra. Tal vocablo podría descomponerse quizá así: COMPRO-vendo, MIS, Obligaciones, para encontrarle su nuevo sentido. Ahora se compra y vende todo y las obligaciones que nos competen se mercadean para conseguir el rédito esperado, porque del honor ni se come ni se presume, pero del dinero y la posición que te proporciona sí y además nadie lo discute porque está asentado en la mayoría de la población, como algo asumido de manera subliminal gracias a años de política opaca, noticias y programas tendenciosos y una mala educación, que si no ‘rascas’ algo como sea -no ‘rascas cielo’- lo hará otro, pues tonto es quien teniendo la ocasión no la aprovecha…

Aún así, hay mucha buena gente con honor, de la que cumple con lo dicho, incluso con lo que piensa, aunque siento que hay que hacer campaña para volver a recuperar este valor que imprime respeto por uno mismo y por el prójimo. Debemos exigir una reforma educativa consensuada, legislación ágil acorde con el momento presente, no atender a quien emplea malas artes para ser el primero, ni en Urgencias…; que el esfuerzo y la rectitud en el obrar vuelvan a ser el modelo.

Es triste que el Estado negara a Málaga la restitución de la Lex Flavia Malacitana porque nos serviría como ilustre hilo conductor con el que transmitir lo antedicho.

Resumiendo: ser de ley.