Opinión | TRIBUNA

A todo ciudadano le llega su Guaro

Lo bonito de los pueblos es que lo mismo te dan una caja de tomates que dos hostias. Yo en el mío estoy en tablas, creo que en la tanda de penaltis me caerán unas manzanas.

Eso mismo debió pensar el único alcalde de Ciudadanos en la provincia de Málaga cuando, después de dos años como primer edil de la iluminada Guaro, se entera de que en realidad todo había sido un sueño, que no era alcalde y debía someterse de nuevo al criterio de los concejales electos del municipio. Nunca se conoció antes siesta igual.

Y es que, mientras Marín hace de mozo de espadas con Moreno, una concejala del PP le hace la puñeta al único (se desconoce si el último) de Cs que gobierna por estas tierras. Sembrando futuro.

La cuestión jurídica es bien curiosa: todo lo acontecido, votado, rechazado y designado sería nulo, pero también recuperable vía ratificación. ¿Y si no se ratifica? ¿Y si Guaro se queda sin alcalde porque este no despierta? Este jueves rompe aguas (escasas, por temporadas, en el municipio) y veremos que votan incluso los ciudadanos de Cs. Un vecino cachondo le dijo al hoy exprimer edil en una taberna que no olvidara que Joselito ganó a Belmonte porque aquel murió en la plaza (de Talavera).

El art. 23 de nuestra Constitución ha dado muchos dolores de cabeza a regidores/as que no entienden que, además de la urna, hay que respetar la ley; y, en ocasiones, con dolo, alevosía y nocturnidad, se meten en pozo ajeno, que en este caso es el común. Lo cierto es que es un artículo bien bonito que nos recuerda que la gente, a través de sus representantes, forman parte de la cosa pública y en ningún caso les es ajena, es decir, que el voto no es en blanco para los elegidos.

Saber derecho administrativo cuando se está en las instituciones viene muy bien, pero no es imprescindible (ese cometido es de los técnicos, fundamentalmente). Sí lo es el sentido común y el bien hacer (en las cosas y en las personas); y para muestra de lo segundo, el botón de los trabajadores despedidos por el alcalde anulado (por boca del Tribunal Supremo), que rescatados por la luna mora vuelven a serlo al menos hasta el jueves.