Opinión | El jugador número 13

Suena 'la más grande'

Una imagen del Unicaja - Real Madrid de hace algunas jornadas.

Una imagen del Unicaja - Real Madrid de hace algunas jornadas. / Gregorio Marrero

Vaya por delante que nunca me he considerado fan de Rocío Jurado, mi padre sí que lo era, a mí me va más el rock clásico, o el metal, pero a él le encantaba ese bellezón de época que fue la de Chipiona y su voz superlativa.

Digo que suena «La Más Grande» porque la situación de este Unicaja nuestro me ha hecho recordar a otro mito ya desaparecido, el gran Andrés Montes, cuándo canturreaba el estribillo del «Tengo miedo» en sus retransmisiones ante la amenaza de remontada de un equipo.

Lamentablemente, nuestro Unicaja no amenaza con remontar nada, sólo se empeña en repetir lo malo ya vivido. Aunque se haya pretendido cambiar de era con las llegadas de Ibon Navarro, Dejan Kravic, Matt Mooney y Cameron Oliver, y las salidas de Fotis Katsikaris, Norris Cole y Micheal Eric, este equipo en su nueva versión ha competido frente a un grande (Real Madrid), ha tenido una derrota in extremis (UCAM Murcia), ha vencido de forma solvente fuera de Málaga tanto en ACB como en BCL (Fuenlabrada y U-BT Cluj-Napoca) y ha dado todas las muestras de incapacidad posibles ante un rival de la zona de play off (Gran Canaria). En la era que se creía superada, lo mismo, y casi en el mismo orden (FC Barcelona, Gran Canaria, UCAM Murcia y Nizhny Novgorod y BAXI Manresa).

Se ha cambiado sustancialmente todo en la plantilla y lo cierto es que este plantel y el anterior merecen tanta confianza como un chimpancé con un revólver. Está claro que la FIBA BCL es inferior a la Eurocup por mucho que nos quieran vender otra cosa desde la planta noble de la Avenida Gregorio Diego, pero creo que peor es pensar que vencer a rivales como Ostende o Lavrio generan ilusión en el entorno, en lugar del alivio que supone no tener rivales como Partizán o Virtus.

Pese a que en Europa, entre la retirada del Prometey y el nivel de los rivales, se puede encauzar perfectamente el camino y conseguir algo que si nos lo venden como un éxito, sería otro error, la realidad obliga a tener otra mirada.

Y la realidad es que hablar de descenso no es ninguna idea descabellada, es tan real como que mañana el equipo tiene un compromiso en Flandes crucial para la siguiente fase de BCL. Pero queda en nada al ver la realidad y tener que priorizar la anteriormente presupuesta competitividad en ACB. Es triste, pero es mucho más real.

Aunque pueda parecer una broma de mal gusto, el Unicaja tiene a tres victorias al equipo que está inmediatamente por encima de él, el Breogán. Mientras, tiene con las mismas victorias, o a una o dos menos a todos los que hay entre el último puesto de la clasificación y la poco honrosa 12º posición ocupada.

Sí, es para tener miedo, sobre todo porque el grupo de jugadores que tiene Ibon Navarro a sus órdenes está preparado para cualquier cosa menos para ese desafío. Ya hemos comprobado de manera real, sea a las órdenes del vitoriano o con Fotis Katsikaris, que una gran mayoría de jugadores del equipo se ponen de perfil, evitando cualquier forma de compromiso en el momento que la cosa se pone complicada.

No pierdo de vista tampoco que una pieza tan importante como Jaime Fernández lleva fuera siete partidos y que Axel Bouteille fue baja en Las Palmas a última hora, pero si hablamos de lesiones, habrá que hacerlo también en los rivales, o lo mismo metemos dentro del cóctel a los árbitros. Entonces, sí que nos aburriremos mortalmente, perdiendo de vista la causa principal: no puedes reclamar respeto ajeno, cuándo hace tanto tiempo que en esta casa se perdió el respeto a lo que se hacía aquí.

Mientras tanto, quizá lo único que se puede hacer es apretar los dientes e ir a salvar inmediatamente la vida deportiva del club. Demasiados reclamos distraen de la situación real al margen de la cancha, no sólo para la plantilla. Aunque lo inmediato y lo urgente es pensar en arreglar lo antes posible el proyecto en ACB, y sí, personalmente, tengo miedo, por lo que pueda ocurrir dentro y fuera de la cancha.

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