Opinión | FINANZAS PARA JÓVENES

La ministra Calviño anuncia en la Facultad más antigua de Málaga un nuevo modelo económico

Suelo escribir mis crónicas económicas para #lasagaNadia con cierta retranca, con ritmo, con descaro, vertiendo opinión en base a modelos económicos, no libre de error, aunque también se colará algún acierto. Son artículos con alegría y humor, con rabia a veces, con carencias, con pasión. Pero siempre con humildad, respeto y mucha información, la misma que necesitan nuestros jóvenes. Para nosotros, escribir sobre economía y finanzas es una obligación. Nuestro querido profesor Vicente García Martín decía que la universidad debe ser una fuente de pensamiento y que estamos obligados a opinar, a razonar, a transmitir. Él, a su forma, seguro que lo seguirá haciendo. Una difusión que, en ocasiones, se vuelve injusta pues, más allá del sesgo en el análisis, la etiqueta que rápidamente cuelga de tu muñeca también se sirve en bandeja fría. Se cose con hilos de venganza, cual cangrejo de río posado en plato frío. Cuestionar, o simplemente insinuar, la existencia de algún desequilibrio o incorrección en la medida económica adoptada merece una purga. Indulgencia. Y es que ya no eres mi amigo, no me haces gracia… Pues bien, qué tendrá que ver esta introducción con lo que viene ahora. Nada, pero de alguna forma tenía que empezar el artículo, ¿no? Por favor, no sea tan impaciente. Relájese. Usted ya sabe que yo no doy puntada sin hilo.

Más años que ‘las llaves de un castillo’ llevaba sin aparecer un ministro de economía por nuestra Facultad de Económicas: la ministra Nadia Calviño lo hizo el pasado lunes en un aula de grados abarrotada para debatir con los alumnos sobre el futuro de nuestra economía. Un día en el que tanto liberales como progresistas sintieron cierta emoción. Ahora, no solo recordaremos las fiestas de la primavera en el parking de Económicas, nuestras retinas también conservarán el desfile de la ministra por la alfombra roja de la Facultad más antigua de Málaga. Una alfombra que, en esta ocasión, se ha transformado en un fabuloso mural, marca Idígoras, y en una no menos maravillosa secuencia artística, made in Suárez-Chamorro. El escenario estaba presto y dispuesto. Todo listo. Nadia aterriza, se sienta. Empezamos.

La ministra confirma el fin de un ciclo económico, pero… ahora después vamos a eso. Antes, un repaso rápido por el mapa macro actual que sobrevive tras el durísimo e intenso golpe que ha supuesto esta pandemia. España, tristemente, ha sido de las economías avanzadas que sufrió mayor caída y también será la que más tarde en recuperar sus niveles precoronavirus. Una situación macroeconómica que se ha comportado de forma totalmente inestable, incierta y a merced de las continuas olas y restricciones que, por otro lado, hacían cada vez más latente la gran exposición de nuestro país al sector turístico y sus exponenciales efectos multiplicadores. Andábamos con camisa de fuerza. Pero, finalmente, la disciplina tiene premio. Nuestro alto nivel de vacunación y una vuelta a la normalidad siempre de la mano del que nunca falla, el sol, nos muestra que si la recuperación internacional es robusta y persistente (seguimos muy dependientes de nuestra exportación de servicios), significará que España será el país que más crezca de Europa. Mientras aparecen nuevas alternativas para nuestro modelo productivo, seguimos, por suerte, disfrutando del mejor sector turístico del mundo. Y lo es por variedad, singularidad y calidad. Este insuflará con mucha fuerza de nuevo nuestra balanza comercial.

Minuto 12. La ministra nos daba otro dato revelador: los 140 mil millones de nuestro paquete de ayudas, y que recibiremos fraccionadamente hasta 2026 (la mitad a fondo perdido), supondrá la misma cantidad que hemos percibido en los últimos 30 años, prácticamente desde nuestra incorporación en la UE. Un paquete que también incluye un conjunto de leyes reformistas para la universidad, la ciencia, el crecimiento empresarial, las startups, el área concursal o la formación profesional, entre otras materias.

Pero la charla dejó otras interesantes reflexiones. Una de ellas es la más que evidente suerte de desacople entre nuestros modelos teóricos y la realidad económica. Como ejemplo, los continuos errores en los indicadores de estimación. España, en palabras de Nadia, abre el camino a un nuevo modelo económico e intelectual, que se ha visto reflejado en los mecanismos de respuesta a esta crisis. La ministra nos recuerda el fin de un sistema económico que estalló con la anterior crisis financiera y que el shock actual ha terminado de confirmar sus carencias. Un modelo, el capitalista, que ha traído bienestar, riqueza y prosperidad, pero también mayor desigualdad, un nivel de paro estructural bastante elevado en la mayoría de los países y una serie de burbujas cíclicas que han provocado la vuelta urgente de las políticas keynesianas. Aunque no es menos cierto que esa prosperidad, que todos perseguimos, precisa de libertad. Una libertad que saca lo peor del ser humano. Conviene recordar que factores como la codicia, la ambición o la corrupción pueden arruinar cualquier modelo económico, pero, por otro lado, abusar del intervencionismo y la expropiación entristece y genera enormes retrasos en cualquier economía que se precie. Sobre esto habrá opiniones para todos los gustos.

En definitiva, repensar el actual modelo sugiere formularnos, entre otras, las siguientes preguntas: ¿Puede un ducado decidir por toda una Europa ante el capricho del actual régimen de mayorías? ¿Es el momento de una profunda reforma parlamentaria en Europa? ¿Puede un país encarar una crisis arrastrando una desorbitada deuda? ¿Deben pagar más impuestos aquellos que más arriesgan, más se esfuerzan y, por ende, más triunfan? ¿Engordar nuestro sector público es lo que genera mayor bienestar o lo es dejar el dinero en el bolsillo del ciudadano en forma de menores impuestos? ¿Debe el Estado administrar la mayor parte de la renta nacional? ¿El coste marginal de aumentar nuestro sector público iguala el beneficio marginal que recibe el ciudadano? O, por último, ¿tiene sentido alimentar un modelo económico con shocks cíclicos que literalmente nos arruina o conviene, desde ya, corregir el modelo? Como decía la ministra, con palabras de Padoa-Schioppa, para cambiar el mundo el economista debe entenderlo previamente. Por eso somos economistas decía el bueno de Tomasso. Pues, en mi caso, conforme más estudio, leo e investigo, más me doy cuenta de que necesito un respiro (dejémoslo ahí). Menos mal que la NASA acaba de descubrir un planeta ‘gemelo’ de la Tierra en una zona habitable. Si no saben de mi en unos días, ya saben dónde encontrarme. + Responsabilidad = + Economía. #finanzasparaJovenes.

Profesor de Finanzas de la Universidad de Málaga