Notas de domingo

Meigas con TikTok

Camino de Santiago

Camino de Santiago / Jose María de Loma

Jose María de Loma

Jose María de Loma

Lunes. De repente, un mundo desconocido. Entro a un Decathlon en busca de unas prendas deportivas y me sorprende la variedad de sudaderas, pantalones, calcetines, mochilas, chubasqueros que se pliegan, ponchos contra la lluvia, calzado inverosímil y adminículos varios. Y tan varios. No sé si extasiarme o salir corriendo. Pot cierto que el mundo de las riñoneras ha evolucionado y ya no son solo negras y de cintura. Sorprendente. Sopeso camisetas. Me compro unas gafas.

Martes. Entro a La Canasta cercana a Armengual de la Mota y me encuentro a Rafa Díaz, fotógrafo que fue de Sol de España y de la agencia EFE, gran amigo. Lo veo joven y con proyectos. Nos fundimos en un abrazo y recordamos la amistad que siempre le unió con mi señor padre. Me enseña una foto que le acaban de enviar, un pantallazo, con él en medio de Juanito y Curro Romero el día que éste le cortó la coleta al futbolista. La imagen está captada de un programa de Movistar sobre los Pichichis. En una mesa cercana me aguarda Claudia Luna Palencia, periodista, escritora, corresponsal en España de medios mejicanos y autora del libro para niños ‘El rescate de la tortuga Pepe’. Una hora de amenísima conversación mientras la vida ciudadana acontece fuera, en una mañana luminosa, con mucha gente que va y viene y con ese bullicio sinónimo de vida que tiene la jornada en algunos puntos de la ciudad.

Miércoles. Veo la primera entrega del documental sobre José María García. No imagina uno cómo era antes la radio, sin deporte a las doce de la noche, sin tertulias. Se recuerda a Martín Ferrand, inventor de tantos espacios radiofónicos, hombre culto y viajero, periodista polivalente. Parió Hora 25 de la Ser, hace décadas. Fundó Antena 3. A mí me gustaba mucho una columnita gastronómica que hacía al final de su carrera en un dominical. Se llamaba El almirez. Es curioso lo de los nombres de las secciones, de las columnas. Me gustaba mucho también Café Negro, de Néstor Luján; era en la contraportada de un diario barcelonés de los noventa. No estaría mal una que se llamara El ambigú. Mi director tuvo una que se llamó Pan duro.

Jueves. Los viajes tienen mucho de expectativas. Para unos ya la emoción comienza haciendo la maleta, cosa que a mí me estresa. Abro una que no usaba desde hacía tiempo y encuentro en ella un bono de hotel, un billete de metro, un folleto sobre una catedral. Es como un otro yo que resucita momentáneamente. Afloran los recuerdos de esa ciudad, de esos días, de esas inquietudes y certezas. La catedral era vulgarota.

Viernes. Mucha gente dice «me quito de en medio» sin ser conscientes de su lateralidad. Yo me he quitado de en medio y escribo estas notas desde un bosque de esos que retrataba Wenceslao Fernández Flores y que tantas páginas pudo inspirar a Álvaro Cunquiero. Caminante, sí hay camino y se hace bien con los amigos de toda la vida. Me digo y repito que no se trata de hacer ninguna maratón y pienso en el pulpo y el Albariño. En algo hay que pensar. La desconexión total resulta casi imposible pero en la lejanía de casa, uno relativiza muchos las cosas. Las meigas hoy en día tienen Tik Tok.

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