Zona Press

La banda del 10

El Unicaja +35 se proclama campeón del mundo FIMBA en Mar del Plata

El Unicaja +35, campeón del Mundo FIMBA

El Unicaja +35, campeón del Mundo FIMBA / La Opinión

Francis Tomé

Francis Tomé

El verano pasado, se disputó en Málaga el Campeonato de Europa FIMBA, una competición de equipos de baloncesto en categorías de veteranos. Unicaja presentó varios equipos a dicha competición. A Pedro Ramírez le encargaron la labor de gestionar y dirigir el equipo que Unicaja presentaría en la categoría +35, capitaneado por Carlos Cabezas y con un grupo de jugadores formados todos en la cantera de Unicaja. Pedro se acordó de mí y me llamó por si me apetecía acompañarle en esta aventura. ¿Quién se podía negar a acompañar nuevamente después de muchos años al mejor entrenador que he conocido y a entrenar otra vez a muchos jugadores con los que compartí vestuario cuando todos éramos más jóvenes?

A Antonio López Nieto, presidente de Unicaja y máximo artífice de que esos equipos de veteranos se formaran y compitieran, se le ocurrió prometernos que si algún equipo era capaz de ganar ese Europeo iría el verano siguiente a Mar del Plata (Argentina) a representar a Unicaja en el Mundial FIMBA de su categoría. No sé si lo dijo sabiendo bien lo que decía porque mandar a una expedición de tantas personas hasta Mar del Plata no es sencillo y mucho menos barato. Pero la realidad es que nuestro equipo le tomó la palabra al presidente y ganó aquel Europeo. Y López Nieto demostró ser un hombre que cumple lo prometido, hasta con agrado diría yo, a pesar de saber en el embolado en que se metía y nos mandó hace dos semanas hasta Argentina para competir en ese mundial de categoría +35.

Y hasta allí fuimos diecinueve personas, tras un viaje de treinta horas. Los jugadores iban con la misma ilusión que les sentía cuando eran júniors o cadetes e íbamos a jugar un campeonato de España. Y todos con la ambición de ganar aquella competición.

No fue fácil. Es más, diría yo que fue mucho más complicado que el Europeo del verano anterior. Todos un año más mayores, muchos fuera de forma y encima competir contra jugadores que realmente eran +35. En nuestro equipo sólo dos jugadores son +35. El resto son todos +40. Pero ese detalle se ha suplido gracias a la calidad de nuestros chicos, que conocen el juego a la perfección y han sabido jugar en equipo asumiendo cada uno su rol, mucho mejor incluso que cuando eran jugadores de élite en categorías de formación o a nivel profesional. Y creo que esa ha sido una de las claves para ganar este Mundial: ser un equipo con 12 jugadores cada día aportando cada uno su baloncesto al equipo. La otra clave ha sido el enorme respeto de los chicos hacia los entrenadores. Ese respeto era recíproco por nuestra parte. Yo además añadiría que les tengo admiración y cariño, porque he compartido muchas horas de cancha con muchos de ellos hace ya muchos años.

De todos ellos quisiera destacar a Leandro Ramírez, José Rojas e Ignacio Almarcha, que son parte muy importante de lo que se ha logrado y que por distintas razones no pudieron viajar con el grupo. Les hemos echado mucho de menos y son tan campeones como los demás. Y también a José Carlos Gaspar y Javier Jiménez, que sí viajaron, no pudieron jugar ningún partido por las normas del campeonato pero que, a pesar de eso, han sumado al grupo con absoluta generosidad y han estado muy presentes.

Por supuesto que no puedo acabar sin escribir sobre Fabián Plaza, un fisioterapeuta argentino que nos ha acompañado estos diez días allí. Imaginaos la importancia de su trabajo con un equipo de jugadores con cierta edad cuando se juegan cinco partidos en siete días. Él, además de tener a todos recuperados cuando aparecieron los dolores demostrando su valía en su profesión, se integró tanto en el grupo, sufrió tanto en los malos momentos o disfrutó tanto en los buenos, que se vino para Málaga en el corazón de todos. Antonio Morón, que ha llevado a la perfección a un grupo de tíos que no es nada fácil porque ya todos tienen una edad. Era brutal ver cómo hacían caso al bueno de Antonio. Os aseguro que su labor no era nada sencilla y la ha ejercido con destreza.

Y, por supuesto, a Pedro Ramírez, que ha dirigido al equipo con ambición y exigencia, pero también con maestría y respeto.

Sin duda que el líder del equipo es Carlos Cabezas. Juan Méndez apodó a este equipo la Banda del 10 por el número con el que juega nuestro líder. Y ha sido impresionante verle de nuevo jugar con ese nivel competitivo y ese gen ganador que no se entrena, se tiene o no se tiene, y que él ha demostrado que no se pierde aunque pasen los años. Alguien en Twitter puso algo así como que la profesión de Carlos es ser campeón del mundo puesto que fue campeón del mundo júnior, campeón del mundo absoluto y ahora campeón del mundo +35. ¡Algo impresionante! Ahora que no me oye nadie puedo tirarme el moco y contaros que Carlos Cabezas, el tres veces campeón del mundo, sólo me saca un campeonato del mundo. Y que soy un privilegiado por haber compartido dos de esos campeonatos con él.

Ha sido una experiencia letal. Y este equipo ha demostrado que es una garantía de éxito. Así que nosotros no vivimos del pasado y ya pensamos en el próximo Europeo de Pésaro. A ver si López Nieto recoge el guante, nosotros estamos dispuestos.