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¿Un soplo de esperanza para Julian Assange?

Los cuatro estadounidenses espiados mientras visitaban al fundador de Wikileaks argumentan que se violaron sus derechos a la privacidad, garantizados por la Constitución a todos los ciudadanos norteamericanos

Joaquín Rábago

Joaquín Rábago

Cuatro estadounidenses espiados mientras visitaban al fundador de Wikileaks, Julian Assange, en la embajada ecuatoriana en Londres, han presentado una demanda contra la CIA y su ex director Mike Pompeo.

Los cuatro – dos de ellos periodistas y los otros dos, abogados- argumentan que se violaron sus derechos a la privacidad, garantizados por la Constitución a todos los ciudadanos estadounidenses, estén en su país o se encuentren en el extranjero.

La demanda la presentaron ante un juez del Distrito Sur de Nueva York, quien decidió darle curso, lo que podría representar un soplo de esperanza para el preso más veterano y famoso del periodismo mundial.

Assange lleva desde abril de 2019 en la prisión londinense de Belmarsh después de que un nuevo presidente ecuatoriano rectificase una decisión de su predecesor, le retirase la condición de refugiado político y permitiese a la policía británica sacarle en volandas de la sede diplomática, donde había pasado siete años.

Gracias a las filtraciones de un ex analista del Ejército de EEUU , Assange pudo publicar 700.000 documentos con información “clasificada” sobre las guerras ilegales de la superpotencia en Afganistán e Irak, además de numerosos mensajes diplomáticos comprometedores para Washington, por todo lo cual el EEUU exige su extradición para juzgarle por espionaje y alta traición.

Mientras estuvo refugiado en la embajada ecuatoriana, Assange y sus visitantes fueron espiados por una empresa de seguridad española supuestamente al servicio de la CIA y que se dedicó no sólo a registrar todo lo que allí ocurría sino también a manipular los teléfonos para extraer información sobre todos los contactos y movimientos de esas personas.

El propio director de esa empresa, David Morales, declaró a un juez español que fue, por el contrario, un embajador ecuatoriano, mientras tanto fallecido, quien le pidió que grabara las conversiones de Assange con sus visitantes, algo que pocos se creen.

Si bien la CIA puede espiar a los ciudadanos de otros países, al tratarse de estadounidenses, únicamente habría podido hacerlo si ésos hubiesen conspirado con Assange para cometer algún delito, caso que evidentemente no ocurrió. Tal vez para sortear esas limitaciones encargó supuestamente del espionaje a la empresa española.

Según Kevin Gosztola, autor del libro “Culpable de periodismo: la persecución política de Julian Assange” (1), la admisión de ese caso por el juez neoyorquino es importante para el desenlace de ese caso y podría dar alguna esperanza a Assange.

El ex director de la CIA con el presidente Donald Trump, Mike Pompeo lleva a cabo una vendetta personal contra Assange por haber revelado éste al mundo no sólo las violaciones de los derechos humanos por miembros del Ejército de EEUU y de la CIA, sino también los métodos de espionaje ilegales contra otros gobiernos, entre ellos los de Rusia y China.

(1) Título original: “Guilty of Journalism: The Political Case Against Julian Assange”. Editado conjuntamente por The Censored Press y Seven Stories Press.

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