Tribuna

Juan no está, vuelva usted mañana

"Ya hay voces críticas al ralentí con el líder andaluz. Muchos piensan que tuvo su momento, y el papel de transición lo ha cumplido con nota más bien bajita, pero agradeciéndole los servicios prestados. No tiene sentido que se pida que lo deje; Juan ya no está"

El PSOE de Málaga aguarda con expectación los cambios ‘cocinados’ por Juan Espadas

Juan Espadas, en el Senado.

Juan Espadas, en el Senado. / Europa Press

Javier García León

Javier García León

En estos días de encuestas endiabladas y cambios en la dirección federal, el huérfano PSOE de Andalucía se lamenta de los atracones navideños, de la ingesta de «gobiernos en la sombra» y del salto (al vacío) a nuevas tareas para salir más en la tele, como espetó Juan Espadas, actual portavoz en el Senado y, por ende, ausente de las labores propias de su cargo orgánico.

El fruto del árbol envenenado como doctrina, de la que reconozco abuso (véanse otros artículos sobre la materia), hace que la imposición, perdón, la propuesta en Málaga de quien a su vez había sido impulsado en Andalucía, hace que la contaminación, el desánimo, la pereza y un poco el pudor de los afiliados del PSOE en el sur empiece a supurar sin visos de cura a corto plazo.

Ya hay voces críticas al ralentí con el líder andaluz. Muchos piensan que tuvo su momento, y el papel de transición lo ha cumplido con nota más bien bajita, pero agradeciéndole los servicios prestados. No tiene sentido que se pida que lo deje; Juan ya no está. Desde el momento en el que pide la portavocía del Senado, pierde la autoridad dialéctica para con Andalucía, abandonando la autonomía de una voz que debe ser propia para abrazar, según él, más popularidad. Si se trata de salir más en la tele, hay decenas de programas idóneos, desde ‘MasterChef’ a ‘First Dates’, pasando por el de Juan y Medio, ya por acercarnos más al territorio.

Los números que hoy arrojan muchos críticos del partido socialista son casi lo de menos. Más allá de las encuestas de los últimos días en Andalucía y de saber que se gobierna en la provincia de Málaga al 6,6% de la población, lo más doloroso no es lo que salió de las urnas, aunque lo agrava, sino la convivencia dentro de un partido que debe ser garante de derechos de una mayoría que ya no está, se fue. En Málaga, donde el PSOE celebró por todo lo alto la noche electoral del 23J la pérdida de un diputado y dos senadores como si hubiesen ganado las municipales o la ‘Final Four’, (y donde también se perdieron 2 concejales en la capital y 7.893 votos, así como otros tantos en la provincia que los alejaba de ayuntamientos, mancomunidades y diputación) se pasó de «la culpa la tuvo Sánchez» a «menos mal que estaba Pedro».

En la agrupación provincial, y quizás también en la federación regional, se reconoce en privado, y cada día más en público, que se erró en una decisión compartida y fruto de una lealtad no siempre bien entendida, cuyas consecuencias tienen reflejo en lo que ocurre dentro y fuera del Partido Socialista. El apoyo abrumador en el pasado proceso provincial no reflejaba el sentir real de la militancia malagueña, pero sí la preocupación y la urgencia por salir de una fase convulsa y confusa en la que se encontraban los de Fernán Núñez (sede provincial) y no menor los de San Vicente (sede regional).

En breve se abrirán los congresos regionales de los socialistas en la Comunidad Valenciana y Extremadura, y no son pocos los que creen que el de Andalucía no debería postergarse para el tiempo del proceso ordinario que tocaría ya en 2025. La preocupación creciente no es por la hipotética candidatura a las elecciones autonómicas de 2026, sino por el clima -frío polar- que sienten los simpatizantes y afiliados del PSOE en la región y también en Málaga. Se vive, pero no se convive, como para generar un ambiente que pueda contagiar entusiasmo e ilusión a miles de votantes moderados de izquierdas que lo han dejado de ser.

Mientras Juan quiere tele, los andaluces sufren en silencio las listas de espera en la sanidad que un día llevaron al PSOE a la oposición. Si usted va a un centro de salud o llama a Espadas, obtendrá la misma respuesta: vuelva usted mañana.